Renato Arana / La República
La nuestra es una sociedad desigual, excluyente, sin calidad de vida. Esa es la percepción de escolares, padres de familia y profesores de educación primaria y secundaria de Arequipa, Ayacucho, Iquitos, Lima y el Callao de acuerdo a un estudio del “Proyecto Democracia: construyendo ciudadanía desde la escuela“.
La iniciativa de la Fundación Mohme y del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) busca conocer la percepción de los principales involucrados en la escuela pública frente al desempeño de las instituciones como los municipios, colegios, Congreso y hasta la Iglesia.
Por ejemplo, entre los primeros problemas que los encuestados consideran que afectan al país y al barrio se encuentran la pobreza y la delincuencia. Para Natalia González, investigadora del IEP, pese al crecimiento económico existe aún un buen grupo de peruanos que sienten que no son atendidos por el Estado.
Esta percepción, en especial, afecta la confianza de los más jóvenes, los estudiantes, de modo que repercutirá en la sociedad. “Existe una relación desde que somos niños con el Estado. Si uno percibe que su barrio está sucio, que hay inseguridad ciudadana, que las autoridades no mejoran las condiciones, entonces a medida que uno va creciendo uno no va a estar dispuesto a cumplir con sus obligaciones”, advierte González.
Los discriminados
Además, vivimos en una sociedad en la que sentimos la fuerte presencia de la discriminación. Los pobres, personas con discapacidad y los homosexuales son los grupos humanos que sufren mayor marginación, de acuerdo a este estudio.
Sin embargo, ello varía según el lugar. Por ejemplo, en Iquitos el grupo percibido como el más discriminado es el homosexual, mientras que en Ayacucho son los que no hablan el castellano.
Aquí entra a tallar la escuela. “El colegio debe ser el lugar donde se reconozca la diversidad, que es la columna vertebral de la sociedad. Los pobres, indígenas, etc. son asuntos que deben ser aprendidos en la escuela para trabajar la tolerancia”.
La percepción de desigualdad también se expresa cuando se pregunta a los encuestados a cuál grupo consideran que escucha el gobierno. El 60% cree que nuestros gobernantes toman en cuenta los pedidos de la gente con dinero en lugar de los periodistas, de gente con mayor educación y de los pobres.
“Esto aumenta la sensación de estar excluido del sistema y la dosis de desconfianza”, aporta González.
Los desconfiados
Para empeorar las cosas la percepción de nosotros mismos, los peruanos, tampoco es la mejor. “La percepción es que ni somos honestos ni muy serios con nuestro trabajo”, lamenta Jorge Aragón, también investigador del estudio.
Esta sensación negativa frente al espejo tiene relación, agrega González, con nuestra relación insatisfactoria con el Estado que deriva en una ausencia de deberes por parte nuestra: “Los peruanos exigimos derechos, pero no cumplimos las obligacionesy esto reproduce la desconfianza entre nosotros mismos”.
“Lo preocupante es que un gran número de peruanos consideren que no se puede confiar para nada en los extraños. Esto hace muy difícil la existencia de una noción de comunidad“, añade Aragón.
No es de extrañar que la pobreza, la inseguridad, la precariedad de los servicios básicos, la discriminación, los prejuicios, la desigualdad y la desconfianza entre las personas formen, además, una sociedad muy conflictiva, coinciden ambos investigadores.
Lo curioso es que, ante este panorama de desconfianza e insatisfacción hacia las instituciones públicas y políticas, los encuestados perciben a las creencias religiosas como una guía para la toma de decisiones en el ámbito público.
¿Existe algún problema con ello? Aragón cree que, hasta cierto punto, sí: “Cada persona puede creer lo que desee, pero sí es complicado cuando un sistema de creencias reemplaza la discusión pública. El problema es que influyen sesgando la discusión que debería ser abierta”.
El papel de la escuela
Sin embargo, en este mar de oscuridad, la escuela pública se alza como la institución en la cual más confían profesores, padres de familia y estudiantes de primaria y secundaria. ¿Por qué? “Históricamente, la escuela ha sido una institución muy valorada por la población como un primer paso para adquirir derechos”, explica González.
Entonces, los expertos creen que el Estado, ante este punto que lo favorece, podría transformar su relación con los ciudadanos, tal como considera González: “Si hay confianza en la escuela, habría primero que vigilar que ahí se brinde aprendizaje de calidad que nos permita prepararnos para afrontar la vida. Así se irá construyendo la noción de ciudadanía”.
La escuela, recomiendan los especialistas, debe promoverse como un espacio de encuentro y reconocimiento entre los peruanos. Y como un ‘puente para conectar realidades sociales, culturales y geográficas distintas’ entre sí.
Claves
El 70% de los consultados está de acuerdo, en casos de corrupción, con cerrar el Congreso. Cerca del 50% cree en la justicia popular. “La gente ve que quienes deben solucionar los problemas no lo hacen, entonces avalan salidas que son peor que el problema”, lamenta el investigador Jorge Aragón.
Fuente: La República / Lima, 28 de marzo de 2016