Elena Duro: “Generar una competencia entre escuelas no suma a la cultura evaluativa”

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Luciana Vásquez / La Nación

“No podemos mejorar la escuela ni los aprendizajes si no instauramos una cultura evaluativa”, dice. “Hubo una devaluación de la información y también de la evaluación”, opina. “Vamos a lanzar la prueba Aprender, que va a profundizar nuevos temas importantes para la educación”, sostiene.

Esos fueron algunas de las afirmaciones y anuncios de la responsable de la secretaría de Evaluación Educativa del ministerio de Educación Nacional, Elena Duro, a cargo de un área estratégica para el ministro Esteban Bullrich, que aspira a convertir la secretaría en un Instituto Nacional de Evaluación Educativa.

Desde el año 2000 hasta enero último, Duro fue la especialista en educación de UNICEF para Argentina y también para América Latina, en ese caso en el área de educación secundaria. Duro es profesora en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Después de 15 años en UNICEF, la especialista resulta una testigo privilegiada del panorama educativo argentino. La nueva prueba Aprender. La cultura de la evaluación. El mal y buen uso de los rankings educativos. La responsable del área de evaluación educativa del gobierno nacional respondió sobre estos temas.

-Usted conoce en profundidad el panorama educativo argentino por sus años en UNICEF y ahora desde adentro de la gestión. ¿Cuáles son los puntos más críticos con los que se encontró?

-Uno de los más críticos es la insuficiente información disponible sobre cuestiones prioritarias. No había resultados de evaluaciones de políticas y programas. Había mucho retraso en las evaluaciones de las pruebas de calidad educativa. Hubo una devaluación de la información y también de la evaluación. Este es un problema de los últimos quince años en el sistema educativo que nos enfrenta a un cambio cultural muy importante. No podemos mejorar la escuela ni los aprendizajes si no instauramos una cultura evaluativa. Cuando el presidente Macri dice “nazca donde nazcas, todos los chicos tienen que tener las mismas oportunidades” y cuando el ministro de Educación de la nación Esteban Bullrich da una prioridad a la evaluación educativa, están dando una ubicación especial a un tema que vedado en los últimos años y que hay que instalar fuertemente.

-Las pruebas del Operativo Nacional de Evaluación (ONE), a las que usted hace referencia, se establecieron como ley en la década del noventa y se llevan adelante desde entonces. En teoría debían ser anuales, se fueron discontinuando y en 2010, el ministerio de Educación nacional en manos de Alberto Sileoni decidió que fueran cada tres años. ¿Qué confiabilidad tienen las pruebas ONE para demostrarnos qué pasó con la educación en Argentina? ¿Son confiables o sucedió como con el INDEC?

-En término generales, como herramienta, es una prueba confiable pero hay que tener en cuenta también al operativo de implementación de la prueba. Sumado la prueba y el operativo, ha resultado un proceso muy complejo en los años anteriores. En algunas áreas podrían no haber sido confiables cuando la tasa de respondientes podrían haber sido muy bajas.

-¿A qué se refiere con “respondientes”?

-A los alumnos que completan la prueba. Nosotros vamos a lanzar la prueba Aprender, basada en la prueba anterior, un poco ajustada, más acotada, que va a profundizar nuevos temas importantes para la educación con el cuestionario complementario. Este día el Operativo Aprender va a suspender las clases: se va a priorizar ese día como una instancia de aprendizaje. Nuestra meta es alcanzar el 85 por ciento de respondientes para contar con más información para las maestras, los directores y también los decisores.

-¿Cuál era el porcentaje de respondientes de las pruebas ONE?

-En términos del promedio nacional, rondaba el 65 por ciento. Era mucho más bajo cuando se analiza cada área porque la prueba se tomaba en cuatro días y eso dificultaba mucho la asistencia completa de los chicos. Por eso ahora la prueba Aprender se tomará en un solo día. Además queremos formar una red de evaluadores de 180mil docentes. Y estamos fortaleciendo veinticuatro unidades de evaluación en todas las jurisdicciones para trabajar en red, en el uso de información y tomar mejores decisiones para reorientar políticas y programas en beneficio de los chicos.

-¿Por qué es tan importante evaluar?

-Evaluar es importante porque si no sabemos dónde estamos parados. Estamos estancados en los niveles de aprendizaje desde hace 15 años tanto en la prueba PISA como en la prueba regional (de UNESCO) y en la evaluación nacional mientras otros países han avanzado. Parte de esa plusvalía de mejora de otros países se debe a un uso sistemático de la información para la toma de decisiones. Para eso sirve evaluar.

