A cinco años de la muerte del escritor argentino Ernesto Sábato, su hijo Mario lo recuerda hoy como una persona “muy enérgica”, vital y, a veces, algo “arbitraria” que contribuyó a generar un “momento mágico” en la literatura y militó por la vida, la justicia y “los derechos de los más pobres”.
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Tanto Mario como su familia no creen en los certificados de defunción y piensan que el autor de “El túnel” (1948), fallecido el 30 de abril de 2011 a los 99 años, “está vivo en casa”, por lo que hoy no se sumirán en la tristeza.
Precisamente, esa misma casa, situada en la periferia de Buenos Aires, es la que en septiembre de 2014 se convirtió en un museo alejado de la “solemnidad” que recibe constantemente la visita de admiradores que “se conmueven” al ver un homenaje a “un hombre cotidiano”, el mismo hombre “que veían en los televisores”.
La casa había sido un lugar de encuentro hasta que, como recuerda Mario, se enfermó su madre en los años 90 y todo “se rompió en las sombras”.
De hecho, a su juicio, su padre “se empezó a marchar ahí”, por lo que tras el fallecimiento de este, decidió restaurar junto a su familia hasta el último detalle de lo que era su hogar “en su esplendor” y lograron recuperar “la magia” que desprendía antes.
Además de un referente de la literatura argentina, Sábato fue titular de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y responsable del prólogo del “Informe Sábato”, que documentó el horror de la última dictadura (1976-1983) y permitió sentar en el banquillo a los miembros de las Juntas Militares.
Por ese motivo, el cineasta Mario Sábato destacó el compromiso que tuvo su padre con su época y su gente, llegando a convertirse en una suerte de “artista militante”, algo difícil de encontrar actualmente debido a la “catarata” de incriminaciones, acusadores y “malhechores” a la que se enfrentan los ciudadanos.
Personalidad intensa
Mario piensa que la personalidad tan intensa y, en ocasiones, “arbitraria” de Sábato se trasladó también a su trabajo, que considera “indefinible” y en ocasiones “insólito”, reflejo de un hombre que mostraba la misma pasión por la cultura que por las matemáticas, la música y, sobre todo, las personas.
Lo recordaron con un concierto homenaje
Mario Sábato aseguró que el impacto que tuvo su padre sobre los lectores junto a otros “grandes” autores de su época como Jorge Luis Borges, Mario Benedetti o Pablo Neruda es algo “irrepetible” en la actualidad, cuando el panorama literario es “paupérrimo” en el mundo.
En su hogar lo recordaron con música, pintura y “alegría” y un concierto homenaje de jazz realizado por la banda que lidera el nieto del escritor, “como él hubiera preferido”. Mario admitió que se dirigían “muy poco” la palabra porque cuando tenían cosas importantes que decirse, preferían escribirlas e insistió en que lo admiraba más que a nadie, algo que cree que fue mutuo.
Fuente: La República / Lima, 01 de mayo de 2016