Edición 54

La pedagogía del don: gran ausencia en la educación contemporánea

Toda relación personal empieza con una mirada atenta al otro, a sus emociones mientras navega por el mar del aprendizaje

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Roberto Barrientos / EDUCACCIÓN

Lo que nos hace ser humanos es la capacidad de pensar en el otro y salir al encuentro del otro cuando nos necesita. Un Yo que se encuentra con un Tú para formar un “nosotros” en el marco de un desafío común. Sabemos que las instituciones que tenemos, en muchos casos, no poseen el valor que defienden. Al punto de, en diversas ocasiones, llegar a pervertir el valor que defienden. Por ejemplo, la institución escuela no ha logrado responder a los desafíos y necesidades de los jóvenes. Uno de los signos más claros de este fracaso es el aburrimiento omnipresente en los salones de clase. Otro signo son las altas tasas de desempleo en nuestros países y la insatisfacción de las personas con su propia vida. La educación traía la promesa de iguales oportunidades. Promesa que se convierte cada vez más en decepción. Luego de 11 años de exposición al sistema educativo (en algunos países hasta 14) no se ha logrado ayudar a las personas a que sean mejores ciudadanos, obtener mejores empleos, ni mejores personas que cuidan a sus semejantes.

Por ningún ángulo la escuela ha logrado ni está logrando su cometido. En mi opinión, porque ha omitido algo tan simple como es el vínculo esencial que debe existir entre personas previo a cualquier acción. Por que se ha omitido lo que siempre estuvo presente en las comunidades más primitivas, el que sabe enseña al que no sabe sin importar su rango y rol todos educaban. Este compartir lo que se sabe se realiza en un marco de donación. En el momento en el que se empieza a desarrollar la institución especializada a cargo de la educación se empezó a pervertir el fin de la misma.

El aprendizaje es un acto de donación, de amistad en el que el que sabe se encuentra frente a otro que desea ese saber y aquél dona lo que tiene o ha aprendido con desinterés. A su vez, esta otra persona, llámese aprendiz, se lleva el encargo de aplicar lo aprendido y dar gratis lo que recibió gratis. El docente en el sistema educativo convencional no puede dar esa relación uno a uno. Tiene muchos estudiantes, por eso es necesario que se apoye en los mismos estudiantes. Para ello es necesario que confíe. Las personas se comportan como las tratamos. Si se cree realmente en el potencial de cada estudiante, entonces lo harán. Serán otros mentores de estudiantes. La misma premisa aplica para los docentes y sus superiores.

Una experiencia de pedagogía del don

El día viernes 8 noviembre tuve la oportunidad de vivir esa pedagogía del don en la tutoría que me hizo Heidi. Luego de dos horas de viaje del centro de la ciudad llegamos a la Telesecundaria Vicente de Dios Ortega, ubicada en la espesura de las montañas verdes y agrestes de Tepic (Nayarit-Mexico). Esta escuela secundaria rural con cerca de 40 estudiantes es parte de la transformación que se viene implementando en Nayarit desde la Secretaría de Educación del estado. Una reforma a gran escala centrada en el aprendizaje.   Era una de los cientos de escuelas que han sido formadas en esta propuesta. Los estudiantes tenían solo dos meses de estar aplicando la metodología y estaban ocurriendo aprendizajes profundos.

Al llegar, la primera imagen que llama la atención es ver trabajando a los estudiantes por toda la escuela. Cada quien administraba sus tiempos y espacios de aprendizaje. Esta es la dinámica de todos los días hasta la salida (Ver imagen 1).

