Franco Mosso | EDUCACCIÓN
Esta semana, en un café virtual de amigos que se prolongó por tres horas nocturnas, estaba hablando con un grupo fenomenal de líderes educativos locales que trabajan en varias Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL) del país. Uno de ellos, que trabaja en una UGEL de zona rural, me dijo, “tenemos a mil doscientos cincuenta estudiantes de quienes no sabemos casi nada hace casi dos años, sea porque no tienen acceso a línea telefónica o porque salieron de la escuela para contribuir con su familia en lo económico.” “¡Mil doscientos cincuenta!, ¿de cuántos?”, le dije. “De sesenta mil”, me respondió. Hice mis cuentas, sabiendo que tenemos doscientas veinte UGELs a nivel nacional. De manera conservadora, estamos hablando de trescientos mil estudiantes que este año el sistema educativo (ojalá) reciba de vuelta después de una larga ausencia. Seguramente son más.
¿Qué ha pasado, ya no solamente con estos estudiantes, sino con todos en el sistema educativo? No solamente ha habido pérdidas de aprendizaje académico, sino también en la salud emocional de nuestros estudiantes. UNICEF, en su informe del estado de la niñez del año pasado, nos dijo que cerca de doscientos millones de niños, niñas y jóvenes están padeciendo en este momento de trastornos mentales. Cuarenta por ciento de ellos padecen de ansiedad y depresión, condiciones exacerbadas por el aislamiento social. Ustedes saben que muchísimas niñas y niños son resilientes optimistas, pero estoy seguro que han visto muchas ganas de ver a los amiguitos, muchas ganas de correr, de jugar en la naturaleza, de caminar por las calles, de poder alimentarse de la sonrisa de la otra persona. Y reparar esto es lo que tenemos por delante, no solamente este año. Ese es el partido que vamos a voltear. “Vamos a”, no “tenemos que”.
Hay una serie de razones que me convencen de que podemos hacerlo. Sé que hay desesperanza por la inestabilidad que nuestro Perú sufre a nivel nacional. Sé que suena contra intuitivo que les escriba con tanta convicción. Pero es genuino, y aquí va por qué:
En los últimos años tomamos la decisión estratégica de involucrarnos profundamente con el liderazgo educativo a nivel regional y local. Deben haber escuchado muchas veces la frase “hay que construir capacidades en las regiones”; se ha convertido en casi un cliché decir esto cuando hablamos de educación. En un sistema educativo, como en la mayoría del mundo, tradicionalmente vertical, queríamos probar nuevas formas de hacer cambios a gran escala, incorporando con mayor fuerza en nuestro accionar los cambios de abajo para arriba. Desde que inició la pandemia más de tres mil líderes educativos han recibido nuestras capacitaciones virtuales y flexibles, y hemos comprobado que nuestra formación, combinada con ese liderazgo local que está tan cerca a “la cancha”, produce cambios en la pedagogía con el estudiante, y con la manera como se hacen las cosas en el colegio. Pero más aún, hemos encontrado cientos y miles de líderes que realmente “la rompen”. Estoy hablando de líderes “cien sobre cien”, con capacidad de inspirar a otros, de movilizar alianzas, con el “ojo” en el resultado de la transformación de la vida del estudiante, con apertura para el cambio. A veces las dinámicas nacionales opacan la presencia de estos líderes. La capacidad de liderazgo está ahí, la conocemos bien, y la vamos a mostrar cada vez más. Somos más que nunca, una plataforma que busca, encuentra, desarrolla, y conecta liderazgos educativos extraordinarios que ya existen en todo el Perú, y que serán clave para afrontar el reto.
