Tania Alonso / El Mundo
Hace unos días supimos que Estados Unidos había ganado de nuevo la Olimpiada Internacional de Matemáticas, en cambio cuando miramos la foto vemos varios niños con rasgos asiáticos, y si observamos el podio observamos que entre los 10 primeros están Corea del Sur, China, Corea del Norte, Singapur, Japón y Taiwán. Fijémonos entonces en qué podemos aprender de los niños chinos, antes que de los estadounidenses.
La tendencia en las últimas pruebas de rendimiento académico entre países de la OCDE, mostraban la misma tendencia.Asia encabezaba el último estudio PISA. Sanghái-China y Singapur ocuparon los primeros puestos en matemáticas, y los alumnos de Sanghái han registrado una puntuación equivalente a casi tres años de escolarización más que la mayoría de los países de la OCDE. Hong Kong, Taipéi, Corea, Macao y Japón también se encontraban en el grupo de países con mejores resultados.
La OCDE en sus informes advertía la importancia de mirar qué pasaba en esos países para comprender la razón de sus resultados educativos. Principalmente coinciden en tres características: el hincapié en la selección y formación y autonomía del profesorado, el establecimiento de objetivos explícitos y concretos del currículum (más que fijarse en la organización de los espacios o en la ratio alumno-profesor) y las altas expectativas de los padres en sus hijos.
No somos los primeros en advertir que la cultura asiática es un caso de estudio importante ahora mismo en educación. El profesor John Jerrim, del Instituto de Educación de Londres, nos visitó en Madrid a finales del pasado año para responder por qué los niños chinos son tan inteligentes.Veamos si lo que dice nos ayuda a entender por qué destacan en PISA y en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas. Su dilema fundamental (y el nuestro) es si el desarrollo y resultados académicos de estos niños se explican por los efectos del sistema educativo o de la cultura, es decir, del ambiente que respiran en casa.
El profesor Jerrim desgranó está gran pregunta en 5 más concretas:
1. ¿Es algo novedoso que los niños chinos puntúen tan alto en PISA?
2. ¿Las buenas puntuaciones se deben más al sistema educativo o a la cultura asiática?
3. ¿Es por tanto Sanghái el mejor sistema educativo del mundo? ¿O es de nuevo la cultura asiática lo que marca la diferencia?
4. ¿Tienen mejores resultados porque simplemente son más inteligentes, independientemente de los efectos del ambiente?
5. ¿Sufren los niños chinos consecuencias negativas? ¿Son infelices por estar orientados al estudio y a la cultura del esfuerzo más que otros?
Para responder a estas preguntas, el John Jerrim tiró de archivo, y comprobó si había evolucionado el rendimiento de los niños chinos a lo largo de los años, en 1964 (FIMS), en 1981 (SIMSS) y en 2011 (TIMSS). Ahí observó que los chinos niños han rendido igual de bien desde los años 60.
Para comprobar si los sobresalientes resultados de los niños chinos se debían a la cultura o al sistema educativo, hizo una investigación empírica, tomando los resultados de los niños de padres chinos que habían nacido y asistido a la escuela en Reino Unido durante toda la etapa escolar. Así podría aislar el efecto el sistema educativo. Los resultados fueron increíbles. Los alumnos ingleses, de padres asiáticos, rinden igual de bien que los niños nacidos y escolarizados en chino con padres asiáticos. De esta manera, el profesor Jerrim concluye que lo que más influye es la cultura, y lo que menos (casi nada) el sistema educativo.
Además, a través de estudios cualitativos se medía la satisfacción emocional de estos niños asiáticos, conduciendo aafirmar que los niños chinos no son menos felices que los que rinden menos, es decir, quelos “tiger parents”, no impactan negativamente en la percepción de felicidad de sus hijos, y harían bien exigiéndoles más esfuerzo.
De esta manera, John Jerrim sacaba dos principales conclusiones: PISA y las Olimpiadas podría estar evaluando más bien la cultura educativa que los sistemas educativos, y apuntaba que no sería lógico fijarnos simplemente en transportar a España otras estructuras de otros sistemas educativos.
Por otro lado, se midió también el nivel educativo con el que entran los alumnos asiáticos y con el que salen. Y los resultados demuestran que el progreso de los niños asiáticos es mucho menor que el de los niños españoles. Es decir, los niños españoles avanzan más que los chinos en el mismo periodo de tiempo, aunque los asiáticos al final rinden mejor, aunque avancen menos, debido a que comienzan en una posición de salida de mayor ventaja.
En este momento el profesor Jerrim se está centrando en definir detalladamente cuáles son los factores de la cultura que impactan en el rendimiento escolar de los niños. Pero las expectativas de los padres sobre sus hijos y la cultura del esfuerzo fueron los dos factores que resalta a día de hoy.
Resumiendo, para próximos debates sobre los sistemas educativos asiáticos, tomaremos como puntos de partida las siguientes 5 evidencias:
1. El alto rendimiento educativo de los niños asiáticos no es algo nuevo.
2. La cultura asiática juega un importante rol en el logro académico.
3. PISA y las Olimpiadas hablan más de la cultura que del sistema educativo.
4. La cuestión no va sobre inteligencia, sino sobre el punto de partida y la cultura.
5. Hay menos evidencias empíricas sobre la infelicidad de los niños asiáticos que lo que podríamos pensar.
El Mastery Approach, que se lleva implantando en Asia desde hace años, y que ahora Reino Unido ha importado, podría empezar a dar un peso distinto al efecto del sistema educativo, compensando las diferencias del ambiente familiar. Pero de eso os hablaremos en otra entrada.
Fuente: El Mundo / España, 31 de julio de 2016