Vanessa Toribio Vargas | EDUCACCIÓN
Entrevista a Juan Cadillo
¿Qué hace que un Ingeniero de Sistemas, que además es docente de profesión, prefiera ejercer la docencia y no la carrera que le podría aportar más beneficios materiales? ¿Por qué un docente elige renunciar a la comodidad de una enseñanza monótona y reiterativa para arriesgarse a innovar su práctica, aumentando sus esfuerzos? ¿Es el deseo de superarse a sí mismo y de mejorar lo que se hace cada día por rutina, un motor más poderoso para el cambio que la vigilancia y la presión? Juan Cadillo, presidente de FONDEP y asesor de Fundación Telefónica, aporta sus respuestas.
Estamos con Juan Cadillo, actual presidente del Fondo de Desarrollo de la Educación Peruana (FONDEP), una entidad pública creada por ley el año 2004 y que se ha especializado en la promoción de innovaciones en la educación escolar. Docente de profesión y, además, ingeniero de sistemas, a sus 46 años ha recibido más de 10 premios por sus continuas innovaciones, incluidas las Palmas Magisteriales. El 2017, además, fue elegido uno de los 50 mejores profesores del mundo en el concurso denominado Global Teacher Prize, una especie de premio Nobel en educación, organizado por la Fundación Varkey. Juan proviene de una familia de maestros, lo que confirma uno de los sabios proverbios de las abuelas: lo que se hereda no se hurta. Juan accedió amablemente a esta entrevista exclusiva para EDUCACCIÓN, a pocas semanas de concluido con mucho éxito el Concurso Nacional de Proyectos de Innovación Educativa organizado por FONDEP.
¿Qué se siente haber sido elegido uno de los 50 mejores profesores del mundo?
Es algo muy importante en mi vida, valora el trabajo que he venido desarrollando a lo largo de varios años. Recibir la nominación fue para mí una gran alegría y, a la vez, una gran responsabilidad. Era representante de mi país, tenían que ver si, efectivamente, lo que había hecho funcionaba en mi escuela, tenía que demostrar el trabajo de 23 años de docencia. Fue un momento impactante. Me permitió salir del anonimato. Si bien es cierto ya ganaba algunos premios nacionales e internacionales, ese fue un momento cumbre. Vinieron entrevistas, mucha gente visitaba mi colegio a ver qué hacía, cómo venía trabajando, tenía que hacer clases delante de 10 o 15 periodistas que tomaban fotografías y filmaban a los niños. En realidad, fue un momento muy bonito y, a la vez, como dije, de mucha responsabilidad.
Desde entonces, tú has seguido investigando y evolucionando, y has creado nuevas innovaciones ¿Cuántas van ya Juan? ¿Cuáles son?
El momento del cambio se da a partir del 2006 o 2007 en que empiezo a trabajar más con tecnología. Podríamos decir que cada año sacábamos un nuevo producto, eran hasta dos o tres nuevas cosas que se venían haciendo, ya perdí la cuenta. Ha habido más de 20 nuevos dispositivos que hemos creado. Todo partió de la necesidad de que los niños pudieran dramatizar sus cuentos, empezamos entonces a ponerle tecnología, les dimos la posibilidad de grabarse para que puedan verse y editarse antes de escribir los guiones de sus dramatizaciones. Llevamos estos elementos del proceso a la tecnología, posibilitamos que creen historias animadas mediante las computadoras en base a lo que habían trabajado en sus dramatizaciones. Luego fuimos complejizando el proceso para que los niños ya no sólo escriban, ilustren o animen estas historias, sino para que aprendan un poco más del código. Entonces abrimos la posibilidad de hacer realidad aumentada y cuando se dio la oportunidad de crear libros de realidad aumentada salimos del colegio para trabajar algo sobre la comunidad. Hicimos una inspección de museos, hicimos grabaciones, con el propósito de construir un conjunto de libros. En el camino empecé a crear programas para que los niños pudieran trabajar con las matemáticas, luego afianzamos sus capacidades motrices, después empleamos videojuegos mucho más complejos y todos los elementos antes mencionados iban apoyando su esfuerzo. De ahí, nuevamente, volvíamos a los cuentos, creamos una plataforma para que los niños pudieran ilustrar y grabar sus cuentos en la computadora, luego surgió la necesidad de crear libros y creamos una plataforma que permite hasta ahora que vayan escribiendo y publicando sus cuentos por sí mismos.
