Durante años he crecido persiguiendo la “excelencia académica”. Recuerdo que en mi etapa escolar y en parte de los primeros ciclos en la universidad, apuntaba a tener veinte en todo y admiraba a esas personas que sí lo lograban, quería ser como ellos. Creía que solo esas personas tendrían ese éxito del que todos hablaban. Entendía que los premios eran para los mejores, para los “más estudiosos”, me tocó recibir varios y se sentía bien tener el reconocimiento por mi esfuerzo, sin embargo, no estaba completa, siempre me faltaba algo. A mis 21 años, reconozco el porqué. Reconozco que los proyectos o empresas que son mi ideal o ejemplo a seguir son lideradas por personas con una pasión profunda, que se han incomodado tanto con lo “normal” que, decidieron actuar y hacer las cosas de diferente manera, utilizando sus habilidades.
Chris Gardner, quien es filántropo, emprendedor, cuya historia inspiró los guiones de la película “En busca de la felicidad”, dijo en una entrevista que, para él, la felicidad se trata de hacer que otro se sienta feliz, no se trata solo de uno mismo. Es ese sentimiento de querer hacer “eso” por la mañana incluso antes de levantarte, que te llena, que te motiva, que te mantiene en la búsqueda de ser una mejor persona, una mejor versión de sí mismo. Ese sentimiento me enseñó que más importante que los números y cifras sonantes, son los valores y las personas que se suman a propósitos andantes.
Yo sigo aprendiendo esta manera de ser feliz como coordinadora del Programa de Liderazgo para Estudiantes de Enseña Perú. Estoy convencida que la clave es lograr que cada estudiante encuentre su propósito por el bien común, y se puede lograr cuando los estudiantes disfrutan sesión a sesión y se sienten plenos, motivados, y escuchados. He conocido a estudiantes que decidieron mover masas y vienen generando cambios en sus escuelas, desde el arte, la danza, la lectura, su amor por la naturaleza y los animales, la solidaridad con los más pequeños, su pasión por la ciencia, su capacidad de compartir con los adultos y negociar con autoridades para mejorar la educación en sus escuelas. ¡Nuestros estudiantes son realmente personas increíbles!
Quiero que todos los jóvenes, adolescentes y niños estudiantes del Perú descubran eso que les apasiona y puedan ser líderes y lideresas en sus diferentes espacios, desde sus hogares, colegios, comunidades y el país. Invito a todos, principalmente a nuestros padres y profesores a comprender y compartir que “un líder no encuentra la felicidad en cierta nota o algún puesto de cualquier materia, sino descubriendo cómo ejercer su liderazgo desde aquello que los mueve”. Deben dejar de limitarnos; en cambio, brindar el soporte que todo joven y adolescente merece en esta etapa de descubrimiento y potencial desarrollo personal.
