Edición 61

¿Reinventar o reiniciar el sistema educativo? ¿Por dónde empezar?

El diseño de programas para ser eficientes y acortar brechas deben ejercitarse desde los territorios con una asistencia técnica fuerte del Minedu, para que responda a los desafíos que cada uno afronta

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Patricia Correa | EDUCACCIÓN

Julia es maestra de aula de una escuela pública unidocente y bilingüe en Pilpichaca. Ella vive en Ica, y solo reside en la comunidad durante el periodo escolar, por lo que en la etapa presencial Pre COVID19 tenía que movilizarse todas las semanas a la escuela. Sin embargo, su principal preocupación en este periodo ha sido saber que sus estudiantes se encuentren bien de salud y estén conectados tecnológicamente para recibir las clases de manera remota, acompañándolos pedagógicamente, llevando los cuadernos de trabajo y alimentos de Qali Warma a sus casas, trabajando con los padres y madres de familia y la comunidad para cumplir con este propósito. Ella es la única que representa al sistema educativo.

Esta realidad nos muestra que la mayor parte de las decisiones trascendentales dentro de dicho sistema se toman en las IE, y son los maestros y las maestras quienes desde ese espacio cotidiano garantizar el derecho a la educación. Planifican sus clases, elaboran sus materiales para el desarrollo y fortalecimiento de las competencias de sus estudiantes en todos los campos, potenciando la creatividad, promoviendo la lectura, la escritura, desarrollando el interés por la investigación, el arte, las ciencias, el deporte, desarrollando estrategias de protección frente a factores de riesgos, educando con afecto, fortaleciendo la autoestima, educando en la lengua materna, distinta al castellano de ser el caso, desarrollar las capacidades ciudadanas, aprovechar los recursos de la comunidad y orientarlos a la misma comunidad para educar, comprometer a los padres y madres de familia. Claro está, hoy más que nunca son conscientes de todo ello las familias.

Si deseamos que estas aspiraciones se concreten, el sistema educativo debe organizarse desde la propia escuela, la comunidad, los gobiernos locales, la UGEL, las DRE, las Gerencias Educativas y Sociales de los gobiernos regionales, y el Minedu. Significa, entonces, repensar la forma como hemos venido hasta ahora diseñando y ejecutando las políticas educativas desde el plano nacional, donde hay casi nada de peso en las decisiones de carácter regional y local. Es así que estamos ante, por lo menos, tres grandes desafíos para alcanzar nuestro propósito como país de garantizar que nuestros estudiantes logren acceder al derecho de la educación:

La conectividad como derecho

Es, sin lugar a dudas, un tema de política pública que puede servirnos tanto para la etapa presencial como para la de distancia. La escuela de la maestra Julia representa a uno de los 30,000 locales que no están conectadas tecnológicamente. Por ello remarcaré que la educación digital y por tanto la conectividad hoy son derechos indiscutibles e irrenunciables.

Un esfuerzo que no es exclusivo del Gobierno Nacional, sino del Estado en su conjunto y desde allí sumando el valioso aporte de las empresas –como está sucediendo– será posible cumplir con este esfuerzo en los distintos territorios.

Fortalecer el rol de la formación inicial y en servicio

Un segundo desafío es reconocer y asumir a la formación inicial y en servicio como la mejor herramienta para permitir que nuestros docentes de hoy y los futuros maestros y maestras, asuman una carrera magisterial con solvencia, con capacidades para contextualizar y adecuarse a las distintas realidades para ejercer su carrera docente. Los Institutos de Educación Superior Pedagógica y las Escuelas de Educación Superior Pedagógica que han obtenido licenciamiento, como otras tantas universidades, tiene el desafío de potenciar la conectividad para el aprendizaje digital considerando sus diversas especialidades, así como conectar estos conocimientos con los distintos territorios y comunidades. La formación y acompañamiento docente, deben ser vistos estratégicamente desde una planificación territorial. Es así que el sistema de formación inicial debe planificarse desde el territorio, igual que las demandas para su desarrollo. El licenciamiento es una primera etapa.

Se requiere seguir avanzando en políticas que hagan atractivo el sistema educativo. La formación inicial no es un proceso espontáneo que solo depende de las Instituciones que la brindan. Lo es en un conjunto, y el rol de los gobiernos regionales resulta determinante en esta tarea. Se requiere movilizar recursos, docentes, con un reconocimiento que la propia escuela no podrá hacerlo sola, si no es con la comunidad.

Reconocer a las comunidades y el espacio local como elementos clave del sistema

Se trata de reconocerlas como un espacio que contribuye al propósito del sistema educativo y que hace posible que el currículo cumpla con sus objetivos. Las competencias desarrolladas en la educación básica requieren del arte y las ciencias, articulándose a saberes de la propia comunidad. Necesitamos que las ciencias, el arte y el deporte hagan una irrupción dentro de nuestras escuelas no como elementos complementarios, todo lo contrario, como elementos que propicien un mejor desarrollo de nuestros estudiantes.

La maestra Julia necesita de la comunidad para cumplir con su objetivo. La labor conjunta posibilitará que las Instituciones Educativas sean más “atractivas”, en tanto están vinculadas al desarrollo de la comunidad. La escuela no es solo el espacio físico diseñado para que los estudiantes vayan a educarse. La comunidad es parte de ese concepto, se ha convertido en ese espacio no aprovechado para educar, siendo clave su rol para potenciar las capacidades de nuestros estudiantes.

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Repensar y reorganizar el sistema educativo requiere hacernos las preguntas desde los espacios locales. El liderazgo de las comunidades y los gobiernos locales y regionales resultan clave en esta etapa, por su mejor conocimiento del territorio, allí radica lo eficiente de la inversión y las políticas educativas en educación. La planificación y el diseño de programas, para ser eficientes y acortar brechas, deben ejercitarse desde los territorios, con una asistencia técnica fuerte y organizada desde un Minedu rector, reordenando un presupuesto que responda a las características territoriales y los desafíos que cada uno de ellos afronta. Acompañar esta ruta desde el espacio nacional permitirá reorganizar nuestro sistema educativo, que fue pensado para ser descentralizado pero que aún se resiste culturalmente a serlo.

Lima, 06 de julio de 2020

Patricia Correa Arangoitia
Experta en gestión de políticas educativas y gestión descentralizada, educadora de profesión, tiene una maestría en Gestión Pública en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido Jefa de la Oficina de Coordinación Regional del Ministerio de Educación, y también asesora en descentralización educativa en el Consejo Nacional de Educación.