Patricia Correa Arangoitia | EDUCACCIÓN
Milagros tiene 12 años y en el 2019 concluyó su educación primaria en una escuela EIB. Allí estudió en awajun, su lengua materna, y también en castellano como segunda lengua. El 16 de abril del 2020 entrará a la secundaria e iniciará su año escolar con profesores contratados y nombrados, en espacios acondicionados que cuentan con mantenimiento. Sin embargo, ninguno de los docentes que le enseñará habla la lengua awajún, la lengua con la que construyó sus aprendizajes a lo largo de toda la primaria. Esto abriría una brecha en su proceso educativo.
Desde el 2012, el Estado peruano ha realizado esfuerzos sostenidos para garantizar un buen inicio del año escolar, desde la contratación oportuna de docentes hasta los planes de aprendizaje, coordinando con los gobiernos regionales y locales. No obstante, aún tenemos por delante grandes desafíos, como el hacer más pertinente la educación que se ofrece. El caso de Milagros –y de toda su clase– reta a la escuela secundaria, cuya expectativa natural será poder comunicarse con sus docentes en su lengua materna, así como en castellano como segunda lengua.
Han transcurrido ocho años desde que se impulsó la estrategia de buen inicio del año escolar. Por consiguiente, es momento de avanzar en decisiones de gobierno y acciones estratégicas clave. Por ejemplo, planificar territorialmente el inicio del año escolar. El caso de Milagros pone en evidencia cómo una acción estratégica puede y debe resolverse desde el territorio. Si no, ¿cómo garantizamos que Milagros y los demás estudiantes tengan docentes que, además de ser expertos en su área, puedan comunicarse con ellos, si su lengua materna no es el castellano?
Esto nos plantea otras preguntas ¿Se requieren más docentes que hablen la lengua awajun?, ¿cuántos?, ¿Hay docentes en el colegio de Milagros que sí la hablan?, ¿cuántos de ellos son nombrados y cuántos contratados?, ¿dónde se están formando y cuántos son?, ¿en qué especialidades?, ¿qué centros de educación superior existen en la región o fuera de ella que forman en educación bilingüe awajun–castellano? Estas son algunas preguntas que nos debemos de formular y responder desde el territorio a través de sus instancias de gobierno regional y local. Se requiere construir sistemas de planificación estratégica desde el territorio y desde una perspectiva intersectorial e intergubernamental, que hagan que Milagros y los mas de 8 millones de niños y adolescentes tengan garantizado el derecho a una educación de calidad.
Las acciones que se emprendan deberán acompañarse de estrategias territoriales que reconozcan, por ejemplo, que el inicio de clases en los colegios públicos no debería programarse el mismo día, necesariamente. Avanzar en la pertinencia como parte del Buen Inicio del año escolar pasa por gestionar lo que hace años venimos afirmando: en un país tan diverso como el nuestro, debemos considerar fechas y periodos distintos para el inicio y duración del año escolar.
En esta perspectiva, es valiosa la experiencia de la UGEL Maynas, que implementó un calendario escolar alterno en su jurisdicción, iniciativa que debería ser evaluada ya que representa una interesante propuesta de cambio en los sistemas administrativos. Esto exigiría, por ejemplo, planificar calendarios de pagos a docentes flexibles adecuados a las demandas territoriales.
Consolidar los liderazgos de los gobiernos regionales y locales resulta imprescindible si buscamos garantizar una educación de calidad, que permita a los estudiantes asistir a clases en condiciones más seguras y favorables. La participación de la comunidad será determinante en estos esfuerzos, pues representa un reto que la escuela no podrá afrontar sola.
Lima, 9 de marzo de 2020