Luis Millones | El Comercio
No es la primera vez que el Perú interrumpe su vida por una enfermedad desatada como plaga transcontinental. Sucedió también en el siglo XVI, en momentos de la expansión del Tahuantinsuyu hacia el norte de sus fronteras. No es posible precisar la naturaleza del mal que causó terribles bajas en la población indígena, el único indicio es que las erupciones cutáneas desfiguraban a los enfermos, lo que hizo suponer que el sarampión o la viruela fueron la peste a la que se refieren las crónicas.
La otra precisión que puede hacerse es que la rapidísima dispersión del mal nació a raíz del contacto con la población europea, que contagió uno de sus males ya conocidos a gente sin las ventajas de haber lidiado contra esa enfermedad. De ser así, el camino de la plaga navegó por las Antillas y Panamá antes de llegar al Pacífico y tomar por asalto lo que nuestra historia llama el reino de Quito, donde abatió al gobernante de los incas, y a su recién elegido heredero Ninan Cuyuchi, que murió junto con él… Leer más