Regresemos a ese momento inicial, en que la primera de todas estas ideas empieza a surgir ¿Qué te inspiró? ¿qué te llevó a entrar en el camino de la innovación?
En primer lugar, el deseo de que los niños puedan aprender. Siempre traté de comprender cuál podría ser el método más eficaz para que ellos aprendan y, en esa búsqueda, me animé a probar la tecnología como una posible alternativa. Soy docente, pero también ingeniero de sistemas. Hasta el año 2006 habíamos utilizado los métodos tradicionales, pero en ese momento se hablaba mucho de la tecnología como una herramienta útil para lograr mejores aprendizajes. Revisé mucha literatura que te explicaba cómo en diferentes países se utilizaba la tecnología en la educación, eso me motivó a experimentar, a probar si efectivamente ese podría ser el elemento diferenciador. En el camino he ido comprendiendo que es el ser humano más que la tecnología quien logra los cambios en realidad, los métodos y la tecnología son medios, la clave es comprender primero qué competencia es la que tienes que lograr en el estudiante y no solo la tecnología o las herramientas que puedas usar.
Es decir, viéndola como un medio y no como un fin.
Exacto. Yo empecé pensando que la tecnología era la solución de todo, pero poco a poco he ido viendo que no es así, que en realidad es el objetivo educativo a lograr el que orienta el uso de determinados recursos. Hasta ahora, cuando voy a dar capacitaciones, la gente me pide herramientas, yo se las trato de dar, pero luego les explico que esas herramientas si no son adecuadamente usadas en función de un objetivo, de una competencia, no funcionan.
Significa que tu modo de pensar sobre la innovación también ha ido madurando a lo largo de estos años ¿Cómo es que eso ha ocurrido?
Yo pienso que el punto de inicio es la creatividad para buscar solución a los problemas, pero cuando entramos al plano de la innovación, lo que buscas es añadir valor a la intervención que tú vienes haciendo dentro del aula. Un elemento clave en esto es que uno no tiene que guardarse las soluciones que va a encontrando. Lo que vemos en general es que muchos maestros van desarrollando diversas ideas, pero se las guardan para sí mismos o quedan encerradas dentro de su aula. Un profesor innovador es aquel que pone en juego todos los elementos naturales de la creatividad y encuentra soluciones poderosas a los problemas que enfrenta, pero expone lo que está haciendo, las soluciones a las que va llegando. En nuestro medio, ese es un factor clave para lograr una innovación, la posibilidad que la experiencia sea adecuadamente sistematizada y luego compartida con otros maestros. Ahora, hay que analizar si la forma en que compartes lo que descubres es gratuita o pagada, algo que es totalmente valido y que te da la posibilidad de sistematizar tu experiencia en un libro, en una plataforma tecnológica, eso también otorga valor al maestro.
¿Cuántas de tus innovaciones han recibido algún premio? ¿Cuáles valoras más?
Creo que son unas 10 u 11 las que han recibido algún tipo de reconocimiento. A la que más cariño le tengo es a la de los cuentos, porque permite a los niños emocionarse con el uso de la tecnología para producirlos. Tengo un conjunto de videojuegos para el aprendizaje de la matemática, pero siento que cuando el niño elabora o contextualiza lo que piensa a través de la plataforma y luego lo comparte en un libro, es como llegar a la cúspide ¿no? Es la culminación de un trabajo donde no sólo estoy yo como desarrollador de la plataforma, sino el propio niño utilizando la herramienta no solo para exteriorizar lo que piensa o siente, sino incluso para convencer a otras personas.
Pedagógicamente hablando, ¿cuál fue tu punto de quiebre como docente? ¿En qué momento decidiste innovar tus metodologías de enseñanza?
