Alvaro Puertas Villavicencio | EDUCACCIÓN [1]
Cuando las ciencias cognitivas abrazaron la visión enactiva del mundo, es decir, la idea de que existe una continuidad y constante interacción entre mente, cuerpo y medio ambiente, se abrieron las puertas para superar los reduccionismos que condicionaban el desarrollo del ser humano y las prácticas educativas. La evidencia científica ha demostrado que el ser humano es un ser situado cuyo cuerpo forma parte de sus procesos cognitivos en entornos específicos que a su vez influencian dichos procesos.
Resulta paradójico que quienes precedieron a la teoría enactiva fueron las escuelas alternativas o activas. Robert Miller indica que las escuelas alternativas poseen una mirada ecológica de la educación, la cual respeta los procesos orgánicos de aprendizaje además de alentar las relaciones auténticas entre el mundo y la persona, así como entre el individuo y la sociedad.[2] En el Perú, la educación alternativa es joven pero ya existen ejemplos que promueven un conocimiento enactivo en espacios sagrados. Uno de estos casos es la Escuela Democrática de Huamachuco (EDHU).
En la EDHU encontramos espacios que impulsan, a través de la conversación, tres valores que hacen posible la democracia: igualdad, libertad y fraternidad.[3] Con la conversación, intercambiamos experiencias desde las cuales podemos ser y dejar aparecer al otro. En el proceso, emerge el espacio sagrado que “armoniza con la existencia humana, y permite el total despliegue de la vida, de forma legítima, auténtica y respetuosa.”[4] Enactuamos un mundo democrático cuando la conversación y el espacio sagrado surgen en mutua interacción, alentando la práctica de los valores ya mencionados.
Dejar aparecer
En la EDHU, la diferencia entre maestros y estudiantes se desvanece. En su lugar, todos aparecemos como aprendices y, antes, seres humanos que tienen algo que compartir y aprender. Los adultos se encuentran presentes y con atención plena en los diferentes espacios para acompañar a cada niño y joven en su proceso según sus intereses y necesidades. Los adultos son cómplices del aprendizaje y amigos con quienes se puede contar. Entre niños y jóvenes, la situación es similar. Al no existir una separación por edades o jerarquías, uno se vuelve acompañante de otro, brindando el soporte necesario para que todos aparezcan en su ser auténtico y legítimo.
Tampoco existen distinciones entre grupos socioeconómicos y grados de conocimiento. Prima una diversidad incluyente. Las familias aportan según sus posibilidades y desde sus saberes, compartiendo lo que tienen y lo que conocen en favor de la escuela. La capacidad dialogante de la comunidad en espacios sagrados abriga todo sentimiento e idea, se respira confianza. Si bien en la EDHU se cuenta con asambleas lideradas por los mismos niños y jóvenes, existen diferentes oportunidades para la manifestación auténtica de cada ser humano. En ese sentido, cada persona decide qué, cuándo, y con quién aprender. La libertad se vive a través de acciones que buscan siempre la igualdad y empiezan desde el amor hacia todo aquello que integra la comunidad.
La enacción está presente en la construcción e interacción de los mundos de cada ser humano que habita la escuela. Cuando enactuamos nuestro mundo incorporamos también el de los demás. Incorporar el mundo del otro significa dejarle aparecer; es decir, darle la libertad para ser auténtico y en democracia, hacerle sentir en un espacio de igualdad, y mostrarle un amor que supera prejuicios en aras del bien común.
De esta manera, cada miembro de la comunidad vive cual ser-en-el-mundo, en un estado de apertura hacia todo aquello que tiene significado especial para su desarrollo, empezando por lo cotidiano. Martin Heidegger indicó que solemos estar en un estado de inautenticidad que niega dicha apertura y evitamos diferenciarnos debido a nuestra tendencia a permanecer dentro del conformismo de un grupo determinado.[5] Por el contrario, en la EDHU, la práctica de la libertad, igualdad y fraternidad, permite la apertura y, por tanto, hace auténticos y conscientes de su autenticidad a cada ser humano respecto a las oportunidades que permite su unicidad y la diversidad que, en otros escenarios, es restringida y calculada.
Interdependencia y andamiajes
En la EDHU, todo ser humano es compañero de aprendizaje de otro y, por tanto, es andamiaje, impulso, inspiración, compasión. En coherencia con la visión enactiva y el principio de desarrollo próximo de Vygotsky, se aprecia una interdependencia entre cada persona que habita la escuela y su entorno. Es más, así como nuestro cuerpo, entendido como mente encarnada, participa de procesos cognitivos, también los espacios y otras personas son extensión de nuestra mente y contribuyen con nuestro desarrollo. Andy Clark nos dice:
“Si al desarrollar una tarea, una parte del mundo funciona como un proceso que, si fuese hecho en la cabeza, no dudaríamos en aceptar que es parte de un proceso cognitivo, entonces esa parte del mundo (por ese momento) es parte del proceso cognitivo. ¡Los procesos cognitivos no están todos en la cabeza!”[6]
Clark, inspirado por Vygotsky, coincide con Loris Malaguzzi, quien afirma que el espacio también es maestro[7]. Al ser andamiaje, el espacio es acompañante de aprendizajes, complementando y fortaleciendo nuestras capacidades.[8] Esto se observa cuando recorremos los diferentes espacios de la EDHU. La diversidad de ofrecimientos[9] que brindan los ambientes de la escuela permite que cada niño y joven seleccione aquello que les beneficia.
