Alex Ríos Céspedes | EDUCACCIÓN
Las escuelas en el Perú están cerradas hace 18 meses. Para reducir el efecto, desde el 2020 se implementó la transmisión de programas por televisión, radio y web, y se inició la distribución de tabletas para familias de bajos recursos económicos. No obstante, erróneamente se ha instalado la idea que la plataforma Aprendo en Casa o el plan de Cierre de Brecha Digital son reemplazos del proceso de enseñanza aprendizaje que ocurre en la escuela. No existe, al menos en el país, alguna estrategia que pueda suplir la experiencia social y el interaprendizaje que ocurre en el aula a partir de la interacción presencial entre docente y estudiantes. En consecuencia, la estamos pagando caro a corto plazo y la vamos a seguir pagando a largo plazo. En lo inmediato, cada vez existe mayor reporte del efecto negativo que el cierre de escuelas está ocasionando en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños, niñas y adolescentes. A largo plazo, esto afectará con más fuerza los proyectos de vida de los futuros jóvenes teniendo una repercusión directa en la productividad e ingresos del país.
Desde ese punto de partida, el retorno a clases con algún grado de presencialidad es imperativo e impostergable, principalmente para niños, niñas y adolescentes que pasan por una etapa crucial del desarrollo cognitivo y socioemocional: Aprender a leer y escribir se hace complicado a distancia. Atender clases virtuales para niños con alguna dificultad auditiva o visual es casi inviable de manera virtual. Recibir terapias físicas para aquellos con discapacidad se hace imposible desde casa. Atender apenas dos horas semanales a clases en línea seduce a muchos adolescentes a dedicarse más a trabajar y no culminar sus estudios. Finalmente, tener una tableta o celular no ayudará mucho si los estudiantes viven en comunidades rurales sin conectividad a internet o señal de celular. Algunas consideraciones a tomar en cuenta:
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Existe experiencia rural ganada que debe ser capitalizada
Abrir escuelas no es una idea nueva o una ruta que recién se quiere implementar. Desde el 2020 se ha ido acumulando experiencias de semi presencialidad en ámbitos rurales donde la conectividad limitaba la educación a distancia. En los dos años que se ha venido implementando estrategias semi presenciales, no han existido casos de contagios detectados dentro de la escuela. Han existido cierres del servicio por la presencia de casos en la comunidad o distrito, pero no han existido reportes de contagios como consecuencia de la apertura en aquellas escuelas habilitadas para abrir. La experiencia acumulada durante estos dos años debería ser extendida a muchas más escuelas que se encuentran cerradas, tanto en ámbito rural como urbano, con las consideraciones del caso. Las más de 6 mil escuelas que actualmente ofrecen servicios semi presenciales son escuelas que han abierto sin tener las mejores condiciones de infraestructura o sin contar necesariamente con vacunación docente. Motivados por la situación de sus estudiantes y con fuerte impulso de los docentes y padres organizados, se embarcaron a ofrecer servicios semi presenciales, siempre y cuando los indicadores epidemiológicos lo permitían.
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Debemos asumir la nueva normalidad de cerrar y abrir escuelas
Abrir y cerrar el servicio debe ser parte de la nueva normalidad del servicio educativo al cual debemos estar cada vez más acostumbrados y preparados. En una visita a República Dominicana me explicaban que las escuelas abren y cierran de acuerdo a indicadores de evolución de los huracanes. Se van monitoreando el avance del fenómeno y si se pronostica que seguirá su curso sobre algunos distritos del país, se suspende el servicio presencial y pasan a distancia hasta que el huracán cambia de curso, disminuye de intensidad o se extingue. Es el tipo de “normalidad” que debemos empezar asumir. Querer volver a una presencialidad del 2019 o esperar a tener controlada la pandemia para abrir las escuelas es erróneo. Debemos aprender a convivir con ella y posiblemente con subsiguientes pandemias.
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Priorizar y culminar vacunación docente, pero no condicionar el retorno a ella
La vacunación docente es clave, pero no debe condicionar el retorno a clases presenciales. Condicionar el retorno a la vacunación docente deja como antecedente la necesidad de la vacunación a los adolescentes; posteriormente, la vacunación de los niños; luego, la necesidad de una dosis de reforzamiento. La vacunación docente debió haberse realizado desde un inicio junto con el personal de primera línea o con las personas mayores de 80 como se ha hecho en otros países. Dado que, lamentablemente, no se decidió en ese sentido, sino hasta julio que se empezó a vacunar a los docentes rurales, no debería condicionarse ahora el retorno a clases a ello.