Ha sido todo un proceso. Como te estaba contando, el recurso fundamental para el cambio al que yo apelo fue la tecnología, y cuando compruebo por mí mismo que, en efecto, la tecnología ayuda, empiezo a pensar cómo puedo utilizarla de una manera distinta, teniendo en cuenta el entorno empobrecido de la institución. Porque al inicio, solo teníamos disponible una sola computadora, que era la mía. Luego la aumentamos a dos y conseguimos una pizarra electrónica con la que los chicos podían interactuar. Después vinieron las XO y más tarde empezamos a gestionar otro tipo de tecnología, en función a los premios obtenidos íbamos comprando más laptops, hubo donaciones para los niños y llegó también la dotación del Ministerio de Educación. En nuestro país todavía existe la necesidad de descubrir qué más podemos hacer con la tecnología, sabiendo que muchos maestros no la dominan, y que muchas escuelas tienen problemas de conectividad, de acceso a internet. Esto te obliga a ofrecer recursos tecnológicos que sí puedan utilizar, elementos más sencillos, esto fue en realidad toda una experimentación hasta encontrar recursos que puedan ser sencillos y fáciles de usar dentro de un aula. Ahí tengo un grupo de videojuegos de matemática de realidad aumentada que los hice tan sencillos que solo tienes que encender el navegador y cargar la página, ahí está el juego, lo mismo sucedió con la plataforma para cuentos, traté de migrar todo a internet para que pudiese verse y publicarlo.
¿Cómo han recibido estas innovaciones tus estudiantes?
Al inicio no había la facilidad de entrar al aula de innovación, los profesores se resistían a entrar, hubo todo un trabajo de concientización en las horas de recreo, por ahí se abrió esta aula y los chicos al fin entraron. Ahí había computadoras y programas, pero necesitábamos al mismo tiempo incentivar la lectura, porque en la computadora había que leer. Al inicio se trataba de leer y luego trabajar en la máquina, después obtuvimos una enorme cantidad de programas, no sólo míos, todos reunidos en una plataforma, una intranet. Había programas mucho más complejos que hacían muy rica la hora del recreo, de tal manera que el 50% de los estudiantes estaba casi todo el tiempo del recreo dentro del aula de innovación. Eso empezó a motivar más al profesor a utilizar programas, por ejemplo, ese de cuenta cuentos, que se convirtió en una estrategia del colegio, que permitió convertirnos en ese momento en el colegio que innova y hasta fuimos reconocidos.
Dime, ¿tus colegas no te tuvieron celos?
Bueno, más que celos lo que hubo al inicio fue una enorme desidia porque, por lo general, cuando tu presentas algo nuevo, y algo con tecnología que es complicado para los maestros, surge como reacción el “mejor no lo usamos”. Pero poco a poco fuimos rompiendo esa barrera, ese desinterés, porque después todos entraban, en diferentes etapas, a crear sus cuentos, esa fue nuestra experiencia a lo largo de casi tres años de trabajo.
¿Cómo acogen ahora esas innovaciones en tu escuela?
Las innovaciones han ido variando, ahora tenemos toda una plataforma entregada por Fundación Telefónica que permite trabajar otro tipo de estrategias, orientadas ya a las diferentes áreas del currículo. Hay que ser conscientes también de que, si bien es cierto, un proyecto puede ser interesante y uno puede ser el maestro que lidera, hay que dar también responsabilidad a otros maestros, lo que implica ceder un poco de terreno para que otros puedan utilizarla tecnología de acuerdo a sus propias posibilidades creativas. Ahora contamos con un recurso valioso, un conjunto de Tablets en cantidad suficiente para que todos los niños lo utilicen en la escuela.
Tú también eres ingeniero de sistemas, ¿por qué preferiste ejercer la profesión de maestro?
Hubo un momento de quiebre donde quería dejar el aula porque, efectivamente, el sueldo era demasiado bajo. Pero ya había desarrollado algunas soluciones y un amigo extranjero me dijo que lo que yo estaba haciendo era muy valioso, porque tenía sentido pedagógico y tecnológico. Entonces comprendí que, en efecto, había y sigue habiendo muy pocos maestros especialistas en tecnología y en pedagogía a la vez. Por lo general o eres pedagogo o eres tecnólogo o informático. En este caso, podía comprobar cómo esta alianza estaba dando sus frutos, cómo es que aportaba una riqueza particularmente importante. Esto también demuestra que en nuestro país aún adolecemos de un sentido de trabajo en equipo. Al especialista en informática no le llama la atención la pedagogía y viceversa. Un profesor que conoce las tecnologías puede influir y aportar de una manera distinta. Hay entonces la necesidad de hacer equipos multidisciplinarios, no solo con esta sino también con otras áreas que son requeridas para intervenir y buscar soluciones nuevas dentro del aula.
