Marilú Martens/ El Comercio
Como en ocasiones pasadas, la violencia de género ha despertado interés entre nosotros. Personajes influyentes la han condenado en sus redes y hasta algunos agresores salieron a pedir disculpas públicas. Pero como en aquellas ocasiones, esta vez tampoco será suficiente para acabar con la violencia y la discriminación que sufren las mujeres en nuestra sociedad. Las raíces de este mal son profundas y fuertes, y nuestras reacciones, demasiado débiles (sobre todo, cuando las sigue un “pero”: “pero los hashtags son exagerados”, “pero ella no debió provocarlo”, “pero lo hice con buena intención”). En ese sentido los “peros” que deslegitiman los esfuerzos que deben hacerse a través de la educación –“pero la educación es competencia única de los padres”, “pero la palabra ‘género’ es innecesaria”– son los más preocupantes y evidencian que aún estamos lejos de siquiera comprender la problemática… Leer más