Edición 59

¿Cómo seguir mejorando la estrategia «Aprendo en casa»?

Hoy nos encontramos ante escenarios distintos y con capacidades aún no suficientemente desarrolladas para la Educación a distancia, aunque ya hay iniciativas audaces

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Eduardo León Zamora | EDUCACCIÓN

A cuatro semanas de iniciada la estrategia APRENDO EN CASA, es posible hacer algunas observaciones y alcanzar algunas sugerencias para mejorarla en lo que respecta a los niveles de Primaria y Secundaria.

En la medida que en el Perú tenemos muy poca o casi ninguna experiencia en programas educativos a distancia, es comprensible que se estén cometiendo diversos errores. Entonces, confiamos en que el MINEDU tenga la voluntad de escuchar y tomar medidas para hacer las correcciones necesarias.

Sin embargo, hay errores que no tienen que ver con la naturaleza de la modalidad educativa a distancia, sino con cuestiones de gestión de la estrategia, con el tratamiento pedagógico y con el uso del sentido común que podrían haberse evitado, actuando con mayor eficiencia y serenidad.

Hay una primera necesidad de esclarecimiento que es urgente de responder: ¿Cómo están articulados los canales a través de los cuales se desarrolla la estrategia APRENDO EN CASA? En las normas y en la plataforma se hace referencia a 3 canales: la web, la televisión y la radio como si fueran parte de un mismo paquete, cuando no lo son. Y no lo son, no debido a un error, sino porque deben responder a una lógica distinta, pero que aún no se evidencia. Además de estos tres canales, hay otros dos que no son nombrados explícitamente con la misma fuerza, pero que tienen relevancia. Me refiero al canal docente (vía celular y visitas domiciliarias en hartos casos); y al canal de los cuadernos de trabajo, que tiene especial relevancia en zonas rurales de menor accesibilidad a los distintos medios de comunicación y de TICs.

Ni las familias ni el profesorado tienen claridad si estos canales se entretejen de alguna manera y cómo. Pero, al parecer, tampoco el MINEDU lo tiene claro. En algunos escenarios, como los urbanos de clase media baja, se tiene acceso a la web, la televisión, la radio, los cuadernos de trabajo y al celular. ¿Se supone que deben seguirse todos? Y esta pregunta está asociada a una mayor: ¿todos estos canales conforman un solo programa pedagógico consistente en el que cada canal cumple una función especifica o cada uno tiene su propia lógica, estructura y sentido?

El análisis de la propuesta nos muestra que no existe una articulación clara entre estos canales. En el nivel de Primaria, no siempre existe una clara relación entre lo que se propone en la web  y lo que se presenta en la televisión, por ejemplo. No estoy criticando esto. La pregunta es si debería existir esa articulación. Yo creo que, aunque se haya pensado una cierta independencia en cada canal debido a un criterio de accesibilidad, el hilo de articulación debería ser la experiencia de aprendizaje porque es lo que posibilita el ordenamiento del trabajo docente en el período no presencial y lo que permitirá el ensamble con los aprendizajes a desarrollar en un eventual y futuro periodo presencial. Y el éxito del año escolar depende mucho de este engranaje entre ambas modalidades del servicio educativo.

La piedra angular de una propuesta de educación a distancia, entonces, debería estar sostenida en una estructura o malla de aprendizajes bien dosificados y graduados alrededor de situaciones problemáticas y/o desafiantes. En esta estructura debe haberse definido qué corresponde trabajar pedagógicamente en cada uno de los canales que se están poniendo en marcha, aprovechando la naturaleza y las potencialidades de cada uno de ellos, así como tomando en consideración las competencias y los respectivos recursos de estas, que se propone desarrollar en cada experiencia de aprendizaje.

Esta estructura ausente es la principal debilidad de la estrategia APRENDO EN CASA. Y, por supuesto, puede construirse. Aún es tiempo. Este ha sido un primer mes de apremios y de aprendizajes. Ahora lo que toca es ordenarse y no dejarse caer en la complacencia que suscitan los halagos de siempre. Se está trabajando. No hay duda. Hay que seguir y mejorar. Y cuánto más rápido, mejor.

Pero volvamos al asunto de la estructura. En el último mes ha sido un asunto crítico. En la web, por ejemplo, las actividades de aprendizaje no SIEMPRE forman parte de una misma experiencia de aprendizaje. Se afirma que sí, pero no basta con señalarlo. Debe haber un eslabonamiento explícito. En Secundaria, ni siquiera se proponen experiencias de aprendizaje que articulen las diferentes áreas curriculares en este canal. Cada área baila con su pañuelo, igual que lo que sucede en los colegios. No se hace el esfuerzo de integrar en el mismo MINEDU, que es quien exige integración al profesorado.

