Franco Mosso Cobián | EDUCACCIÓN
No es común que terminemos un curso cantando una canción con el profesor, pero fue una esperanzadora manera de terminar “Repensando las políticas docentes: el hombre sabio, la montaña, y el niño”, con Oon Sen Tan, del Instituto Nacional de Educación, la institución más importante en Singapur de desarrollo y formación docente.
En medio de las lecturas, los proyectos, y los cursos para este semestre, recibí un mail hablando de este curso que se abría, y mi mente comenzó a correr: “¡ESO! Aprender a profundidad del sistema educativo de Singapur, ¡esto es!”. Viniendo desde el Perú, y habiendo trabajado en su sistema educativo por algunos años, a menudo he escuchado sobre el éxito educativo de países en el otro lado del mundo. Para mí personalmente esto ha reflejado mi relación con el básquet. Yo me volví fan de ese deporte cuando era niño y escuché sin parar sobre Michael Jordan. Escuchas que está entre los mejores de la historia, miras sus partidos, sus disparos de último minuto para ganar el torneo, los comerciales alrededor de él como ícono, pero nunca terminas de estar seguro de cómo es ser Jordan como persona. En este caso, como también soy un fan de la educación, “Jordan” se convirtió en “Singapur”, y nunca había conocido a nadie que trabajara en el sistema de allá, así que luego de una apasionada postulación de una cara (y de una pequeña celebración por ser aceptado en el curso), estaba sentado con 13 de mis colegas de distintos programas de la escuela de educación.
El curso valió la pena. Tuvimos 3 sesiones en las que revisamos 9 áreas clave de la política docente: los factores próximos (reclutamiento, compensación e incentivos, formación inicial y estándares de certificación, estructuras de desarrollo de carrera, y desarrollo profesional a lo largo de la vida) y los factores ecológicos (accountability, gestión de la performance y evaluación, liderazgo escolar, simbolismo, coherencia de la política, y orientaciones futuras). No sólo emergí del curso con una visión ampliada de la política docente, sino que también saqué otras lecciones más profundas:
- Alianza: ese país continúa innovando porque cada actor está involucrado en el proceso. El Ministerio, el Instituto Nacional de Educación, y las escuelas, están en constante comunicación y tienen un sitio en la mesa para diseñar –e implementar exitosamente– el desarrollo docente.
- Ritmo: el profesor no es visto sólo como un implementador de la política o un ejecutor, sino que es visto primordialmente como un aprendiz constante, como sus estudiantes. No se espera que en la formación inicial se construya toda la capacidad necesaria para tener éxito como profesor en el aula, sino se busca construir las competencias esenciales a partir de las cuáles se construye mayor maestría a través de la formación en servicio y mentoría. El profesor crece de ser un facilitador/instructor efectivo a ser un líder transformador y colaborativo.
- Parsimonia: para fomentar efectivamente el cambio en la pedagogía, Singapur redujo su Currículo Nacional en 20%, brindando más espacio para la pedagogía basada en resolución de problemas, proyectos, creatividad, reflexión, aprendizaje basado en servicio, sólo por mencionar algunos tipos de experiencias. Esto permitió que los docentes tengan más espacio para innovar y evitar la sobrecarga curricular.
- Personas: a los docentes se les invita a desarrollar su propia identidad docente, basada en valores y en profunda reflexión. La formación inicial involucra actividades como “conversaciones enfocadas” y “e-portafolios” donde se incentiva que el docente capture, desarrolle, y cuestione sus creencias emergentes. En otras palabras, no sólo se trata de saber técnicas, estrategias o marcos teóricos.
- Perseverancia: el sistema verdaderamente tiene vehículos de aprendizaje para toda la vida profesional del docente, para que crezca a lo largo de los años. A veces, no se trata de tener un “ingrediente secreto” en las sesiones de aprendizaje con los docentes, sino de cómo brindar acceso a retroalimentación constante para construir su práctica, así como de oportunidades para reflexionar de manera guiada.
- Finanzas (¡no tengo más palabras con la letra P!): aprendí que todo cambió cuando los docentes comenzaron a ganar por encima del promedio del servidor civil en el país. De ahí en adelante, la composición de postulantes a ser profesores públicos cambio para siempre.
Para la cuarta y última sesión tuve el privilegio de escuchar las ideas de mis colegas, quienes habían reflexionado de cómo esto aplicaba a sus contextos. Aprendí de las ideas sobre formación docente en campamentos de refugiados en África, la relación entre mindfulness y formación docente, cómo elevar la imagen docente de maneras innovadoras, cómo cambiar la estructura de bonos para lograr mejor retención, y varias otras reflexiones muy bien pensadas sobre el tema. Estoy agradecido por ello también.
Ahora, algunas personas dirían: “¡pero los contextos son tan diferentes! Hay esto, y aquello; no es aplicable”. Sí escucho eso, pero humildemente ofrezco que cuando sólo nos permitimos pensar así, indirectamente podríamos estar reforzando las razones por las cuáles algo no puede pasar, en lugar de las razonas por las que sí. Yo argumentaría que vale la pena también pensar “¿de todo lo que he aprendido, qué es posible hacer en mi país? ¿Qué podríamos hacer, de manera adaptada, para que funcione?” y quizás más importante, “¿quién debería estar sentado en la mesa para llevarlo adelante?”
Así que aprendí todo esto, y al final, cantamos. Yo no conocía la canción, pero me lancé no más, aunque quizás no con mi voz más poderosa. Y vi algunas lágrimas en los ojos de mis colegas. Y me movió terminar así, en este curso, alistándome para ir a casa y continuar trabajando.
Cambridge, Massachusetts, 21 de mayo de 2019