Imagen 1. Patio de la escuela

Luego de observar el trabajo de los grupos me acerqué a una mesa a observar más de cerca. Era un grupo de tres estudiantes en el que una estudiante hacía el rol de tutora y las otras dos sus tutoriadas. Heidi, de 13 años estaba tutoriando a Paola y Esther, en dos temas distintos. Lo hacía con tranquilidad y precisión alentando y desafiando en todo momento. Ofreciendo, en palabras de ellas, “andamios” para que el otro comprenda. Había empezado la metodología hace un mes y ya tenía 5 temas en su catálogo personal. Le pregunté si me podría tutorear. Aceptó hacerlo y de su catálogo de temas escogí un desafío de geometría. Me indicó revisar dijo y tratar de resolverlo solo y en 20 minutos conversábamos. Traté de resolverlo solo hasta un punto, luego le pedí orientación. En todo momento estaba atenta a mis avances y hacía seguimiento paciente a sus otras dos compañeras. Me ayudó a profundizar en temas de geometría que tenía empolvados.   Cuando le pregunté qué es lo que le gusta de la Relación Tutora me dijo que “aprendemos más. En en el salón como que me enfadaba, aquí como que no te aburres, porque si te aburres puedes salir a caminar. Investigas y así más aprendes”.   Me llamó la atención la madurez y la soltura con la que guiaba a sus compañeras. Como se dijo, las personas se portan como las tratamos. Si se confía en las capacidades de los estudiantes como tutores de otros en temas desafiantes como matemáticas, ellos estarán a la altura del mismo, previo dominio y capacitación en el tema. Este cambio ocurrió en tan solo dos meses de implementación de la Relación Tutora con estudiantes. Los docentes habían sido capacitados desde mayo. En México el año escolar inicia en agosto y termina en julio del año siguiente. En la imagen 2 estoy resolviendo el desafío y, mi tutora, de rato en rato observa mis avances mientras atiende a las otras compañeras.

Imagen 2. Recibiendo tutoría en geometría.

El objetivo de la institución llamada escuela es el aprendizaje, los medios son la escuela misma con sus diversos dispositivos como son: currículos, la división de horas, la asignación de calificaciones periódicas, la separación por grados, los niveles educativos, etc. Si se puede lograr el fin sin esos medios, no hay problema. Si un medio ya no sirve para lograr el fin se debe tener la firmeza, valentía de reformular o remover ese medio. Hasta ahora todos nos venimos autoengañando poniendo excusas para seguir aferrándonos a esos medios, que bien sabemos y comprobamos en el día a día en cada escuela pública, privada, en cada aula universitaria, que ya no funcionan. El ejemplo de la escuela Vicente de Dios Ortega muestra que es posible ese cuestionar los supuestos y dispositivos de la escuela. Muestra que es posible llegar el fin sin esos medios. En esta escuela no hay divisiones horarias, los estudiantes eligen los temas que desean de un catálogo, los dominan y se convierten en tutores de otros, es decir todos son profesores, además no existe calificaciones como las comprendemos, no hay separación de grados porque todos aprenden de todos.   Lo que pasa en esta escuela está pasando en todas las escuelas de Nayarit. Es una reforma sistémica centrada en el buen aprendizaje. Es un signo de esperanza para todos aquellos que queremos justicia educativa.

El caso del estado de Nayarit nos muestra que el cambio es posible en sistemas tan burocráticos y llenos de procesos sin fin como son los latinoamericanos. Es decir no hay excusas para hacerlo en tiempos cortos. Solo es necesario cuestionar los supuestos y arriesgarse como sistema y como cuerpo docente a probar otras manera de educar. Es un movimiento con gestos tan simples, pero potentes como mirar a los ojos a los estudiantes cuando se plantea y acompaña en el logro de un desafío de aprendizaje. Toda relación personal empieza con una mirada atenta al otro, a sus emociones mientras navega por el mar del aprendizaje.

La nueva normalidad ya está empezando a emerger como caso atípico a la norma (Kuhn, 2019). El nuevo paradigma se instala cuando son tantas las fallas del antiguo paradigma que empieza una revolución acerca de la manera cómo se ve el mundo, acerca de cómo aprenden las personas. Ya lo están haciendo muchos, pero necesitamos que lo hagan más y más hasta poco a poco ir dejando el antiguo paradigma y migrar hacia un lugar o lugares de verdadero aprendizaje. Este nuevo lugar quizá no se llame escuela, ni se parezca en nada a lo que conocemos como escuela o universidad y se parezca más a una comunidad de amigos que buscan la verdad y buscan las curas para este mundo herido, pero lo podremos reconocer fácilmente porque allí brillan los ojos de cada uno y porque allí cada uno es reconocido en su unicidad y diversidad.

Lima, 11 de noviembre de 2019

Referencias

Kuhn, T. S. (2019). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Economica.

Roberto Barrientos Mollo
Educador. Coordinador General de Comunidades de Aprendizaje , www.comunidaddeaprendizaje.pe , un proyecto de transformación social y cultural de la escuela y su entorno mediante la implementación de Actuaciones Educativas de Éxito. Es docente e investigador de la Universidad Marcelino Champagnat.