Mi etapa escolar culminó a finales del 2022. Ni siquiera pasó un año, en realidad, solo ha sido cuestión de meses. Sin embargo, parece como si el tiempo hubiera avanzado más rápido de lo esperado, lo cual me hizo reflexionar y apreciar todos esos años a los que le dediqué la mayor parte de mi vida hasta el momento.
Al inicio de cada año escolar, uno espera que ese sea EL AÑO, el año en el cual se tendrán las mejores notas, una conducta impecable y relaciones que perduren. Sin embargo, desde el momento en el que suena el primer timbre, la situación que uno esperaba se torna completamente diferente.
Los estándares educativos impuestos hacia los estudiantes se vuelven aún más notables en los primeros días por el hecho de que se busca al mejor estudiante para representar a la clase, lo cual disminuye significativamente la disposición y motivación que uno tiene al iniciar un nuevo año.
Es 2017, mi primer año de secundaria. Pese a que haya atravesado dificultades con el sistema educativo en primaria, al iniciar una nueva etapa se fueron complicando. Igualmente, las expectativas que tenían sobre mí se incrementaron. Los esfuerzos que hacía parecían no ser suficientes para lograr sacar buenas calificaciones, lo que suele ser el objetivo de todos los estudiantes. Solo era aprobar, mas no aprender, lo que en realidad es lo más importante y lo que en ese momento no pude comprender.
“Hola, buenos días”, fue lo primero que escuché tras ingresar al aula en mi primer día de clases, seguido de unos pasos constantes provocados por los zapatos negros aparentemente recién lustrados del profesor que se me asignó ese año, el cual me pidió mi nombre para poder registrar mi asistencia, me encontraba temerosa y emocionada al mismo tiempo.
Las horas avanzaron realmente rápido, apenas levanté la mirada y a lo lejos escuché: “Continuaremos con el tema en la siguiente clase”, mencionó el mismo profesor, mientras guardaba mis cosas en la mochila. “Estoy preocupada, el día ya se terminó y aún no logro comprender lo visto hasta el momento”, le mencioné a mi compañera que, para mi sorpresa, era el primer puesto de aula. Creí que no le tomó importancia al comentario pues la vi alejarse, aunque antes de que saliera por la puerta me dijo que todo era cuestión de estudiar un poco más.
Al observar a los estudiantes que obtuvieron los primeros puestos realizar todas las actividades con tanta facilidad, me dí cuenta de la brecha tan grande que había entre nosotros. ¿Cómo es que logran entender los temas? ¿Por qué no soy capaz de sacar las mismas calificaciones que ellos? Este tipo de preguntas rondaban entre mis pensamientos. Si bien es cierto que es fruto de su dedicación y esfuerzo, ¿donde cosecho lo que sembré durante tanto tiempo? ¿Donde es que se ven reflejados mis esfuerzos?
La educación es el aspecto más importante y a pesar de ello, el más deteriorado y descuidado en nuestra sociedad, se deberían generar y potenciar oportunidades para crecer. Sin embargo, en un equipo no se puede trabajar solo, es por ello que hay que descubrir y comprender las necesidades que cada uno tiene para poder dar ese primer paso y trabajar de manera conjunta.
No todos aprenden de la misma manera. Según Gardner, la teoría de las inteligencias múltiples es una propuesta del campo de la psicología cognitiva que rechaza el concepto tradicional de inteligencia y los métodos para medirla, defendiendo que la inteligencia es una expresión plural. Esto es muy fácil de comprobar, es muy notorio en nuestra sociedad que todos tienen algo en lo son buenos.
Todos hemos sido estudiantes en algún punto de nuestras vidas y solo porque no usemos un uniforme y estemos sentados en un salón de clases vamos a dejar de serlo. La vida es una caja de sorpresas, puede que planees un camino a seguir, no obstante, los obstáculos siempre estarán incluidos.
Así como yo, hay miles de estudiantes que en algún punto de su vida atravesaron la misma situación, que debido a que no comprendieron sus necesidades no llegaron a aprovechar su máximo potencial y es por ello que no logran superarlo. Para iniciar, lo primero que hay que cuestionar es ¿Que puedo hacer yo?
Lima, diciembre de 2023