En un magnífico informe del Instituto IESALC de la UNESCO se ponen de manifiesto algunos aspectos a considerar al pensar en la educación superior al 2050, aunque es importante aquí resaltar aquello que es aplicable a todas las entidades educativas, para la reflexión de sus responsables y educadores.
Entre dichos elementos, se hace mención especial a valores como el respeto, la empatía, la igualdad y la solidaridad, los cuales deberían constituir la base de las futuras entidades educativas y de sus misiones, así como de sus finalidades de aprendizaje (perfil de egreso o perfil de salida del alumnado). En otras palabras, una educación con alma que prepare a los alumnos no sólo para la subsistencia, sino para la vida, apoyándolos para que sean mejores ciudadanos, más conscientes de sus responsabilidades cívicas y medioambientales.
A continuación, se ofrecen 4 aspectos clave de este enfoque, para la construcción de una enseñanza, así como de una organización al servicio de la enseñanza, que puedan proveer dicho aprendizaje:
1) Entre las finalidades educativas deseadas, deberían figurar el que los alumnos aprendan a ser tolerantes, independientemente de las identidades de género, las preferencias sexuales, la clase, el idioma, la etnia y otros marcadores que a menudo describen o definen a las personas y que también son divisivos. Se necesita desarrollar pensadores críticos para contrarrestar los prejuicios y las noticias falsas, que se han convertido en la gran forma de censura en el siglo XXI.
2) En cuanto a su enfoque pedagógico, en este tipo de educación basada en valores, no hay distinción entre lo que ocurre dentro y fuera del aula. La educación que engloba este tipo de valores va más allá de los límites de las aulas y de las salas virtuales, está en constante evolución en cuanto a su contenido y capacita al individuo para ser mejor. Apoya a los alumnos para que lleven adelante un sólido sistema de valores que equilibre los valores internos y externos, permitiéndoles a su vez cambiar su entorno y trabajar por una humanidad común.
3) La educación impulsada por los valores discutidos en este informe no es solo para los estudiantes, sino que se integra en todas las funciones de las entidades educativas. En toda la organización debería hacerse hincapié en la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la prevención de la violencia y los abusos contra los seres humanos, la protección de las minorías étnicas y los grupos más vulnerables, así como la conservación del medio ambiente. Siguiendo esta línea de pensamiento, la educación tiene el potencial de contribuir a la tolerancia, a la disminución de los conflictos y a la paz mundial. Para ello, las entidades educativas deben convertirse en espacios en los cuales, de forma consciente, se apoyen y creen sociedades civiles y democráticas.
4) Por último, aunque tecnologías como la inteligencia artificial y la analítica del alumno desempeñarán un papel en los futuros sistemas educativos, debe prestarse atención a las cuestiones éticas en su diseño y despliegue. Los avances tecnológicos en la educación deben estar sujetos a los mismos valores y utilizarse al servicio de los fines humanos y del bien común.
Barcelona, 12 de junio de 2023
Referencias bibliográficas:
UNESCO IESALC (2021). Pensar más allá de los límites. Perspectivas sobre los futuros de la educación superior hasta 2050. Págs. 42-43.