Edición 95

Generación bicentenario: el juvenil intento peruano de pensar

El opinar de un adolescente

Print Friendly, PDF & Email

En el 2020, una gran cantidad de jóvenes peruanos salió a las calles a marchar, un hecho del que nació la idea de la “generación bicentenario”. Esta situación causó debates a nivel nacional e incluso en la mesa familiar. Los adultos acusaban a los jóvenes de dejarse llevar por la corriente, de no pensar con la cabeza fría antes de actuar. Uno de ellos dijo que el pensamiento crítico y racional ayuda a tomar decisiones ante los problemas, pero que a los jóvenes de hoy nos hace falta esa capacidad.

En pleno siglo XXI, con el auge de la tecnología y las redes sociales, vino también un decaimiento de las capacidades sociales e intelectuales de los jóvenes. Desde los influencers hasta el afán de aceptación social representan factores dentro de la virtualidad que afectan el pensamiento crítico. Pero, antes de continuar, ¿cómo deberíamos definir el “pensamiento crítico”? El pensamiento crítico hace uso de la lógica, las pruebas y la razón para evaluar distintas afirmaciones, ayuda a encontrar y desmontando falacias, a construir posturas bien argumentadas.

La “generación bicentenario” es un claro ejemplo de la falta de este pensamiento. Los jóvenes marcharon a favor de la democracia y en contra de la vacancia del expresidente Martín Vizcarra. A los pocos días de la noticia se pusieron de acuerdo aproximadamente dos mil para salir a marchar. Sin embargo, no se hicieron antes las preguntas claves para entender la situación, ¿cuáles son los fundamentos?, ¿qué denuncias ha tenido el expresidente?, en realidad ¿qué tan bueno fue su mandato?, ¿cuál sería la mejor solución ahora?

A su vez, el mismo movimiento es el perfecto ejemplo para el siguiente punto.

Como dijo Salvador Allende: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Incluso en puntos sencillos de la vida, los jóvenes muestran su disposición natural al cambio, al cuestionamiento de la religión, de la autoridad, la moral, de la misma sociedad y sus distintas convenciones. Entonces, ¿por qué decimos que carecen de pensamiento crítico?

Si bien, los jóvenes critican, a menudo lo hacen de una manera no fundamentada, una manera irracional. Como vimos antes, una de las características del pensamiento crítico es el uso de la razón, nuestra capacidad para establecer relaciones, pensar y reflexionar. Por ello, para que una crítica o un deseo de cambio pase a ser un pensamiento crítico, primero debemos fundamentarlo racionalmente.

Los jóvenes tenemos el deber de aprender a usar nuestra razón, pues así, sumado a nuestro deseo de cambio, es cómo podemos avanzar como sociedad. Haciendo un análisis profundo de lo que creemos incorrecto para mejorarlo.

Y ahora, adentrándonos más, ¿cómo ayuda esto en nuestra vida cotidiana?

La racionalidad puede ayudarnos en situaciones comunes como peleas, dudas o dilemas. Como jóvenes, escenarios de conflicto tanto en el hogar como en el círculo social se hacen mucho más habituales, y es esencialmente ahí donde tenemos que analizar las situaciones con la cabeza fría.

Razonar antes de actuar y hablar, pensar en el bien común y en la repercusión de nuestras acciones son habilidades necesarias para comunicarnos efectivamente y encontrar soluciones.

En una discusión verbal, es necesario ponernos en el lugar de los demás e intentar comprender sus motivos para llegar a una conclusión, ya no solo por empatía, sino por llegar a una correcta dialéctica. A su vez, el uso de técnicas como la mayéutica en nosotros mismos nos puede ayudar a ver nuestros errores y puntos a mejorar.

Estos caminos nos llevan a puntos objetivos sobre los cuales podemos mejorar desde las conversaciones con otras personas o con un autoanálisis. En el autoanálisis está a su vez la clave para la convivencia, pues aquí es donde empezamos a ser conscientes de nuestros deberes como ciudadanos.

En conclusión, los jóvenes si bien hemos perdido cierta habilidad para razonar, tenemos la oportunidad de volver a hacerlo. El pensamiento crítico en una sociedad es de suma importancia para resolver los problemas, desde los más internos de la familia hasta las negligencias en la política.

Tenemos el deber como futura sociedad de cuestionar. Y esto no es algo negativo, pues nos abre las puertas a un mundo mejor, en el que los problemas del hoy serán resueltos. Porque el mundo ya está lleno de gente que afirma y se resigna, pero hay pocos quienes cuestionan su realidad y buscan un cambio. Esos quienes pueden tener el lujo de decir que son coherentes con lo que dicen, piensan y hacen. Entonces, la cuestión final es: ¿eres conformista o cuestionador?

Me animé a esta experiencia pues pensé que sería una gran oportunidad para sacar a la luz mis ideas, exponer al mundo lo que tengo que decirle. Aprendí a centrar los textos en una sola idea de una mejor manera. Sin embargo, lo más importante que aprendí fue a perder el miedo a escribir sobre mi opinión. Por esto mismo recomiendo el programa, porque el opinar de la juventud debe ser escuchado por todos, para saber qué es lo que le espera al mundo.

Lima, diciembre de 2023

 

 

 

Alberto Cortez Robles
Alberto Cortez Robles nació el 27 de diciembre de 2007, desde pequeño fue introducido al mundo de la lectura gracias a un padre bibliófilo; sin embargo, no fue hasta hace unos años que incursionó por cuenta propia en el mundo de los libros y el debate. Actualmente forma parte de una delegación MUN escolar en comienzos y ha participado del programa El Opinar De Un Adolescente.