Matías Busso Y Julián Messina | BID
Ante un panorama con más de un millón de personas infectadas y decenas de miles de muertos en todo el mundo, los gobiernos están tomando medidas extremas pero necesarias para contener el COVID-19, dando prioridad en casi todos los casos a alguna forma de aislamiento o distanciamiento social. Los costos económicos, sin embargo, no son los mismos para todo el mundo. La enfermedad deja al descubierto las desigualdades de las sociedades, infligiendo mayores costos económicos a los menos favorecidos desde el punto de vista económico. Esto es particularmente cierto en América Latina y el Caribe, donde trabajar en casa es un lujo que muchos pobres no se pueden permitir, y en donde los altos niveles de informalidad laboral hacen que grandes sectores de la población queden excluidos de las redes de seguro social… Leer más