Fernando Llanos Masciotti / Para EDUCACCIÓN
TODA EVALUACIÓN
…es un proceso que nos permite recoger información relevante de los aprendizajes de los estudiantes. Gracias a ella, podemos saber cómo les va en tal o cual cosa. Podemos saber si los estudiantes ya pueden reconocer fracciones o si ya pueden inferir cuáles podrían ser los hechos principales de una historia. Podemos saber algo sobre su desempeño en trabajos en equipo, etc.
El otro paso es analizar y valorar cuáles han sido los logros y las dificultades específicas de los niños, niñas y adolescentes. Identificar qué aprendieron y qué no aprendieron. Por ejemplo, Tomás tiene 12 años y puede elaborar un buen organizador gráfico sobre la lectura de un texto (logro en síntesis de ideas principales), pero escribe un resumen algo desarticulado (dificultad en producción textual).
Pero el punto es no solo saber cómo van los aprendizajes de los estudiantes.
También nos ayuda a ajustar y reorientar nuestras estrategias de enseñanza.
Detecto una dificultad de los estudiantes, por ejemplo, para leer infografías. Nos preguntamos: ¿Les ofrecí diversos tipos de infografía para que lean? ¿Les acompañé para que entendieran que tal o cual infografía puede leerse desde la parte que crean conveniente y que no obedece muchas veces a un orden lineal? ¿O solo les he estado haciendo leer cuentos y recetas? ¿Reflexionamos sobre los estilos y propósitos que puede tener el autor para elaborar un texto como una infografía?
Pero no solo eso
Y aquí viene el último paso. Y el más importante, pues es la razón de hacer una evaluación: retroalimentar y mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué vamos a hacer para que los niños resuelvan/superen paulatinamente sus dificultades y fortalezcan sus logros? ¿Cómo podemos mejorar sus aprendizajes de acuerdo a sus necesidades y posibilidades?
Una evaluación bien llevada, entonces, tiene tres funciones principales: diagnóstica (conocer cómo van aprendiendo los estudiantes), formativa (retroalimentar, ajustar, reorientar los procesos de aprendizaje y enseñanza a partir de ese diagnóstico) y calificadora (otorgar un juicio de valor al final de un periodo de tiempo sobre tal o cual aprendizaje).
EVALUACIÓN CENSAL DE ESTUDIANTES (ECE) Y EVALUACIÓN DE AULA
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre una evaluación de aula y una evaluación de sistema como la ECE? ¿Por qué las preguntas de las pruebas ECE siempre tienen preguntas para marcar alternativas y no otros tipos de preguntas? ¿Qué objetivos tienen ambos tipos de evaluaciones? ¿Ambas evaluaciones miden lo mismo?
- La ECE es una evaluación que hace el Ministerio de Educación a una gran población de estudiantes de un gran número de escuelas de un país (solo en segundo grado de primaria son medio millón de niños y niñas en todo el Perú) mientras que la evaluación de aula la aplica un profesor a un limitado grupo de estudiantes de una sección en una escuela (que no pueden ser más de 30 estudiantes).
- La ECE es un solo instrumento aplicado al fin del año escolar: una prueba escrita cuyas preguntas son, en su mayoría, para marcar (de opción múltiple), pues necesitan ser procesadas rápidamente a través de un programa estadístico. Sin embargo, previamente al procesamiento, la devolución de medio millón de pruebas y fichas ópticas (si nos referimos a un solo grado) dispersas por todo el Perú para su procesamiento así como la depuración de la base de datos toma un tiempo considerable. Por todo eso, en marzo ya se tienen los resultados de todos los grados evaluados en cada competencia. Ello no podría ser posible si contáramos con un predominio de preguntas que requieran, por ejemplo, respuestas abiertas, pues implicaría además de todo lo dicho anteriormente, una codificación masiva que llevaría unos meses más procesar.
Por otro lado, la evaluación de aula implica diversas técnicas e instrumentos que no solo comprenden pruebas escritas, sino también interacciones docente alumnos; debates; exposiciones orales; observación del trabajo individual o grupal a través de registros anecdóticos, producción de textos amplios, pruebas de desempeño; respuestas abiertas y extendidas; evaluación de portafolios, rúbricas, listas de cotejo. No solo es de docente a estudiante sino entre estudiantes y autoevaluaciones. Las evaluaciones de aula tampoco se aplican una vez sino varias veces al año.