Lo cierto es que cada canal va por una ruta distinta. En la práctica, es posible que esto no tenga importancia si es que además de una propia ruta, cada canal tiene una lógica y una estructura que le da solidez pedagógica.

Tener una lógica significa contar con propósitos y respuestas técnicas que respondan a un criterio de realidad y un criterio de posibilidad. Sabiendo que los canales de televisión y radio son los que pueden llegar a la mayor cantidad de estudiantes, resulta contradictorio que quienes sólo ven televisión o sólo escuchan radio, tienen apenas media hora a la semana de programas educativos en cada uno de estos medios. Y aquí se encuentra la población estudiantil más pobre tanto en asentamientos humanos urbanos como en comunidades rurales.

Si esta es la realidad, ¿por qué no haber dirigido la mayor atención a estos dos canales? ¿Se agotaron todas las posibilidades realmente? ¿No es posible en un estado de guerra (como les gusta caracterizar a muchos este periodo de pandemia) poner a disposición del bien común todos los canales de televisión y radio privados? No digo estatizarlos, sino ponerlos temporalmente al servicio de la educación pública. Así se podría extender algo más los periodos de clases virtuales en beneficio de los aprendizajes de la mayoría de estudiantes.

O, ¿por qué, no en un período de crisis tan profunda, hacer que docentes de colegios privados y especialistas de los medios de comunicación diseñen junto a especialistas del MINEDU los programas a distancia en lugar de invertir su esfuerzo en seguir ampliando las brechas educativas entre las clases sociales? ¿No sería una valiosa iniciativa pensar, soñar y diseñar un mismo programa a distancia para los más ricos y los más pobres?  ¿No es hora de que la educación privada de calidad aporte a la escuela pública?

Es cierto que el despliegue de esfuerzo para producir programas de radio y televisión es enorme. Y el MINEDU hace un trabajo monumental al producir los programas que actualmente emite por radio y televisión. Pero, ¿se están sacando los programas con los contenidos centrales que se deberían privilegiar a través de estos medios? ¿No se trata de que algunos programas estén bien hechos o logrados? ¿Estamos preguntándonos si los contenidos de esos programas son los que se deberían abordar o si deberían ser otros? Creo que no se está tomando en cuenta lo que es más apropiado trabajar por un canal o por otro. Tampoco se está considerando que muchos estudiantes sólo acceden a la radio o a la televisión; y que, por ello, la selección de contenidos a transmitir debe ser muy cuidadosamente trabajados. En otras palabras, deben ser pedagógicamente muy importantes, y debe explotarse el lenguaje y los recursos de estos medios de comunicación.

Si en un mes, estudiantes de un grado determinado sólo verán 4 programas de TV o escucharán 4 programas radiales, debe definirse tras una meticulosa evaluación qué es lo que se abordará en cada uno de ellos y cómo deberán ser diseñados para garantizar que sean interesantes, desafiantes y ricos, pedagógica y audiovisualmente hablando.

En el caso del canal de televisión de la estrategia APRENDO EN CASA se ha avanzado más en términos de calidad en comparación a lo que se ofrece a través de la web y a la radio. Hay programas muy bien logrados. En la web, hay enormes debilidades de carácter pedagógico que no debería haber en relación a enfoques, tratamiento pedagógico y lenguaje. Y los programas radiales son malos y aburridos, por lo general. Pero todos los canales comparten el problema de ausencia de estructura y fundamentación. Es decir, no responden consistentemente a por qué es mejor desarrollar este contenido por ese canal específico (fundamentación) y si este es el momento adecuado en que se debe presentar este contenido en función a una malla de aprendizajes (estructura).

Pasemos ahora al cuarto canal, el canal que tiene al profesorado como protagonista. En la última norma,  RVM 093/2020, se plantea que el profesorado tiene como trabajo principal…

«(…) fundamentalmente un trabajo de revisión de las actividades educativas que se proponen en la estrategia “Aprendo en casa”, complementándola con actividades contextualizadas y pertinentes a la situación de los estudiantes y familias. Asimismo, monitorean y evalúan formativamente el trabajo de sus estudiantes, brindándoles apoyo a distancia y retroalimentándolos».

Sin embargo, previamente se ha señalado en la sección ASPECTOS A CONSIDERAR de la misma norma que “Los docentes deberán adecuar lo que tenían originalmente planificado y reorganizarlo, planteando experiencias de aprendizaje enfocadas principalmente en…” ¿Cómo pueden reprogramar o plantear experiencias de aprendizaje, si es el MINEDU quien propone las experiencias de aprendizaje y las programa; y el trabajo docente es sólo complementario?