Además, el avance de vacunación ya hace posible establecer inicios de presencialidad en varias zonas. De acuerdo a la ENDO 2020, el 75% de los docentes tienen 38 años de edad o más. En teoría, más del 75% ya debería estar alcanzando su segunda dosis[1]. En la práctica, de acuerdo al avance de vacunación para inicios de setiembre, 1 de cada 2 docentes está vacunado con las 2 dosis[2]. En ámbito rural, la vacunación con 2 dosis llega al 65%. Existen 51 distritos del país donde el 100% de los docentes de escuelas rurales ya están vacunados. ¿No se debería entrar a una lógica semi presencial en escuelas o distritos rurales cuyos docentes se encuentran vacunados con 2 dosis en más de un 70%, 80% o 90%?
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Reducir la brecha entre escuelas habilitadas y escuelas abiertas
Al iniciar setiembre, poco más de 76 mil servicios educativos se encontraban habilitados para ofrecer algún grado de presencialidad[3]. Es decir, el 68.8% de los servicios educativos del país pueden abrir sus locales dado que los principales indicadores epidemiológicos a nivel de distrito lo permiten, por ejemplo, existen bajas tasas de positividad y mortalidad. De los 76 mil, cerca de 6 mil han decidido abrir sus puertas y ofrecer modalidad semi presencial. Representa apenas el 8%, un porcentaje muy reducido de escuelas que abren respecto al total de escuelas habilitadas. Aquí el Ministerio de Educación no es que está diciendo “no abran”. Está dando la posibilidad de abrir, pero deben cumplir protocolos de bioseguridad y debe existir la voluntad de la comunidad educativa. Las condiciones de bioseguridad se pueden cumplir: principalmente son las ya conocidas como mantener distancia de 2 metros, tener lavamanos, usar mascarillas y tener ambientes ventilados. Múltiples problemas van a existir, tanto como posibilidades de ser solucionadas a nivel de la comunidad. Los estudiantes sólo pueden ir algunos días de la semana y estar presentes hasta máximo 4 horas por día. La voluntariedad depende estrictamente del director, los docentes y los padres.
¿Por qué tan pocas escuelas habilitadas ofrecen servicios semi presenciales? El esquema hasta el momento es que la voluntariedad depende del director, de los docentes y de los padres de familia. Sin embargo, se debe pasar progresivamente a un esquema donde la voluntad de asistir debe quedar restringida sólo para los padres de familia. Las escuelas habilitadas deben abrir sus locales y ofrecer servicios semi presenciales con aquellos docentes que ya tienen dos dosis. Quedaría a potestad de los padres, la decisión voluntaria de enviar o no a sus hijos. Habrá algunos padres que envían a sus hijos y otros que deciden no hacerlo. En ninguno de los casos, debería afectarse el acceso al servicio educativo. Este esquema puede demandar mayor complejidad de organización a la escuela, pero no por eso debería afectarse el aprendizaje y salud mental de los estudiantes.
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Incrementar la apertura de escuelas privadas en ámbito urbano
La situación de las escuelas de ámbito urbano tiene una mayor complejidad por la densidad poblacional que permite un comportamiento más agresivo de la pandemia, principalmente de las nuevas cepas que parecen afectar a personas más jóvenes. Se suma a ello que muchos estudiantes deben usar transporte público y la población docente de ámbito urbano no ha sido priorizado para la vacunación. Sin embargo, se repite que el número de escuelas abiertas es menor al número de escuelas habilitadas. Por ejemplo, Lima Metropolitana cuenta con 3,259 escuelas habilitadas, pero apenas se anuncia el inicio semi presencial de 16 escuelas, casi todas privadas, desde la segunda semana de setiembre. Sostener que se trata de un “piloto” es inexacto y puede llevar a malos entendidos. Primero, no se trata de una estrategia dirigida y organizada por el Ministerio de Educación. Segundo, el grupo de escuelas no representa alguna realidad del sector público o incluso de todo el sector privado. Tercero, los resultados, aunque útiles, tendrían limitaciones para ser generalizados a otras escuelas. Finalmente, sostener que es un piloto da entender que las demás escuelas deben esperar los resultados de lo que ocurre en estas 16 escuelas para ver si abren o no. En realidad, no es así. Actualmente, más de 3 mil escuelas de Lima podrían hacer el mismo esfuerzo de abrir sus locales. De hecho, debería haber un mayor número de escuelas privadas realizando el mismo esfuerzo dado que tienen mayores posibilidades de resolver las condiciones de bioseguridad, el transporte de los estudiantes y posiblemente, la mayoría de los docentes y padres ya se encuentran vacunados. La pregunta es ¿Por qué no existen más escuelas privadas ofreciendo servicios semi presenciales en las grandes ciudades?
