Eduardo León Zamora | EDUCACCIÓN
Asumir el cargo de ministro de Educación es un reto enorme. Pero más grande aún es el desafío de ser coherente consigo mismo y llevar adelante las ideas que uno mismo ha vertido a lo largo de años sobre las políticas educativas y, más desafiante aún, operativizarlas en medidas potentes, valientes y efectivas que rompan con el ciclo de colapso de la educación pública. Estar en el cargo es fácil si sólo se está dispuesto a aceitar la maquinaria y dejar el funcionamiento del sector en piloto automático para beneplácito de quienes funcionan, cómodamente, dentro el establishment educativo.
Entonces, empecemos por recordarle al ministro lo que afirmaba sobre la calidad educativa cuando quiso iniciar un debate con Jaime Saavedra, el exministro favorito de los GPE y de quienes apoyan reformas sin formas ni contenidos.
“Cuando aludo al qué, me estoy refiriendo a la finalidad de la educación que, de un tiempo a esta parte, ha devenido en una confusa noción de calidad. Y es que antes de la irrupción de la calidad, los fines educativos se centraban en la formación de personas para la construcción de un tipo de sociedad y de Estado. Hoy esos fines les han cedido el paso a los resultados de aprendizaje y han quedado atrapados en la idea, incompleta, por cierto, que propone que todo existe en tanto sea posible de ser medido.” (CUENCA, 2016a)
Suponemos que esta afirmación de principios guiará las acciones del nuevo ministro.
(…) si las finalidades no se transforman no hay manera de llevar a cabo una reforma y, por lo tanto, los cambios en la implementación de los sistemas educativos, en el mejor de los casos, solo permiten modernizar los procedimientos. Así no se alcanza una reforma. Se requiere precisión y claridad en los objetivos superiores del proyecto político y cultural de la educación. Una reforma requiere saber con claridad qué educación se quiere para un construir un país. (Cuenca, 2016b)
Aquí habría que andar con cuidado porque entre las finalidades y la institucionalización de las mismas hay un abismo. Si no se tiene claridad sobre los cambios políticos, culturales y pedagógicos que implican la adopción de finalidades más pertinentes, y sobre cómo llevarlas adelante; entonces, tampoco se pueden ejecutar reformas. El CNE, por ejemplo, tiende a quedarse a este nivel: Grandes finalidades y estrategias genéricas sin plantear rutas realistas para su implementación. Pero, obviamente, no le podemos pedir reformas a Cuenca en un período de gestión tan corto.
Si nuestro nuevo ministro cree que la tarea del MINEDU es “Hacer que la educación de calidad (y no cualquiera), les llegue a todos sin excepción y por igual, y definir qué se aprende, qué se enseña y para qué.” (Cuenca, 2016b); que no se confunda con los halagos y premiaciones que recibe APRENDO EN CASA. Que recuerde que en el año 2016 también fue premiado SOPORTE PEDAGÓGICO, sin mérito alguno, por la misma organización de CIUDADANOS AL DÍA.
En estos tiempos de pandemia se ha pasado de valorar la calidad pedagógica de las propuestas a sobrevalorar las buenas intenciones, el esfuerzo, la rapidez de respuesta, el sacrificio y el buen empaque. No dejemos de tomar en consideración que las y los estudiantes no aprenden por esas razones. Si no hay consistencia pedagógica, el aprendizaje no se logra. Y APRENDO EN CASA exhibe serios problemas de consistencia. Si el ministro no dirige su atención a estos problemas, el próximo año seguiremos teniendo déficits en los aprendizajes. Y no debido a las desigualdades existentes. Es la calidad de APRENDO EN CASA el factor principal que genera estos déficits en el aprendizaje. Los demás factores (conectividad, accesibilidad, manejo de TICs, apoyo familiar, etc.) se suman a éste que es el central.
Por lo tanto, no es recomendable construir las acciones del 2021 sobre la base de una estrategia educativa de educación remota que no ha sabido abordar, adecuadamente, la cuestión de los aprendizajes.
En esta etapa de transición, es fundamental poner las bases para un renovado modus operandi del MINEDU, con especialistas y funcionarios competentes, con formatos de diseño de calidad para políticas, programas y estrategias; con mecanismos de control de calidad de las propuestas; con efectivos procesos de supervisión, monitoreo y evaluación; con participación real de las regiones y con investigaciones que sostengan cualquier iniciativa. En otras palabras, hay que asegurar que el MINEDU cumplir su función básica: Garantizar la oferta de propuestas de calidad para mejorar el servicio educativo.
Con respecto a la formación docente, en el año 2011, Cuenca investigador afirmaba que…
“Los tres pilares en los que este cambio se asentaba: (a) el reconocimiento del docente como sujeto con agencia, (b) la necesidad de orientar las políticas docentes hacia el desarrollo profesional y (c) la importancia de concebir una formación inicial reformada y articulada con formas creativas de capacitación, no han logrado todavía ser en el país el cogollo de las decisiones sobre las políticas docentes. Más aún, algunos de estos elementos, como la formación docente y el reconocimiento del maestro como actor protagónico, siguen siendo abordados desde un enfoque tradicional.” (Cuenca, 2011)
Aún hoy, estos tres pilares siguen esperando ser tomados en cuenta en la formación docente.
