Sharún Gonzáles | JUGO DE CAIGUA
Muchos pensábamos que con la última ánfora cerrada acabaría el tortuoso enfrentamiento entre nuestra ciudadanía por la segunda vuelta presidencial, pero una vez traspuesto el umbral del 96% de actas electorales contabilizadas, la historia tomó un giro esperable: sin confirmación oficial de victoria o derrota, quienes ya se sentían perdedores alzaron la voz para clamar fraude. Pese a la evidencia de unas elecciones limpias, un sector de la población se rehúsa a aceptar que la otra mitad (más 0.50%) tiene la capacidad de elegir a quien debe gobernar el país. La resistencia a aceptar un resultado electoral puede ser entendida como una falta de empatía o una incapacidad de oír al “otro”. Desafortunadamente, para que la empatía y la capacidad de oír existan es necesario considerar al “otro” parecido a uno mismo… Leer más