Carlos Yampufé Requejo / Para EDUCACCIÓN
La Evaluación Censal de Estudiantes tiene su inicio ya desde hace varios años en nuestro país, y los resultados aún no son muy alentadores, si retadores y desafiantes tanto para el Ministerio de Educación y las Unidades de Gestión Educativa Local que han trasladado esta “responsabilidad” a los docentes y directivos en las escuelas.
El MINEDU plantea los “Compromisos de Gestión Escolar” y hace responsable a la escuela (directivos y docentes) de su cumplimiento haciendo que asuman y propongan el “progreso anual de los aprendizajes de los estudiantes”, propuesta que debe plantearse a partir de una jornada de reflexión en el que se analicen los resultados de la ECE del año anterior y se establezcan estrategias para lograr las metas establecidas. Así mismo traslada la responsabilidad a las UGEL disponiendo los “Compromisos de Desempeño” a quienes les obliga al su cumplimiento por tramos, de cual uno de ellos es “Promover resultados educativos en 2016”.
La mejor fórmula concebida por el MINEDU para que las escuelas logren superar significativamente sus resultados en la ECE es otorgar el “Bono Escuela” y “Bono de Desempeño” para UGEL, que premia a los docentes y directivos de las escuelas que han logrado incrementar significativamente el nivel satisfactorio, dejando de lado a las escuelas que no lograron su propósito, es decir implementan un enfoque del “recompensa y castigo” utilizando reforzadores positivos y negativos al mismo estilo de los experimentos de B. F. Skinner, más aun pensando que desde la perspectiva moral los docentes y directivos escolares nos encontramos en la etapa del hedonismo ingenuo que a decir de Lawrence Kohlberg, las personas siguen las reglas con fines egoístas. Así mismo se implementan programas de intervención en la escuela como “PELA” y “Soporte Pedagógico”, además de brindar sesiones ya elaboradas y listas para aplicar como “Herramientas Pedagógicas” que intentan ayudar a mejorar los resultados ECE en las escuelas pero que en líneas generales están siguiendo esta misma tendencia.
A pesar que la Unidad de Medición de la Calidad del propio Ministerio de Educación se ha dado cuenta y está dando alertas sobre usos o prácticas no deseadas en el marco de la ECE, tales como (a) Se ha observado que en algunas instituciones educativas se priorizan las competencias evaluadas en la ECE en desmedro del desarrollo de otras competencias curriculares; por ejemplo, cuando se reducen las horas o actividades de estas últimas, pero la pregunta es ¿Quién otorga los bonos de hasta tres mil soles para que se haga esto?. (b) En algunas instituciones educativas, los docentes enfocan más su atención y tiempo en “preparar” a los estudiantes para una prueba de opción múltiple que en implementar el currículo. Asimismo, algunos docentes tienden a aplicar pruebas similares a la ECE –que sirven para evaluar las capacidades de final del grado o ciclo– a estudiantes que recién inician o están a mitad de año escolar. Ello implica un diagnóstico equivocado acerca de lo que se espera de ellos y una exigencia mayor con respecto a sus procesos de enseñanza y aprendizaje que aún están en desarrollo. (c) Hay casos en los que los grados que van a ser evaluados por la ECE reciben mayor atención (más horas de clase, evaluaciones frecuentes de aula, apoyo a los estudiantes con dificultades, capacitación y monitoreo a sus docentes, entre otros) que el resto de los grados que no serán evaluados. (d) En algunas instituciones educativas, se evita que los estudiantes con bajo rendimiento sean evaluados en la ECE, pues se cree que bajarán el promedio de la institución educativa.
Hoy es claro y ya es evidente lo que va a suceder en las escuelas, especialmente en segundo y cuarto grado de primaria y segundo grado de secundaria, que a partir del 08 de agosto, las aulas se convertirán en una especie de ACADEMIAS PRE-ECE, con clases de reforzamiento intensivo en matemática y comprensión lectora, en horas de clase y fuera de ellas, generando mucha tensión y hasta casos de histeria en nuestros estudiantes ya que deben “rendir correctamente la prueba” que les hacen como prácticas y simulacros de preparación, incluso si nos ponemos a buscar en Internet y ver lo que se comparte en las redes sociales, ya se encuentran en circulación los bancos de pruebas tipo ECE y compendios de las mismas pruebas ECE aplicadas desde el 2007 hasta la actualidad, lo peor es que quienes hacen eso son los famosos programas de intervención del mismo Ministerio de Educación.
Ante esta situación cabe mencionar las recomendaciones de la UMC que todas las competencias son importantes, pues el objetivo de la educación es lograr una formación integral de los estudiantes, a pesar de lo que diga el ente rector; por ello, se debe considerar que el desarrollo de las competencias y la mejora de los aprendizajes se logra implementando diversas estrategias de enseñanza y formas variadas de evaluar (debates, experimentos, ensayos, proyectos utilizando material concreto, portafolio, entre otros). De esta manera, si los docentes trabajan en desarrollar los aprendizajes previstos en los documentos curriculares, los estudiantes podrán resolver las pruebas sin mayor dificultad; se debe recordar que los niños, niñas y adolescentes de cada uno de los grados merecen la misma atención, tanto en primaria como en secundaria. El director y los docentes son responsables de que TODOS los estudiantes desarrollen las capacidades esperadas para el grado que cursan, y no solo los que son evaluados en la ECE; ningún estudiante debe ser excluido de participar en esta evaluación por causa de su bajo rendimiento. Por el contrario, durante el año, se debe brindar mayor atención a estos estudiantes, y promover su participación en la ECE para saber cómo está su aprendizaje.
Lo necesario y urgente es detener en nuestras escuelas estas malas prácticas y usos de la ECE, implementando estrategias que permita que en las escuelas no solo se focalice las competencias matemáticas y de lectura, sino la integralidad de los aprendizajes, pero debe darse desde quienes iniciaron todo este despelote en educación.
Lima, 01 de agosto de 2016