-¿A qué países se refiere?

-A países hermanos. Brasil mejoró, lo mismo Uruguay, México; también Chile. Perú está debajo de Argentina pero creció significativamente en los últimos años y lo que pasó en ese sistema educativo es que hubo planificación, uso de la información y una capacitación docente racional.

-Las pruebas ONE desde los noventas, las pruebas PISA desde 2000, la Ciudad de Buenos Aires tiene las pruebas FESBA y otra batería de pruebas que mide otros componentes del aprendizaje. Y sin embargo, a pesar de tantas evaluaciones, llevamos más de diez años de estancamiento educativo. ¿Qué pasó que la información que se obtuvo no sirvió para la mejora del aprendizaje?

-Parte del problema es la estrategia comunicacional y para lograr que los actores del sistema y la sociedad utilice esa información de una manera apropiada. Si nosotros seguimos utilizando la información derivada de procesos educativos para el establecimiento de rankings o comparaciones, no vamos a avanzar. El tema es cómo transformamos esa información. Queremos trabajar mucho sobre qué es lo que hay que informar a la sociedad, de qué manera, cuáles son los mecanismos para privilegiar y posicionar a la educación en donde tiene que estar. En el caso de las escuelas, pueden contar con una batería de evaluaciones pero si no ponemos el mismo esfuerzo para transformar las culturas y usos de la información en el sistema educativo, esas evaluaciones no llegan a buenos puertos.

-No siempre los actores políticos que poseen esa información están dispuestos a divulgarla. ¿Qué reaseguros hay para evitar eso?

-Dos cosas. Cumplir con la ley: hay una ley de transparencia de la información. Todo esto se va a resolver en el seno del Consejo Federal, pero yo aspiro a colgar las bases de datos con los resguardos que hay que tener respecto a los individuos y a los establecimientos educativos. Vamos a producir información a nivel municipio por primera vez desde que se instauraron los procesos de evaluación en Argentina.

-¿Por qué tanto miedo a divulgar el resultado por escuela si es en pos de la mejora?

-Las escuelas tienen el resultado por escuela. Hay que combinar procedimientos de evaluación externa con procedimientos de evaluación más participativa. Tenemos pensado que 10mil escuelas se van a autoevaluar año a año. En estas instancias de evaluación institucional participan las familias. Van a poder ver los resultados, van a poder trabajar en las escuelas.

-¿Estigmatiza dar a conocer los resultados por escuela?

-Creo que no suma. Generar una competencia entre escuelas no suma a la cultura evaluativa y no promueve instancias de mejora. Puede producir quebranto, agotamiento, cómo hago para avanzar. Lo que tienen que hacer los ámbitos de gestión y de decisión y las escuelas mismas es conocer sus resultados y los resultados por municipio y generar redes de escuela con apoyo a las gestiones educativas para ver cómo trabajan esa información.

-Hoy los padres eligen escuelas sin contar con información fidedigna. ¿Por qué la idea de mostrar resultados comparativos se interpreta como una competencia casi capitalista cuando en realidad se trata de tomar decisiones ciudadanas efectivas?

-Las decisiones ciudadanas efectivas tienen que partir de una cultura que hoy todavía no está impregnada en la realidad de nuestro sistema educativo y nuestros actores.

-¿Cómo sería esa cultura?

-Hay que instalar una cultura de uso de la información para la toma de decisiones, una cultura de la evaluación como algo intrínseco a la instancia de la enseñanza y aprendizaje. La evaluación no es para controlar ni para castigar. Cuando todos los actores convivan con eso, van a poder, junto con las familias, mostrar sus datos.

-¿Van a evaluar a los maestros?

-Eso dice la ley. La Ley de Educación Nacional dice que hay que evaluar las prácticas de enseñanza y la formación. Tenemos que empezar a hablar por lo menos de evaluaciones diagnósticas de la formación docente. Junto con los docentes vamos a ir pensando en forma gradual y progresiva en instancias de evaluación de la formación. Los docentes son actores principales del sistema junto con los estudiantes. Hay que formarlos y apoyarlos y tenemos que ser muy responsables en la formación que el estado les brinda.

Fuente: La Nación/ Buenos Aires, 22 de abril de 2016