Entonces, aquí también emerge un serio problema. ¿Qué es lo que le corresponde hacer al docente en términos de planificación? No hay claridad. Y ante la falta de claridad, cada docente hace lo que considera que le toca según las normas o la parte de la norma que elija seguir o según las orientaciones de la plataforma digital que ha leído. Anteriormente, la labor docente no parecía formar parte de la estrategia APRENDO EN CASA. Tenía un rol, pero no se afirmaba que su trabajo era fundamental en la estrategia. Se ponía el acento en los tres primeros canales.

“La estrategia Aprendo en casa ofrece un conjunto de experiencias de aprendizaje, materiales y recursos educativos orientados a favorecer los aprendizajes de los estudiantes a nivel nacional. Estos son diversos en atención a sus necesidades en cada uno de los niveles educativos y constituyen el instrumento inmediato y principal para tu trabajo con ellas y ellos. Se encuentran en formato digital en la plataforma Aprendo en casa, pero también se desarrollarán como sesiones en la programación de señal abierta de TV y radio.” (Plataforma virtual. Orientaciones a docentes)

Debe quedar claro que hay un rol de planificación de actividades de trabajo, especialmente, cuando sus estudiantes sólo pueden acceder a la radio o a la televisión o a sus cuadernos de trabajo, o en el peor de los casos, cuando no cuentan ni siquiera con esos cuadernos. Por supuesto que el caso aún más extremo es el de aquellas comunidades que están sin cuadernos y sin conectividad, que las hay.

Hasta aquí, podemos ver que la diferencia a nivel de tiempo de aprendizaje entre las vías televisiva y radial en comparación con la de la web es enorme. Frente a media hora semanal, la web ofrece actividades de aprendizaje diaria que ocupan entre dos o tres horas de trabajo. En síntesis, hay estudiantes que reciben media hora de clase a distancia o una hora, si es que accede a la radio y TV; y hay estudiantes que tienen 15 horas de clase a la semana. Y, adicionalmente, hay escolares que reciben cero horas de clases.

Si así es, todo docente debería recibir orientaciones sobre cómo debe ser la planificación de actividades de aprendizaje en cuestión de calidad (tipo de actividades) y de cantidad (número de tareas recomendables) …

  • Cuando sus estudiantes acceden a las actividades de la web.
  • Cuando sus estudiantes sólo acceden a las actividades de la TV, y
  • Cuando sus estudiantes sólo acceden a las actividades de la radio.
  • Cuando sus estudiantes cuentan solamente con cuadernos de trabajo.
  • Cuando sus estudiantes no acceden a ninguno de los 4 canales mencionados anteriormente.

Es obvio que lo que ofrecen estos tres canales de la estrategia APRENDO EN CASA demanda una atención diferenciada a docentes y que, en cada caso, el volumen de trabajo y el nivel de esfuerzo es muy diferente. Las actividades de aprendizaje que cada docente ha de planificar serán, en el caso de acceso a la web, efectivamente, complementarias. Pero en el caso de la televisión y de la radio, serán suplementarias. Y allí, el éxito de la educación a distancia dependerá del profesorado.

En ese sentido, maestros y maestras necesitan orientaciones específicas, muy claras y detalladas para diseñar las actividades que van a proponer a sus estudiantes en función de su situación particular.

Y hay que pensar en esas orientaciones, tomando en cuenta que las dificultades que tiene cada docente, que al parecer son las mismas que las del docente/especialista del MINEDU, deben apuntar al diseño de clases más efectivas para estudiantes que, además, deben trabajar en sus casas solo con la ayuda de familiares. Pero, en todo caso, que las orientaciones deben ser abiertas, evitando dar plantillas, modelos, ejemplos; y dejando que cada docente haga lo suyo.

Lo dicho deja claro que la tarea del profesorado va más allá del monitoreo y la evaluación formativa, como enfatiza el MINEDU. Y dadas las tareas de planificación que se les adjudica, es más urgente el contar con una estructura en la estrategia APRENDO EN CASA en la que se presenten las situaciones problemáticas que se abordan en cada experiencia de aprendizaje, su propósito, las competencias a desarrollar en ellas con los respectivos recursos (de las competencias) que se enfatizan y sugerencias de cómo evaluar formativamente.