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Más que autorización del gobierno, se requiere acción de la sociedad
La RM 273-2021-MINEDU del 27 de julio es una modificatoria de la norma de apertura de servicios educativos que establece que una institución urbana puede abrir excepcionalmente siempre y cuando, no exista aislamiento social obligatorio (cuarentena), se encuentre en un distrito calificado de alerta extrema, y cumpla los criterios de bioseguridad y voluntariedad. La autorización lo tramitan con la UGEL. Con esta última modificatoria, cualquier escuela podría ofrecer un servicio semi presencial en la actualidad si cumple lo que cumple cualquier establecimiento que quiere abrir un local (iglesia, cine, gimnasio, biblioteca o tienda comercial). No se necesita que el MINEDU autorice o saque alguna nueva norma. Es una modificatoria habilitadora que, en la práctica, no está siendo utilizada. Es posible que no se conozca mucho de ella dado que fue publicada en feriados de fiestas patrias, en medio de una gran incertidumbre política con el cambio de gobierno y durante las vacaciones escolares de medio año. Pero la norma existe y queda más en potestad de los propios padres hacer gestión de ella. Digo padres porque de acuerdo a las encuestas, mientras 6 de cada 10 padres está de acuerdo con abrir escuelas, en el caso de los docentes se reduce a 3 de cada 10. Resolución de micro problemas particulares y acuerdos infinitos se pueden llegar a tener entre todos los actores sin poner en riesgo a los docentes y padres que no están aún vacunados y/o se encuentran en condiciones de riesgo.
La magnitud del impacto en el aprendizaje y el estado socioemocional de los niños, niñas y adolescentes, así como su repercusión en el desarrollo del país están siendo cada vez más documentado por la academia. De acuerdo a Pablo Lavado, “dos años de no ir a la escuela significaría una pérdida de aprendizajes de aproximadamente 2.4 años de educación si no se hace nada para revertirlo. Lo que se traduciría en menor conocimiento, empleabilidad, productividad e, incluso, menores ingresos”[4]. Según el Banco Mundial, el porcentaje de niños de 10 años que no puede leer un texto pasará de 53% a 63%[5]. UNICEF afirma que 1 de cada 3 niños peruanos de 6 a 11 años presenta algún problema emocional[6]. La dureza de la segunda ola no ha permitido que la evidencia y la experiencia predomine sobre el miedo o la cautela. Debemos revertir esta situación. Con el repliegue de la pandemia, debimos haber empezado a ganar experiencia en escenarios de semi presencialidad para enfrentar mejor una siguiente ola. No estamos tarde y no se requiere normatividad del Estado. Si una escuela está habilitada, tenemos la oportunidad de organizar el retorno a clases. Todos estamos en la posibilidad de poder impulsar la apertura. Si te interesa saber si tu escuela puede abrir, dale una mirada al siguiente link: http://bit.ly/3sJPkr7. Si está habilitada y no está abierta, pregunta, infórmate y organízate. Cada día cuenta.
Lima 15 de septiembre de 2021
Notas
[1] http://escale.minedu.gob.pe/uee/-/document_library_display/GMv7/view/6981285
[2] https://bit.ly/AvanceVacunación-PersonalIIEEEB
[3] http://bit.ly/3sJPkr7
[4] https://ciup.up.edu.pe/analisis/regreso-a-las-aulas-que-debe-tomarse-en-cuenta/
[5] https://blogs.worldbank.org/education/massive-yet-invisible-cost-keeping-schools-closed?cid=SHR_BlogSiteShare_EN_EXT
[6] https://www.unicef.org/peru/media/10616/file/Salud%20menta%20en%20contexto%20COVID19.pdf