El investigador Cuenca señalaba que existía un “desalineamiento entre el ideal normativo y las actitudes de los docentes”. Y añadía…
“(…) existen indicios de que el objetivo de formación en educación ciudadana y competencias democráticas no sea cumplido en la formación docente debido a factores propios de dichos procesos formativos.” (Cuenca, 2011)
Y planteaba que frente a ello…
“(…) las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación proponen revisar las propuestas metodológicas y pedagógicas de la formación docente y reorientarlas para que brinden herramientas que permitan producir conocimiento y ejercitar la capacidad de reflexión y análisis crítico para el fortalecimiento de la democracia (CVR, 2003)” (Cuenca, 2011)
¿No sería ese un objetivo mínimo a conseguir? Es decir, revisar los Diseños Curriculares de Formación Docente vigentes, que no son los mismos que los del 2011; pero, igualmente, requerirían ser revisados con los criterios planteados por Cuenca.
Apoyo a Cuenca cuando señala que…
“No ceder el espacio a la tentación de la educación rentista y las habilidades propias de la meritocracia es una tarea fundamental de las políticas y las reformas educativas, pues tal como lo sostiene Martha Nussbaum (2010), sin la intención de formar personas con pensamiento crítico y reflexivo, la democracia puede estar en peligro.”
Apelando a su condición de reconocido investigador, quienes hacemos investigación educativa crítica esperamos que, por lo menos, Cuenca tome en cuenta lo que los estudios dicen sobre la realidad educativa y las políticas extraviadas del MINEDU. Por lo menos, esperamos que relea estudios hechos en su propia institución, el Instituto de Estudios Peruanos, donde Carmen Montero, Francesca Uccelli, Carolina de Belaunde, Mariana Eguren, Natalia González y Patricia Ames han escrito algunas de las más agudas e interesantes investigaciones de los últimos años; investigaciones que revelan, desde hace años, que…
“(…) se hizo cada vez más evidente que la calidad de la educación peruana se ve seriamente afectada por problemas de gestión institucional. En este sentido, más allá de la responsabilidad que le quepa al maestro respecto de su labor pedagógica en el aula y de su compromiso con el aprendizaje de sus alumnos, la conocida debilidad de los organismos públicos explicaría buena parte de las limitaciones, ineficiencias o fracasos detectados en la aplicación de políticas educativas y en el funcionamiento de los programas, proyectos y acciones del Sector.” (Montero y otras, 2009)
En ese sentido, confiamos que, por ejemplo, su posición frente a los COAR lo lleve a adoptar medidas claras al respecto, como iniciar su proceso de cierre; paralizando nuevas postulaciones el próximo año. La posición de Cuenca siempre ha sido clara frente a los COAR…
“(…) sostengo que no es calidad educativa que un grupo de estudiantes con mejores habilidades y en mejores condiciones obtengan mejores resultados, mientras que estudiantes sin habilidades excepcionales y en malas condiciones obtengan pequeños resultados. Es cierto, los colegios de alto rendimiento (COAR) son –como dice Saavedra– “centros que permiten que un niño brillante que nació en Condorcanqui, con padres con muy pocos recursos, logre una educación que le permita acceder al bachillerato internacional”. Sin embargo, la pregunta es: ¿Cuánto tiene que esperar un niño no brillante que nació en Condorcanqui, con padres con muy pocos recursos, para tener una buena escuela en su comunidad? ¿Qué sucede con ellos? (Cuenca, 2016b)
Y agrega…
“Falta entonces revisar algunas decisiones que no nos acercan a verdaderas reformas ni a sistemas menos desiguales. Los COAR son buenos para un grupo de jóvenes, pero no lo son para el sistema.” (Cuenca, 2016b)
Asimismo, suponemos que será fiel a ciertas ideas importantes que ha manifestado con relación a la dirección de las políticas educativas…
“La mayor inversión en zonas urbanas ofrecerá mejores resultados que exhibir, pero menos equidad.” (Cuenca, 2016b)
Esperemos que la gestión de Cuenca coloque las cosas en su sitio para repensar la Educación y el quehacer del Ministerio de Educación desde una perspectiva de la justicia y de la eficacia, que son dos hilos que, difícilmente, se enhebran con suficiente pericia y decisión. Y que su gestión en el MINEDU no abandone la gesta épica para concentrarse en el vacío que ha representado en las últimas décadas y que la tecnocracia no siga siendo el bálsamo para la desesperanza. (Parafraseando una cita de Vergara, hecha por Cuenca).
Aplausos no le faltarán. Mucho cuidado con ellos.
“(…) hay que tener la calma y tranquilidad para no dejarse encandilar por los fuegos artificiales que nos distraen de la ruta a seguir. Estos éxitos facilitan titulares, solucionan el corto plazo y generan una sensación de satisfacción. Estos fuegos artificiales tienen la magia de convencernos que todo está bien y estará bien.” (Cuenca, 2016b)
Mejor será avocarse a ordenar la casa para que quien la ocupe a partir del nuevo gobierno no tenga más remedio que trabajar sobre bases más sólidas sin renunciar al principio de calidad como lo viene haciendo el MINEDU desde hace un buen tiempo.
Lima, 9 de diciembre de 2020
REFERENCIAS
CUENCA, R. (2011) Discursos y nociones sobre el desempeño docente. Diálogos con maestros. IEP. Lima. En “Hacia una propuesta de criterios de buen desempeño docente Estudios que aportan a la reflexión, al diálogo y a la construcción concertada de una política educativa.” CNE. Fundación SM.
CUENCA, R. (2016a) “Aceptando un debate” (El Comercio, 18.03.16),
CUENCA, R. (2016b). ¿Hay una reforma educativa real? Revista Poder. Disponible en https://poder.pe/2016/08/08/01230-hay-una-reforma-educativa-real/
MONTERO, C., UCCELLI, F., DE BELAÚNDE, C., EGUREN, M. y GONZÁLEZ, N. (2OO9) El Estado de la educación. Estudios sobre políticas, programas y burocracias del sector. IEP. Lima, Perú.