Finalmente, el quinto canal: los cuadernos de aprendizaje. ¿Los tiene todo el alumnado? No. Y, precisamente, quienes no lo tienen, mayormente, son quienes viven en las zonas más remotas del país. ¿Los recibirán en algún momento? ¡Quién sabe!

¿Qué habría que hacer en esas zonas? ¿Nada? Creo que es posible dar orientaciones sencillas de cosas que se pueden hacer. En primer lugar, pero es válido para todos los escenarios, recuperar los saberes originarios, aprovechando el contacto familiar continuo. Las escuelas han desplazado los aprendizajes que se producen socialmente en forma espontánea. En segundo lugar, hay que fomentar la lectura vía cualquier texto. En tercer lugar, hay que fortalecer la oralidad en lengua originaria y en castellano a través de la comunicación cotidiana. Y hay que promover la escritura vía el diario personal.

Pensemos ahora en quienes sí los tienen y viven en zonas rurales. ¿Son cuadernos pensados para una modalidad de Educación a distancia? Obviamente, no. En el futuro habrá que pensar en que lo sean, pero ahora no lo son. Eso significa que necesitarán apoyo de alguien para trabajar con estos materiales educativos. ¿Lo tienen? Es posible que tengan el apoyo de sus hermanos o hermanas mayores y de otros familiares letrados. Otros tantos no contarán con ese soporte. Y en un caso u otro, no sabemos cuáles serán los efectos de estos materiales, especialmente, si hay estudiantes sin ningún contacto con sus docentes. Si las clases solían empezar muy tardíamente, mayo o junio, en situaciones regulares en áreas de frontera o remotas, nos podemos imaginar si habrá algún contacto durante la cuarentena. No sabemos. Pero las sugerencias hechas en el párrafo anterior con respecto a estudiantes sin acceso a cuadernos también son válidas para este grupo.

Como señalé en el artículo anterior de esta revista, hay que comenzar a meter mucha cabeza en este tema de la modalidad de Educación a Distancia, que incluye la entrega al inicio de año de materiales autodirigidos, pero también la ampliación de cobertura de radio, televisión e internet, entre otras iniciativas.

La atención a estudiantes con discapacidad se está tomando en consideración, pero hay que seguir avanzando y mejorando. El apoyo de intérpretes de lengua de señas es una excelente medida para las personas sordas. Pero, las orientaciones para el apoyo que pueden brindar las familias son genéricas y escasas. Deben darse orientaciones particulares para cada experiencia de aprendizaje cada semana. Es insuficiente darlas una sola vez para todo el año.  Y se requiere ofrecer recursos de acuerdo a la discapacidad, recursos preparados por el  MINEDU o tomadas prestadas de sitios virtuales. El desarrollo de las actividades de aprendizaje de la web debe tener un carácter inclusivo con notas o íconos que presenten adaptaciones curriculares, tal como se espera que haga cualquier docente de aula. Algo se ha avanzado en algunas áreas curriculares, pero todas las áreas deben garantizar el derecho a aprender.

La realidad es que hoy nos encontramos ante escenarios distintos y con capacidades aún no suficientemente desarrolladas para la Educación a distancia en el MINEDU. Hay algunas iniciativas audaces  que he mencionado que demandan la participación del sector privado, voluntariamente o por fuerza de ley. Y se requiere la formación obligatoria de especialistas en materia de educación virtual a nivel de todas las regiones.

Por último, las brechas de acceso a internet y otros medios son enormes. Pero se pueden acortar. La compra de tablets para estudiantes es una excelente medida. Se tendrán que tomar en consideración las experiencias pasadas en materia de TICs para evitar repetir errores garrafales en relación a la calidad de los dispositivos a comprar, sus alcances y la reposición de sus componentes, entre otros criterios, que habrá que recoger de personas expertas en este campo oportunamente. Y usar estos medios para hacer posible la calidad de los procesos formativos.

Lima, 4 de mayo de 2020

Eduardo Leon Zamora
Licenciado en Educación Primaria y magíster en Investigación Educativa. Trabaja como consultor independiente en diversos temas educativos: Currículo, formación docente, políticas educativas, EIB, Educación Ciudadana, Educación Inclusiva, Afroeducación, Educación para la Diversidad Sexual, Evaluación y Metacognición. Estudió en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile. Ha trabajado en La Casa de Cartón, en el colegio Madre Admirable de El Agustino, con los Huch´uy Runa del Cusco, KALLPA, TAREA, MINEDU, UNICEF, USAID/PERÚ/SUMA. Actualmente, trabaja en una investigación con el CISE-PUCP sobre el desarrollo de la identidad afroperuana; y con GRADE, sobre los «Efectos de la ECE en las prácticas docentes».