Edición 83

¿El SIAGIE versus la evaluación formativa?

¿Calificar veintinueve competencias en un trimestre?

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Algunos docentes señalan que el SIAGIE (Sistema de Información y Apoyo a la Gestión de la Institución Educativa) los ha estado obligando a calificar las 29 competencias en cada trimestre desde el 2018. ¿Qué pasaba si no lo hacían? ¿El sistema los expectoraba? ¿Caía un rayo del cielo y los aniquilaba? Algo peor: no les dejaban sacar actas de notas por trimestre.

Sospecho que no es lo que ha estado exigiendo el SIAGIE por bimestre o trimestre. La misma norma lo desmiente:

A lo largo del periodo lectivo, el docente debe consignar el nivel de logro alcanzado por el estudiante solo de las competencias que se han desarrollado y evaluado explícitamente en cada periodo. (RVM-094-Minedu-2020)

Es decir, no necesariamente se consigna la calificación de TODAS las competencias por período lectivo, sino SOLO de las competencias que han sido posibles de desarrollar y evaluar en cada periodo.

Esto es lógico: las competencias necesitan de un tiempo prudente para evaluarlas con sentido y si se quisiera evaluar todas, solo se haría de forma muy superficial.

¿Entonces qué puede estar pasando?

Pregunto por aquí y por allá. Docentes de escuelas públicas y privadas. Algunos especialistas de UGEL. Algún responsable regional del SIAGIE. Todo parecía indicar que algunas UGEL o directores de IE exigían a los docentes que califiquen todas las competencias por trimestre. Su respaldo se basaba en que el SIAGIE o el Ministerio de Educación lo demandaba. Una especie de teléfono malogrado. Posibles razones:

  1. Incomprensión de la normativa y/o del enfoque por competencias del CNEB;
  2. Manejo inadecuado de la plataforma del SIAGIE por parte del director o docente;
  3. Necesidad del director de supervisar el trabajo docente;
  4. Presión de las familias por ver completas las calificaciones de sus hijos e hijas en cada trimestre.

Estas malas prácticas refuerzan la creencia de que es más importante la evaluación certificadora que la evaluación formativa, pues la primera es “más supervisable” por el director, la UGEL o las familias.

Este afán desmedido por reportar las 29 competencias por cada trimestre explica, en parte, por qué los docentes se empeñan en cubrir la mayor cantidad de competencias en cada experiencia de aprendizaje. Les urge dar cuenta de todas ellas en tan poco tiempo. El temor a caer en el incumplimiento laboral y la tendencia a la calificación permanente promueve que los docentes terminen evaluando fragmentos aislados de la competencia (uno que otro desempeño -o desempeños precisados-) y no competencias de un modo integral. Por eso, increíblemente, en una experiencia de aprendizaje se toman 6, 7 u 8 competencias de manera que solo así se podrían cubrir las 29 competencias en un trimestre.

Así, se pretende desarrollar y evaluar competencias desde una mirada más cuantitativa y masiva, cuando sabemos que el desarrollo y la evaluación de las competencias necesita tiempo, profundidad, calidad. Se trata, pues, de cumplir con una exigencia absurda, fantasmal, antinormativa y pseudo formativa, que lleva a crear una gran mentira: “he evaluado 29 competencias en un trimestre”.

¿Calificar siempre para arriba?

Por otro lado, varios docentes manifiestan que el SIAGIE solo permitía que las calificaciones registradas fueran siempre progresivamente para arriba. Es decir, si en el primer trimestre se colocaba “A”, los siguientes trimestres no se podía registrar una menor calificación (“B” o “C”, por ejemplo) sino solo A hasta final de año.

¿Es esto realmente así?

Algunos docentes saltan esta especie de trampa, cayendo en otro disparate: nunca colocan A en los primeros trimestres por más que el estudiante tenga un buen desempeño, porque eso les impide bajar la calificación (en caso, el estudiante tenga un menor desempeño) en los demás bimestres o trimestres. Entonces registran “B”, por ejemplo, para inventar la progresión para arriba.

Otros docentes no le hacen caso al SIAGIE. Registran cualquier calificativo de acuerdo a esa extraña lógica de progresión en los bimestres o trimestres, y sacan sus propias actas de notas (especialmente en las particulares) y solo al final del año registran en el SIAGIE.

Es claro que se quiere evitar el famoso promedio, que era una manera poco confiable de decir si se había evaluado la competencia. Pero se cae en otro despropósito: se cree que la competencia se desarrolla siempre de manera lineal y para adelante. No se piensa que puede haber momentos de retroceso o de estancamiento, más aún, si en el año puede haber tareas cada vez más complejas.

Definitivamente, el SIAGIE desenmascara -y además nos evidencia- una mezcla de embrollos, confusiones e intenciones nada pedagógicas en las prácticas evaluativas que -normativas o no normativas- desbaratan y se oponen a una evaluación auténtica y formativa desde un enfoque integral de competencias. Sería oportuno que desde el SIAGIE y la normativa sobre calificaciones se aclare y se explicite más bien la articulación coherente entre la evaluación certificadora y la evaluación formativa de competencias.

***

Una profesora me enseña esta descripción sobre una competencia:

Escribe de acuerdo a la situación comunicativa planteada y usa un lenguaje formal o informal dependiendo a quién se dirige. Al inicio, tuvo algunos problemas, pues usaba lenguaje coloquial o abreviaturas cuando su mensaje estaba dirigido al alguien en una situación formal, pero luego fue adecuándose comunicativamente. Expresa sus ideas de forma clara, aunque todavía tiene problemas en el uso de párrafos. Usa los conectores apropiados, pero todavía persisten algunas dificultades en el uso del punto seguido. Esto ha ido mejorando, pero todavía hay que seguir trabajándolo. Ha mejorado el uso correcto de las tildes. Solo hay que seguir trabajando el uso de la tilde diacrítica. A paso lento, pero seguro, ha comenzado a revisar su texto y ha reflexionado sobre cómo mejorarlo.

¿Y cuál es su nivel de logro?, le pregunto.

Ese es, pues. Sin número ni letra ni esas etiquetas como “logrado”, “en proceso”. Solo la descripción. Mi forma de calificar no clasifica, informa sobre el nivel de logro. Cuando las familias me preguntan si su hijo o hija pasó o no pasó, o si está bien o está mal, le digo que lea y le explico.

No quise preguntarle como evadía el SIAGIE.

Lima, 18 de agosto de 2022

Fernando Llanos Masciotti
Consultor independiente en la didáctica de lectura, escritura y evaluación en la educación básica regular y educación superior. Ha sido especialista de Evaluación del área de Comunicación y Coordinador de Evaluación en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) de la UMC en el Ministerio de Educación. Fue profesor del área de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es docente de Posgrado de la enseñanza de lectura y escritura en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.