- La ECE nos ofrece información o evidencia sobre qué tanto aprenden los estudiantes en tal o cual materia/área/competencia/aprendizaje, etc. al final de un grado o ciclo, considerando que todos los estudiantes tienen derecho a lograr aprendizajes de calidad, sin distinción de estratos socioeconómicos, género o procedencia urbano /rural. Ello debería contribuir a que el Estado identifique las fortalezas y dificultades que pueden tener los estudiantes al final de tal o cual ciclo y en tal o cual competencia y, en consecuencia, tomar medidas para mejorar determinados aprendizajes. Por ejemplo, los resultados de la ECE nos dicen que los resultados de los estudiantes son más bajos en las escuelas rurales que las urbanas o que los estudiantes de escuelas amazónicas EIB tienen más bajos resultados que los de escuelas andinas EIB. Ello debería hacer que diversas instancias del sistema concentren esfuerzos en aquellas escuelas más vulnerables o con más bajos resultados.
A diferencia de la ECE, una evaluación de aula indaga no solo por el qué tanto aprendieron los estudiantes al final de un camino sino también –y fundamentalmente- por el qué tanto van aprendiendo en el camino. No esperamos el fin de año para evaluar a los estudiantes; la evaluación de aula es permanente, constante, pues el profesor necesita saber qué van aprendiendo los niños y niñas, cuáles son las fortalezas y las debilidades en el proceso de su aprendizaje, cómo puede ir ajustando las estrategias de enseñanza. La retroalimentación se va dando en el tiempo inmediato.
- La ECE evalúa solo algunos indicadores de algunas competencias/áreas/aprendizajes en algunos grados, pues está supeditada a su carácter masivo y anual (solo un grado implica evaluar a medio millón de estudiantes) y a su consecuencia: el formato de la prueba (predominio de preguntas para marcar). En cambio, la evaluación de aula tiene la posibilidad de indagar por todos los indicadores de todas las competencias / áreas / aprendizajes y de manera integral durante todo el año, pues el grupo de estudiantes es limitado y los profesores pueden aplicar diversas técnicas e instrumentos relacionados a distintos indicadores durante todo el año.
La evaluación de aula -bien vista- forma parte natural de todo el proceso de enseñanza aprendizaje y no siempre se necesita de instrumentos especialmente hechos para evaluar. Cada vez que un niño levanta la mano y dice algo; cada vez que una niña pregunta algo; cada vez que un adolescente se equivoca; cada vez que un grupo está haciendo un trabajo, se tiene la oportunidad de ir evaluando, enseñando, aprendiendo.
REFLEXIONES FINALES
- La evaluación no tiene un fin sancionador (los usos que se les da no deberían llevarnos a promover premios ni castigos ni concursos)
- La evaluación no tiene un fin per se (no se usa para entrenar según un formato predeterminado para tener éxito en pruebas de un mismo tipo)
- La evaluación no tiene un fin numérico o meramente calificador (los usos que se les da a los resultados no tiene como fin mejorar notas o puntajes, sino aprendizajes)
- En su función calificadora, la evaluación no ofrece meras etiquetas sin sentido (llámese notas, puntajes, niveles), sino que detrás hay una descripción cualitativa de ese juicio de valor o calificación, comunicable a los mismos estudiantes y a sus padres de familia y, por supuesto, debidamente contextualizada.
- La evaluación en el aula no se limita a pruebas escritas individuales, pues sería una fuente de evidencia insuficiente. Hay una amplia gama de posibilidades en técnicas e instrumentos desde los más informales e inmediatos hasta los más formales que nos dan una visión más integral de los aprendizajes de los estudiantes.
- La evaluación de aula no está fuera del proceso de enseñanza aprendizaje sino que forma parte natural de este y se da en el día a día.
- Toda evaluación mira el contexto de los resultados o de las calificaciones. No es suficiente decir que tenemos estudiantes buenos- regulares-malos o sobresalientes- intermedios- insuficientes o en el nivel satisfactorio- en proceso- en inicio. Se necesita darle un sentido. Si es una ECE, habría que considerar los factores socioeconómicos/ culturales/ lingüísticos de los estudiantes; las variables de formación inicial docente/materiales pedagógicos/en fin, políticas públicas del Ministerio de Educación y sus diversas instancias descentralizadas para entender los resultados. Si es una evaluación de aula, habría que tomar en cuenta los diferentes ritmos de aprendizaje de los estudiantes, los diferentes capitales culturales que poseen, sus contextos socioculturales, sus diferentes capacidades para aprender de una u otra manera, etc, etc. para entender sus progresos y sus retos.
Finalmente, la evaluación es un referente, una pista, una evidencia que nos puede orientar y guiar -en parte- para lo más importante: hacer cosas desde el sistema y hacer cosas desde las aulas para mejorar los aprendizajes de niños, niñas y adolescentes. El reto de todas las escuelas es lograr que todos los estudiantes aprendan a partir de sus diferencias y su diversidad.
Lima, 11 de setiembre de 2016