Kimberly Alarcón Rojas | EDUCACCIÓN
El contexto político actual nos ha invitado a sostener interesantes conversaciones con amistades y familiares sobre nuestra visión de país, nuestra postura política y nuestra preferencia electoral para el 06 de junio. Las últimas encuestas indican que el número de votantes indecisos va disminuyendo y que existen cambios en los porcentajes sobre la preferencia a uno u otro candidato. La pregunta que surge de inmediato es ¿a qué se debe eso? Si bien en lo particular me interesa el punto de vista político o de estrategia política de ambas candidaturas, en esta ocasión propongo centrarnos en el análisis de algunos discursos recurrentes en dichas conversaciones.
En general, las palabras que más se han repetido últimamente han sido las de “defensa de la democracia”, “amor por el país” e “igualdad”. Para entender su contenido es importante reconocer con honestidad qué de la democracia que tenemos ahora queremos defender, a qué tipo de país es al que le estamos queriendo demostrar nuestro amor y qué estamos entendiendo por igualdad.
Decía Oscar Wilde que “no existe una realidad verdadera, sino tantas realidades como se pueden inventar” o experimentar, podríamos añadir. Cualquiera podría inferir que las realidades que vivimos son diversas y depende principalmente de quien la experimenta. Sin quitarle el sentido a ello y con un interés metodológico de agrupar para entender, una aproximación que podríamos tener es cuál es la realidad que viven las personas de acuerdo al nivel socioeconómico (NSE) en el que se encuentran.
Según Ipsos, la distribución socioeconómica del Perú es la siguiente:
Usted que está leyendo este artículo deténgase unos segundos a calcular su ingreso mensual familiar y puede ubicarse en alguna de esas escalas. El solo hecho de que pueda leer este artículo en su celular, Tablet o computadora, en su propia casa con piso de parquet o loseta mientras está en un break del teletrabajo, ya indicaría que se encuentra entre el B o el A. Ahora bien, a partir de la educación y salud a la que usted ha tenido acceso y la disposición de información con la que cuenta ¿considera que su visión de la democracia, el país y la igualdad es similar a la de los peruanos y peruanas ubicados en los otros NSE? Usted podría estar perteneciendo a ese pequeño 12% de familias peruanas cuyo ingreso familiar sí le permite tener capacidad de ahorro, acceso a servicios de salud básicos, seguridad, educación, entre otros derechos. En su caso la democracia funciona, el país le acoge y se siente igual a sus pares. Recuérdelo, es el 12% de más de 30 millones de peruanos y peruanas.
Según CEPAL (2018), “los individuos construyen su sentido de pertenencia a la sociedad y su adhesión a la vida democrática sobre la base de la igualdad de derechos y la igualdad sustantiva. La igualdad en materia de acceso a capacidades hace referencia a habilidades, conocimientos y destrezas que los individuos logran adquirir y que les permiten emprender proyectos de vida que estiman valiosos”. Con esto se quiere decir que la igualdad social no significa que no seamos diferentes, sino que, a pesar de serlo, que nuestro lugar de nacimiento, lengua materna, color de piel o género no influyan en nuestras reales posibilidad de acceso a oportunidades de desarrollo que nos permitan llevar la vida que estimamos valiosa. Por eso es importante contar con un Estado eficiente, que supere los obstáculos de la corrupción institucional y logre hacerse presente a lo largo del ciclo de vida de los peruanos y peruanas. Esto es necesario para asegurar su adecuado desarrollo y el crecimiento económico, pero también la productividad sostenible y el fortalecimiento del tejido social de nuestro país.
Mucho del discurso en favor de uno y otro candidato está cargado de subjetivismo maniqueo “votas por odio”, “votas por resentimiento”, “votas por miedo”, como si todo fuera blanco o negro camuflando en esos dichos lo que realmente ocurre: vamos a elegir por interés, porque algo nos importa más que otra cosa. Eso es lo que realmente se tiene que enfocar como centro de la discusión y salir del subjetivismo vacuo que asocia un interés político o económico al “amor a la patria” para dotarlo de probidad. Expresiones como “por el pueblo”, “por nuestra fe”, “por las buenas costumbres”, “por los niños del Perú”, etc., alguna vez habrán tenido un significado noble, pero ahora carecen de valor, porque históricamente han sido invocadas para cometer atrocidades o justificarlas.
Estamos en un escenario difícil que pronostica graves daños y retrocesos en materia educativa, sea cual fuere el ganador el 06 de junio. Algo útil que podemos hacer ahora es ubicarnos y ser conscientes de que nuestra experiencia de Perú democrático y con oportunidades es claramente diferente al de otros peruanos y peruanas. Asimismo, que la situación crítica en la que estamos ahora la hemos venido tejiendo a pulso a través de nuestra historia. Entendamos, no habrá manera de zafarnos de este déjà vu si seguimos negando el hecho de que es necesario modificar el statu quo para que por lo menos el 50% de familias peruanas de menores recursos, o sea, familias de los NSE D y E, puedan sentir que para ellos la democracia funciona, el país les acoge y se sienten iguales a sus pares.
No vamos a salir del hoyo haciendo más de lo mismo, así como no se mejora una estructura maquillando sus fisuras. No se puede retroceder el tiempo para hacer mejor las cosas y así evitar estar en la crisis en la que estamos. Pero podemos empezar a hacerlas hoy para que los futuros peruanos y peruanas no tengan que pasar lo mismo que nosotros ahora. Se los debemos.
Lima, 10 de mayo de 2021