La educación superior es una parte fundamental de la formación de individuos y del desarrollo de sociedades. En la última década hemos visto esfuerzos notorios en nuestro país por fomentar la mejora de la calidad de la educación superior creando un sistema que establece condiciones básicas de calidad que toda institución de educación superior debe cumplir para poder funcionar. Además del licenciamiento, las universidades han buscado las acreditaciones institucionales y de programas el medio para promover su mejora continua y demostrar que cuentan con altos estándares de calidad.
El Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace) es una entidad adscrita al Ministerio de Educación y su función principal es garantizar la calidad de las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, y certificar las competencias en sectores prioritarios a nivel nacional. El Sineace se encarga de la acreditación de la calidad educativa, otorgando reconocimiento estatal a aquellas instituciones que cumplen con estándares de excelencia. Además, realiza la certificación de competencias, que es el reconocimiento público de habilidades y buenas prácticas en una profesión u ocupación específica. Entre sus funciones también está la de reconocer las acreditaciones de calidad obtenidas por las universidades y que fueron otorgadas por agencias acreditadoras extranjeras. Esto se realiza luego de un proceso de análisis y de que la universidad, de manera voluntaria, solicite dicho reconocimiento al Sineace.
En la actualidad existen diversas agencias acreditadoras extranjeras que han brindado acreditaciones institucionales y de programas a un conjunto de universidades peruanas, pero no todas están reconocidas ante el Sineace. Eso en sí mismo no es un problema, dado que la normativa indica que este proceso es voluntario; sin embargo, a través de este breve artículo, queremos presentar tres experiencias internacionales sobre este tema y la pregunta de fondo de quién acredita al acreditador.
Partamos señalando que, a nivel mundial, las agencias de acreditación de la educación superior desempeñan un papel crucial en la garantía de calidad educativa en este nivel. De por si buscan tener procesos exigentes y estímulos atractivos que motivan a las instituciones de educación superior a invertir tiempo, esfuerzo y dinero en los procesos de acreditación que en promedio duran 3 años. Dado que los procesos de acreditación internacional son importantes para la mejora de la calidad de la educación, algunos países procuran evitar las “fábricas de acreditaciones” mediante la participación del estado, en algunos casos, o privada, en otros, con el fin de garantizar la exigencia, transparencia, confiabilidad e independencia de los procedimientos de acreditación de las agencias acreditadoras. Aquí exploraremos tres experiencias internacionales en relación con el reconocimiento y la acreditación de agencias acreditadoras en la educación superior: la experiencia de Estados Unidos, la experiencia de la Unión Europea y la experiencia de Chile.
Experiencia de Estados Unidos: dos agentes de reconocimiento de agencias acreditadoras
En Estados Unidos, el sistema de acreditación de la educación superior es llevado a cabo por evaluadores externos a través de comisiones de acreditación. Estas comisiones son conformadas por instituciones educativas asociadas y operan en diferentes regiones del país. El proceso de acreditación busca garantizar la legitimidad de los títulos y créditos otorgados por las instituciones de educación superior.
El Departamento de Educación de Estados Unidos (USDE) y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (CHEA) tienen un registro de agencias acreditadoras que han sido oficialmente reconocidos. Para obtener el reconocimiento de CHEA, una agencia acreditadora debe cumplir con los estándares de reconocimiento establecidos por CHEA. Los organismos de acreditación toman su propia decisión independiente respecto a si desean buscar el reconocimiento de CHEA o no. Por otro lado, para recibir el reconocimiento del Departamento de Educación de Estados Unidos (USDE), una institución educativa o programa utiliza la acreditación otorgada por la agencia acreditadora para establecer su elegibilidad para acceder a fondos federales y a programas federales de ayuda estudiantil. No todas las agencias acreditadoras son consideradas para el reconocimiento por parte del USDE, ya que algunos no permiten el acceso a financiamiento federal. También existen organismos de acreditación que han optado por no buscar el reconocimiento del USDE.
Experiencia de la Unión Europea: el registro EQAR y la Garantía de Calidad
En la Unión Europea se ha creado el Registro Europeo de Garantía de Calidad para la Educación Superior (EQAR). Este registro alberga información sobre agencias acreditadoras en el Espacio Europeo de Educación Superior (EHEA) que cumplen con las Normas y Directrices para la Garantía de la Calidad. EQAR juega un papel crucial en la protección de la credibilidad del sistema educativo superior en Europa al reconocer y registrar agencias confiables.
El EQAR establece estándares estrictos para las agencias acreditadoras y las monitorea periódicamente. Estar registrado en EQAR es una señal de confianza en la calidad y transparencia del trabajo de una agencia acreditadora. Los procesos de evaluación externa y revisión periódica mantienen la integridad del sistema y garantizan que las agencias cumplan con sus estándares.
Experiencia de Chile: Garantizando la Calidad Educativa a través de la Acreditación
En Chile, la acreditación de la educación superior ha sido un tema de alta relevancia. La Ley N°20.129, emitida en 2006, establece un Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior. Junto con esta ley, la Resolución DJ 013-4 Exenta aprobó el reglamento que fijaba el procedimiento de autorización para el funcionamiento de agencias de acreditación, sus condiciones de operación y supervisión. Las agencias de acreditación en Chile son instituciones nacionales, extranjeras o internacionales, constituidas como personas jurídicas, que tienen por objeto la evaluación de la calidad y el desarrollo de los procesos de acreditación de carreras y programas de educación superior.
El proceso de reconocimiento de agencias acreditadoras en Chile se basaba en una serie de requisitos y condiciones establecidos en el artículo 5º de la ley. Estos requisitos incluyen la definición clara de objetivos, la independencia en los juicios de acreditación para evitar conflictos de interés, recursos adecuados para llevar a cabo los procesos de acreditación, criterios de evaluación equivalentes a los establecidos por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), proceso de acreditación que incluye etapas de autoevaluación, evaluación externa y decisión, transparencia en la difusión de decisiones y más.
Es importante destacar que, aunque la Ley 21.091 centraliza la acreditación de programas e instituciones educativas en la CNA, muchas instituciones continúan recurriendo a agencias acreditadoras extranjeras para la acreditación de sus programas. Ejemplos notables son la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Adolfo Ibáñez, que han acreditado sus escuelas de Economía, Administración y Negocios a través de agencias como AACSB y AMBA.
Conclusiones y Reflexiones Finales
Las experiencias de Estados Unidos, la Unión Europea y Chile en relación con el reconocimiento de agencias acreditadoras en la educación superior reflejan la importancia de un sistema sólido y confiable para garantizar la calidad educativa. En cada uno de estos casos, se ha establecido un marco regulatorio que define los requisitos, condiciones y estándares que las agencias acreditadoras deben cumplir para ser reconocidas y confiables. Esto asegura que los procesos de acreditación sean basados en criterios técnicos y objetivos, evitando influencias indebidas y conflictos de interés.
La acreditación de la educación superior es un tema de importancia global, y es esencial que los países continúen fortaleciendo sus sistemas de garantía de calidad para asegurar que las instituciones educativas cumplan con los estándares de excelencia y contribuyan al desarrollo social y económico. Las lecciones aprendidas de estas experiencias internacionales pueden servir como guía para el diseño y mejora del sistema de acreditación en nuestro país que se adecúe o mejore nuestra normativa y que sobre todo sirva para proteger el derecho de los estudiantes de acceder a una verdadera educación de calidad y disminuya la asimetría de información sobre la confiabilidad de las acreditaciones obtenidas por sus programas o instituciones educativas.
Lima, 25 de agosto de 2023