Carlos Caramantín / Cinencuentro
El cine chileno hizo historia en la última entrega del Oscar. Historia de un Oso (Bear Story) del escritor y director Gabriel Osorio consiguió al premio al Mejor Corto Animado, superando al favorito “Sanjay’s Super Team”, producido por la gigantesca Pixar.
“Estamos ahí compitiendo contra Pixar, es una locura. Son animadores que están en otro nivel, como un Olimpo de la animación. Imagínate, nuestro corto costó 40.000 dólares, y con eso ellos hacen como un segundo de película”, mencionaba Gabriel antes de la ceremonia sin anticipar su merecido triunfo.
La categoría la completaron “World of Tomorrow”, “We Can’t Live Without Cosmos” (“No podemos vivir sin el cosmos”) y “Prologue”(“Prólogo”), todas producciones de gran nivel técnico y artístico.
La inspiración
La historia nos presenta a un oso melancólico que crea un diorama basado en la vida feliz que tuvo con su esposa y su hijo hasta que fue capturado por un circo y obligado a trabajar a la fuerza. Es un corto bastante conmovedor aún si se toma bastante literal. Sin embargo, lleva consigo una fuerte carga social, pues el oso de la historia está inspirado en Leopoldo Osorio, abuelo del director, quien era militante del Partido Socialista de Chile y aliado de Salvador Allende cuando estalló el régimen militar de Augusto Pinochet, en 1973.
Don Leopoldo fue separado de su familia, encarcelado y luego obligado a pasar exilio en México e Inglaterra. Así, “Historia de un oso” se convierte en una excelente metáfora de lo vivido por decenas de presos políticos y desaparecidos durante el violento régimen pinochetista y de los costos personales de la guerra. Nuestro país no es ajeno a esa realidad, por lo que resulta obligatorio hacer un visionado del corto y entender su conmovedor objetivo, que a la vez es bastante poderoso.
Mensaje global
Una de las cosas que más satisfecho ha dejado a Osorio es que “Historia de un Oso” transmite un mensaje que puede calar en muchas personas y de diferentes maneras. Lamentablemente, más de un país ha vivido las consecuencias de las luchas entre naciones y de regímenes autoritarios. “Historia de un Oso”, como cuenta Osorio, ha logrado conmover a personas de países muy lejanos a Chile, como Rusia y Croacia, donde las personas, sin conocer casi nada de política chilena, han comprendido la historia como una revitalización del pasado violento de sus naciones.
Y no solo eso, Osorio afirma que muchos niños han interpretado la historia como una denuncia contra la violencia hacia los animales, debido a la representación y el papel que juega el circo, algo que también es digno de compartir. De esta forma, queda felicitar a los realizadores por el premio obtenido y compartir con todos la importante que es hacer llegar este tipo de mensajes de paz a través del arte. Siempre es bueno recordar, porque como nos han dicho siempre, un país que no recuerda su historia está condenado a repetirla.
Fuente: Cinencuentro / Lima, 29 de febrero de 2016