Segundo, mientras que nuestros PEPs y docentes de Qué maestro siguen siendo el principal motor de las innovaciones que logramos, hemos desarrollado la capacidad conjunta escalar nuestras innovaciones junto con regiones y UGELs. A través de relaciones de alta confianza y reciprocidad, estamos utilizando lo mejor de Enseña Perú y la región para transformar la política pública a escala regional. En Huari, por ejemplo, una provincia Ancashina con mil quinientos docentes y veinte mil estudiantes, hemos transformado junto con líderes locales toda la política de formación docente en servicio. Ahora la provincia de Huari cuenta con un moderno sistema de formación docente que incluye módulos cortos y flexibles, con contenido basado en evidencia, redes de aprendizaje entre docentes, líderes emergentes de la misma zona, mecanismos de valoración y difusión de la innovación, y un apoyo político de todos los niveles de gobierno. Desde hace un año y medio, todo docente está recibiendo una formación de continua y de calidad, sacada adelante con líderes de ese lugar. Adicionalmente, en todo Ancash, triangulando con la Universidad del Pacífico, hemos diseñado un sistema de avanzada para el recojo de data de nuestros estudiantes, donde las 20 provincias cuentan con muestras estadísticamente diseñadas, y los estudiantes nos brindan data de su performance y opinión a través del dispositivo móvil de su familia. El año pasado levantamos data de doce mil estudiantes y de miles de padres de familia, en un sistema que ya pertenece formalmente a la Dirección Regional de Ancash. Este sistema no existe en ninguna de las otras regiones del país. Juntos, la formación en servicio y el sistema de data nos puede llevar en los próximos años a ver cambios a escala en los resultados de aprendizaje. Sin ellos, no tenemos ninguna chance. Este año, vamos a apuntar a transformaciones similares con más regiones en el país.
La razón final de mi convencimiento es en sí misma un fin y un medio para el cambio social en educación. Esa razón se llama María, que tiene dieciséis años y es una estudiante de Cajamarca que está en nuestro nuevo Programa de Liderazgo Estudiantil para jóvenes de múltiples regiones de catorce a diecisiete años, un programa de ciudadanía global enfocada en la educación que combina lo mejor de nuestra formación de liderazgo y las buenas prácticas en pedagogía a nivel mundial. Ella vive en una zona de difícil acceso, y ayer el internet se le cortó antes de la sesión de sábado. Me dijo “Señor Franco, ¿podríamos tener la reunión de mentoría en la tarde?”. A las cuatro nos llamamos por teléfono. Los estudiantes, como parte del programa, arman un portafolio de proyectos para aportar aquí y ahora a la educación. Todos los proyectos son de su propia elección, y les apoyamos a que cambien vidas a temprana edad. Entonces le pregunté: “María, ¿qué has decidido?, ¿por dónde van tus proyectos para el año?”. Me dijo “me preocupan esos niños que no han ido al colegio en estos dos años, y cómo van a ser las relaciones entre docentes y estudiantes para que la educación sea de calidad. Me gustaría que uno de mis proyectos para el programa sea “revivir” la radio local y transmitir episodios, junto con usted y otros especialistas, que ayuden a estudiantes y docentes a llevarse bien en este regreso.” En seguida dijo, “y quiero tutorear a dos estudiantes de mi zona o de otra parte del país, en mi curso favorito que es la Historia del Perú, pero si no se puede, en comprensión lectora.” 16 años, una estudiante peruana de quinto de secundaria, y este año también se suma a las filas de quienes cambiaremos vidas este año. Se suma al equipo con quienes le daremos la vuelta a este partido tan difícil.
Por eso me la creo. Porque desde Enseña Perú estamos trabajando para lograr transformaciones sin precedentes junto con todo ese liderazgo educativo que seguimos encontrando. Estamos contribuyendo como aliados, para que un gobierno regional o UGEL reimagine la educación a escala, para que ese docente PEP o Qué Maestro le brinde la experiencia de su vida a sus estudiantes, y para que, en esa radio local, María inspire a otros y aporte decisivamente. Espero nos acompañen, que jueguen el partido con nosotros. Nos vemos ahí.
Lima, 7 de febrero de 2022