Todas las innovaciones que has puesto al alcance de muchos docentes te han llevado a ocupar un cargo muy especial que es el de presidente del FONDEP. ¿Crees que el FONDEP puede convertirse en un factor más gravitante para la mejora de la práctica de los docentes de nuestro país?
Estoy convencido de que así será. El FONDEP es un actor que puede jugar un rol muy importante en nuestro sistema educativo, porque alienta un elemento clave de calidad en la formación docente, como es la innovación educativa. En realidad, hay muchos métodos muy creativos que pueden ser desarrollados, pero que todavía no son innovadores o que todavía no han salido del aula. Es necesario que el FONDEP, que se ha organizado para hacer esto y que ahora estoy liderando, tenga esta repercusión, que ayude a que el maestro se empodere en su trabajo en función de su creatividad, ese es el plus que realmente puede ofrecer el FONDEP. Estamos en un momento en el que las estrellas se han alineado, porque no estoy solo en esto, hay un equipo en FONDEP que ha ido madurando a largo del tiempo, y hay también apoyo político que se refleja, por ejemplo, en disponer de más fondos para poder hacer nuestro trabajo de una mejor manera en el campo de la innovación y en otras áreas.
¿Y cuál es tu balance de este ultimo concurso nacional de innovación educativa?
Muy positivo. Hemos superado las expectativas que teníamos en FONDEP y las del propio Ministerio de Educación al convocar cerca de 3000 experiencias interesadas en registrarse, de las que 2100 lograron finalmente inscribirse cumpliendo todos los requisitos. Creo que los maestros perciben que el FONDEP y el sistema educativo en general se está esforzando por mejorar la calidad del trabajo de los maestros. En ese sentido, tengo un balance positivo de este concurso, no solo por haber respondido a las expectativas del FONDEP sino también por haber podido alinearnos a las necesidades del Ministerio de Educación y la política educativa. Esto denota un gran avance, pues ha habido épocas en que cada uno desarrollaba sus propias actividades en el mismo campo, ahora tenemos un mejor acercamiento y espero que esto pueda gravitar a favor de las actividades que tenemos por delante, como los concursos de innovación y las de mentoría a otras escuelas. Por lo pronto vamos a tener 24 docentes mentores que van a liderar diferentes actividades para la transferencia de buenas prácticas, pero queremos llegar a tener 500, 1000 o 2000 escuelas mentoreadas en los próximos 5 años y, a la vez, toda una red de maestros –con la capacidad creativa que caracteriza a los maestros peruanos- intercambiando experiencias, retroalimentándose mutuamente, emulando las mejores prácticas de los colegas, y perfeccionando sus propias prácticas gracias a este compartir.
En otras palabras, poner en práctica el principio del interaprendizaje: un docente enseñando a otro docente a partir de su propia experiencia.
Claro, ese es un aspecto clave, un concepto ya conocido de la neurociencia que estamos recogiendo donde es mejor trabajar entre dos o en grupos más grandes, pues estas experiencias permiten generar todo un ecosistema que obliga y ayuda a producir calidad, en este caso para la educación.
¿Qué planes tiene el FONDEP especialmente para estas 50 escuelas que han sido ganadoras?
Tenemos planes muy ambiciosos que empiezan con estos 50, pero es solo el comienzo. En primer lugar, vamos a financiar sus proyectos, en una primera etapa tenemos un kit básico que les será entregado; en la segunda etapa tendrán asesoría y seguimiento, que va a ser muy importante para los maestros y para las escuelas ganadoras; en una tercera etapa formaremos una red con estos colegios, lo que va a implicar también que a la vez que van sistematizando su experiencia, van a formar parte de una plataforma que irá difundiendo los trabajos y los logros que van teniendo. Luego, estos maestros y sus escuelas se van a convertir en escuelas mentoras, ese es nuestro objetivo, de tal manera que con el tiempo el sistema de calidad que se está formando sea requerido en cada una de las regiones, para que no sean solo el FONDEP y el Ministerio de Educación, sino también las regiones quienes puedan valorar a estas escuelas, a estos maestros, de modo que otros quieran imitarlos. Necesitamos escuelas líderes, escuelas que habiendo recibido poco, han sabido potenciarse y convertirse en un factor de calidad en sus propias regiones. Esperamos que estas escuelas empiecen a desarrollar un sentido de liderazgo en el 2020 y en adelante, esperamos que tengan éxito en ese propósito.
