Edición 78

La contrarreforma universitaria: El Imperio contraataca

Si la supervisión y autorización de funcionamiento están a cargo de los representantes de las universidades ocurre que los supervisados son los mismos que supervisan

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Alex Ríos Céspedes | EDUCACCIÓN

El licenciamiento de universidades es más una autorización de funcionamiento y no un reconocimiento de la calidad. Evalúa lo mínimo que deben cumplir, no lo máximo que pueden llegar [1]. Universidades que no han recibido licenciamiento son universidades que no tienen capacidad mínima de operación, a pesar de que tuvieron un tiempo para ponerse en regla. Aplicado a restaurantes, el licenciamiento no te dice donde cocinan más rico, sino donde cocinan con gorgojos en los alimentos. Cuando esto último ocurre, no hay discusión, tienen que cerrarse. A pesar de ello y si una universidad lo considera, puede volver a solicitar un trámite de licenciamiento.

Cerrar universidades a través del licenciamiento ha significado cerrar negocios que muchos buscan reabrir porque les permitía el lucro monetario y social. Desde que se inició el proceso de licenciamiento, varios interesados, a través del Congreso, quieren resucitar a las universidades cerradas bajo el pretexto de ayudar a sus estudiantes. No obstante, existe desde hace mucho un plan para apoyar a dichos estudiantes, que quizás podría revisarse. Si hubiese un real interés por los estudiantes, las normas que aprueba el congreso deberían beneficiar a los jóvenes y no a las universidades que los han estafado.

La otra estrategia del actual Congreso es tomar control del consejo directivo de la SUNEDU.
Hasta ahora, para ser parte del consejo directivo, se postulaba y se elegía a los mejores candidatos siguiendo criterios meritocráticos. Cualquier representante de las universidades podía postular si lo creía conveniente. La nueva propuesta aprobada por el Congreso determina que no se necesita concurso, sino que las universidades tienen el derecho de designar un representante. Si esto se concreta, la SUNEDU ya no se dirigirá por miembros en función de sus méritos académicos y profesionales, sino por miembros en función de los intereses de las universidades.

Si la supervisión y autorización de funcionamiento están a cargo de los representantes de las universidades ocurre que los supervisados son los mismos que supervisan. Obviamente, no se puede hablar de objetividad y existe un claro conflicto de intereses. Esto se llama “captura normativa” y existe experiencia internacional que denuncia estas situaciones que se resumen en que el regulado establece las normas de regulación.

Lima, 7 de febrero de 2022

NOTAS

[1] El reconocimiento a la calidad es ofrecido por el SINEACE a través de la acreditación. En el país estábamos tan mal que más que acreditar, necesitábamos licenciar.

Alex Ríos Céspedes
Licenciado en Psicología Social por la Pontifica Universidad Católica del Perú. Maestría en Gestión y Políticas Públicas en el Institute of Social Studies de La Haya, Holanda. Ex consultor de la cooperación alemana en el Perú, Programa PROEDUCA-GTZ. Ex Director General de la Dirección General de Gestión Descentralizada del Ministerio de Educación.