Edición 29

¿Letra ligada versus letra imprenta?

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Fernando Llanos Masciotti / EDUCACCIÓN

Nota: Cuando he escrito este artículo, he utilizado tanto la letra ligada como la letra imprenta y de un modo bastante desordenado y caótico, es verdad. No es algo de qué me avergüence: siempre supe que solo yo lo debía entender. Sé que muchos dirán que mi letra es un fiasco. Lo reconozco. Como también que hago muecas en el espejo, hablo solo los fines de semana y babeo cuando duermo. Solo lo sé yo y me permite subsistir en este mundo. Todavía no hago muecas a la gente ni hablo solo en el Metro ni babeo cuando camino. Solo en mi mundo privado. Algún día, quizás. En realidad, mi horrible letra no es un fiasco ni una falta de respeto; solo un preámbulo del que nadie tiene que enterarse. Además, estos trazos caóticos y bien intencionados han ayudado a ordenar mis ideas como solo yo sé ordenarlas y para que me entiendas, querido lector, lo hago luego y en limpio, como todo el mundo acostumbra por esta época: usando el teclado de una laptop (no borrando cuando me equivoco y dejando cierta mancha, sino suprimiendo o usando el backspace; no subrayando, sino poniendo negrita; no usando una letra bonita y legible, sino un calibrí 11, etc.). Y con una letra calibrí 11 me presento ante usted y expongo sobre ciertas afirmaciones -que hasta parecen mitos- sobre otras letras primas: la letra ligada (llamada también cursiva) y la letra imprenta.

 

La letra ligada es más natural que la letra imprenta. Falso. Para muchos niños, la letra imprenta es más fácil y sencilla de escribir que la letra ligada o cursiva, pues la primera está compuesta de líneas rectas y círculos mientras que la segunda requiere de diagonales y trazos más complejos.

La letra ligada favorece las habilidades de motricidad fina. Verdadero. Lo mismo sucede con recoger semillas  con los dedos de la mano o enhebrar un hilo en la aguja. Pero ¿ese es el propósito de la enseñanza de la escritura?  ¿el de que sepa agarrar un lápiz y haga un ejercicio caligráfico? ¿No es mejor acompañar al niño en su adquisición de la lengua escrita, es decir,  desde las etapas en las que el niño comienza a diferenciar el dibujo de la escritura pasando por la etapa silábica y silábico-alfabético hasta llegar a la etapa alfabética y ortográfica en vez de fastidiarlo con tal o cual tipo de letra? ¿No es mejor que los niños y niñas aprendan el arduo proceso de producción de textos que implica claridad y orden de ideas, adecuación al destinatario según el tipo textual empleado,  pertinencia temática, uso de palabras y sintaxis apropiadas, etc. en vez de obligarle a usar la letra ligada y distraerlo del principal objetivo de la enseñanza de la escritura, que es el de comunicarse con mensajes claros, pertinentes y organizados? En ese sentido, no se puede reducir el aprendizaje de la escritura a un ejercicio de motricidad fina, pues los chicos terminan concentrándose en cómo hacer la letra y no en el proceso de escribir.

La letra ligada facilita la separación de palabras. Falso. Es necesario recordar que la separación de palabras es un proceso de la adquisición de la lengua escrita que va más allá de la caligrafía o del tipo de letra con el que escribe. Un proceso complejo, por cierto, pues no hay nada en el continuo de sonidos que emitimos al hablar para distinguir los cortes entre palabras. ¿Qué es lo que define la palabra: no la oralidad, sino la lengua escrita. Ahora bien, puede ocurrir que el niño al escribir un texto algunas veces represente juntas algunas palabras, pero ello no es necesariamente un problema de cómo se representa la separación de palabras (que es lo más importante); sino que al momento de escribir las palabras sobre el papel puede que los cortes (los espacios en blanco) entre una y otra no estén claros. ¿Cómo saber si el “error” al juntar o separar las palabras deriva de un construcción conceptual o de un problema operativo al trazar las grafías? Simple. Preguntándoselo al niño, no obligándole a usar la letra cursiva.

La letra ligada es más rápida en su trazado que la letra imprenta. Verdadero. Pero ¿cuál es el apuro? Claro, cuando tomamos apuntes en una conferencia o en clases universitarias, empleamos este tipo de letra (aunque también hay quienes usan un mix entre ligada e imprenta, con abreviaturas). Sin embargo, solo podemos entenderlo nosotros mismos. No tenemos necesidad de que otros lo entiendan.

La letra imprenta es común en muchos espacios letrados. Verdadero. Cabe una pregunta ¿qué necesidad tienen los niños de escribir en letra cursiva cuando la mayor parte de lo que lee está escrito en imprenta? Y no solo nos referimos a la letra imprenta de los libros, revistas y periódicos, sino a la empleada en las tablets, laptops, celulares, juegos de video, subtítulos en las películas, etc. Desde la aparición de la imprenta hasta las tecnologías digitales de hoy en día, la letra cursiva se extingue socialmente cada vez más. Es una letra muy funcional y útil para nosotros mismos: cuando firmamos o hacemos anotaciones personales en una libreta. Y para los centros de enseñanza: para dar exámenes. Incluso, las letras usadas generalmente son mixtas (un mix entre la letra imprenta y ligada).

Para autodestruir este artículo. La discusión sobre el uso de letra ligada versus letra imprenta no tiene sentido en una época en que predomina el uso del teclado en todas las esferas de la vida cotidiana, excepto, claro, en las escuelas. Incluso el Instituto Nacional de Educación en Finlandia ha dejado de lado la preocupación por la caligrafía y está promoviendo el aprendizaje del uso del teclado por la sencilla razón de que el uso funcional de la escritura en la sociedad se hace con estos recursos y soportes digitales.

Para recoger este artículo de las cenizas. En suma, podemos enseñar ambos tipos de letra sin obligar especialmente a que use tal o cual letra. Dejemos que el niño use la letra que les sea más fácil y atractiva de trazar y acompañemos más bien a que el niño exprese fluida y claramente sus ideas por escrito.

Lima, 6 de marzo de 2017

Fernando Llanos Masciotti
Consultor independiente en la didáctica de lectura, escritura y evaluación en la educación básica regular y educación superior. Ha sido especialista de Evaluación del área de Comunicación y Coordinador de Evaluación en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) de la UMC en el Ministerio de Educación. Fue profesor del área de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es docente de Posgrado de la enseñanza de lectura y escritura en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.