En otros países existen bancos de proyectos, proyectos solventes y exitosos que se han identificado y se ponen a disposición de otros maestros ¿El FONDEP tiene esta perspectiva también?
Parte de la estrategia es consolidar un sistema que nosotros hemos denominado RED. Este sistema busca convertirse en una enorme base de conocimientos, de experiencias sistematizadas, y que a esta base accedan, primero, los 50 colegios que hemos seleccionado por concurso, y luego las demás instituciones educativas. No se trata solo de potenciar a los profesores en su desempeño sino de aportar también a su formación. Esperamos que RED se convierta en un recurso de formación, tanto para las universidades como para Institutos Superiores Pedagógicos. Para mejorar su desempeño, el maestro puede apreciar e inspirarse en este conjunto de experiencias. RED no es solo un sistema informativo, es un sistema de personas.
Como sabemos, se suele organizar concursos de buenas prácticas desde instancias distintas y con criterios diversos ¿Podría el FONDEP jugar un rol más articulador en todo esto?
Eso es lo que queremos. En este 2020 buscaremos articularnos, tanto con las otras áreas del ministerio que tienen sus propios concursos, como también articularlo con otras instancias que también los organizan, de tal manera que se tenga una ruta coherente. Lo ideal es que el maestro elija donde quiere concursar y pueda postular a uno o dos concursos y luego espere, de pronto, al siguiente año para presentarse a otro más. Debe ser un sistema que le de reconocimiento al maestro a lo largo de su trayectoria. Así sabría qué es lo que puede esperar de cada concurso y recibir también las ideas y recomendaciones de otros actores, pues nadie tiene la versión final o definitiva de una innovación, queremos ampliar la visión de las soluciones propuestas desde diferentes ángulos.
Desde tu experiencia, ¿qué pasos habría que dar para lograr una sinergia mayor con, por ejemplo, las políticas de formación de docentes del MINEDU?
Primero, tenemos que tener un orden. El maestro tiene que saber a qué reglas debe atenerse y felizmente estas reglas ya se están dando. Tenemos el Marco de Buen Desempeño Docente, un elemento clave para nosotros, porque no podemos actuar al margen de la normativa del ministerio, pero debemos responder también a las necesidades reales del maestro. En ese sentido, buscamos aportar desde lo que sabemos y podemos hacer y desde los presupuestos que tenemos.
La última pregunta Juan, si pudieras resumirlo en una frase, ¿cuál es el secreto para que un docente llegue a producir genuinas innovaciones en la enseñanza?
El secreto es responder a la necesidad del estudiante, pensar en él y, a la vez, saber que las soluciones que generes deben validarse en el campo que tú conoces. En mi caso, yo conocía algo más de tecnología, pero eso no significa que solo la tecnología es innovación. Un maestro puede conocer más de economía o puede conocer más de historia, entonces, en ese marco debe orientar su búsqueda, es desde ahí que tiene que plasmar alternativas para solucionar el problema del que parte. El segundo elemento sería el asociarse con otras personas, a veces a uno no le alcanzan las energías, o puede que no sepas cómo solucionar el problema y el otro te puede ayudar. Ambos son elementos clave, responder desde lo que tú conoces, pero, a la vez, si no lo conoces, pedir apoyo a otra persona para que te ayude y te aliente a encontrar la solución.
En tu caso, ¿a quién encontraste en tu camino?
En mi caso fue mi propia familia, que es una familia de maestros. Si bien es cierto yo conocía algo de tecnología y trataba de experimentar con ella, estos maestros antiguos eran los que conocían cómo llegar al estudiante. Ellos fueron mi guía.
Lima, 6 de enero de 2020