El espacio sagrado es el espacio orgánico o vivo, sea natural o construido, que dialoga con el ser humano que lo habita para ofrecerle posibilidades de mejora, haciéndole consciente de sus potencialidades y necesidades. El espacio sagrado es donde el ser evoluciona, sin presiones, en su tiempo y en un estado de fluir,[10] dando lugar a un aprendizaje emocional, porque cada ser humano en la escuela comprende lo que es fundamental para su desarrollo y aprende a tomar decisiones coherentes. En la EDHU, esto se pone de manifiesto cuando vemos niños y jóvenes pasando de un espacio a otro hasta que se establecen en un lugar donde pueden explorar y gestionar sus intereses, considerando tanto el bienestar colectivo como individual.
Habilidades prosociales
Una educación basada en la enacción es una educación del corazón, donde el ser humano establece una dinámica de aprendizajes constantes en interacción con su entorno para desarrollar tanto aspectos cognitivos del aprendizaje como los emocionales. En la EDHU, el desarrollo de las habilidades prosociales va de la mano con las capacidades asociadas a los intereses y necesidades de cada estudiante.
La libertad de cada ser humano en la escuela está asociada a una convivencia hacia el buen vivir, partiendo de las decisiones que toma en conversación con los demás actores del escenario educativo, incluyendo el espacio que habita. De esta manera, aprende a gestionar sus emociones, conciliar puntos de vista y defender sus ideas, tomando plena consciencia de la existencia del otro
El vínculo emocional se extiende más allá del que se forja entre seres humanos. Dada la interdependencia entre todos los entes de la esfera educativa, los lazos de confianza se consolidan también con el entorno, en cuanto es seguro y compasivo. El espacio es vivo porque se impregna de las cualidades del ser humano que lo habita mientras enactúa su mundo. Cuando dos personas conversan y comparten afectos, sus rostros y cuerpos denotan empatía. Lo mismo sucede entre un ser humano y el lugar donde vive, estudia, trabaja, sueña. Cuando un espacio invita a la paz, al amor o la compasión, viste las huellas de quienes lo habitaron. Todo ente es influenciado: la naturaleza, la arquitectura y los seres humanos, han sido, son y continuarán siendo transformados.
La empatía se vive entre seres humanos y con el espacio que habitamos. Así es también con la compasión, entendida como el reconocimiento del sufrimiento, que mueve a procurar aliviarlo.[11] La EDHU muestra una comunidad que ha desarrollado estas habilidades en su convivencia con el espacio y los seres humanos que le habitan. La libertad, igualdad y fraternidad son posibles gracias a la práctica constante y consolidación de habilidades prosociales a través de lo más cotidiano: la conversación. Las asambleas son un ejemplo de ello, pero basta un día en la escuela para darse cuenta de que la democracia surge en diálogos de diversa complejidad que nutren y son respetuoso de todo aquello que conforma la comunidad.
En la EDHU no hay día que pase en la escuela el cual no se vivan la empatía y la compasión. Ambas están presentes en una comunidad que siente un profundo aprecio por la individualidad y colectividad, dada la comprensión de que no existe una sin la otra. La conversación y la escucha la hacen posible, en un intercambio en el que todos siempre salen triunfantes y más humanos. Como diría Thomas Jefferson: “Quien recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quien enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras.”[12]
Este es el rasgo de la enacción en los procesos de aprendizaje que promueven la democracia y que, por lo tanto, son orgánicos y auténticos.
Lima, 10 de mayo de 2021
NOTAS
[1] Continúa de “Ser para aprender” (Edición 69): Alvaro Puertas. Ser para aprender: Una visión enactiva de la educación basada en la conversación. Recuperado de https://www.educaccionperu.org/ser-para-aprender (accedido el 25 de abril del 2021).
[2] Robert Miller. The Self Organizing Revolution (Introducción). Recuperado de http://www.montessorisynergies.com/transformation/emerging-consensus/the-self-organizing-revolution (accedido el 25 de abril del 2021).
[3] Alvaro Puertas. Aprender a ser: La capacidad de conversar como base fundamental de la educación. Recuperado de https://www.educaccionperu.org/ser-para-aprender (accedido el 25 de abril del 2021).
[4] Ibíd.
[5] Charles Gignon. Authenticity. Recuperado de https://plato.stanford.edu/entries/authenticity/ (accedido el 25 de abril del 2021).
[6] Andy Clark & David Chalmers. The extended mind. Retrieved from http://consc.net/papers/extended.html (accedido el 21 de abril del 2021).
[7] Paul Barr Rosso. El tercer maestro. Recuperado de https://www.educaccionperu.org/el-tercer-maestro-2/ (accedido el 21 de abril del 2021).
[8] Alvaro Puertas. Architecture as extension of the mind. Recuperado de https://theccd.org/article/architecture-as-extension-of-the-mind/ (accedido el 25 de abril del 2021).
[9] Ofrecimientos es el término que utiliza el psicólogo J. J. Gibson para indicar las diferentes posibilidades que un espacio brinda a la persona para usarlo e interactuar en el mundo.
[10] Mihály Csíkszentmihályi. Flow: The psychology of optimal experience. Harper-Collins e-books. 2008.
[11] Definición del psicólogo clínico chileno Gonzalo Brito. Su página web es http://www.cultivarlamente.com/
[12] Frase atribuida a Thomas Jefferson. Recuperada de https://nuevatribuna.publico.es/opinion/jesus-parra-montero/filosofia-ciencia-hermanas-necesitan/20201120131313181436.html (accedido el 25 de abril del 2021)