Isy Faingold / EDUCACCIÓN
Como toda crisis, el reciente terremoto político abre una oportunidad muy especial para retomar los avances en materia educativa que el país venía logrando. El discurso inaugural del nuevo Presidente Vizcarra ha dado prioridad a la educación y al recambio de autoridades, generando esperanza sobre la posibilidad de recobrar el impulso para continuar con las reformas educativas.
Estos son algunos puntos claves que se descuidaron y que la próxima gestión de MINEDU debe retomar:
- Currículo Nacional: La implementación del Currículo Nacional es vital para la construcción y el ejercicio de ciudadanía desde la escuela. Se debe retomar su aplicación en todos los niveles, con una planificación secuencial y realista. Un tema de preocupación es el enfoque de equidad de género, que se encuentra en riesgo por presión de grupos conservadores. Se necesita una buena estrategia de comunicación que explique en qué consiste dicho enfoque y por qué es tan importante en nuestras escuelas.
- Cobertura y calidad de educación inicial: La significativa expansión de la cobertura de educación inicial en los últimos años debe continuar pero acompañada con mejoras en la calidad, valorando el respeto por los procesos de desarrollo de niños y niñas y su entorno. Se requiere un reordenamiento de la oferta del sector, garantizando estándares mínimos de calidad (docentes/promotoras, materiales, infraestructura) y asegurando mayor inversión para el nivel.
- Jornada Escolar Completa en secundaria: El modelo de Jornada Escolar Completa en secundaria, luego de haberse iniciado en 1,000 escuelas en 2015, y aumentar a 1,000 escuelas más en los siguientes dos años, no se expandió a ninguna escuela para este año escolar a pesar de haber demostrado impacto en aprendizajes (Agüero, 2016) y amplia satisfacción de los estudiantes y sus padres (IPSOS 2016 y 2017). Se abre ahora una oportunidad para continuar expandiendo y perfeccionando el modelo de forma escalonada.
- Carrera docente y directores: La reforma de la carrera magisterial es probablemente el principal avance educativo de los últimos años, con iniciativas exitosas para revalorar la carrera docente y promover la meritocracia, con evaluaciones y aumentos salariales. En este punto es fundamental no descuidar precisamente los aspectos meritocráticos. Con respecto a los directores de escuela, esta podría ser la oportunidad para retomar dos iniciativas que se frenaron en los últimos meses: propuesta innovadora de formación de directores en la misma escuela y dada por directores exitosos (en lugar de volver a los esquemas tradicionales de formación que no han probado tener impacto) y “escritorio limpio”, iniciativa para aligerar el trabajo administrativo de los directores (excesivamente recargados con innumerables comisiones e informes).
- Evidencia para mejorar la gestión: Dentro de los avances más significativos de los años recientes destacan los sistemas de información y las iniciativas de seguimiento, innovación y evaluación que MINEDU venía impulsando. En los últimos meses quedó en la incertidumbre el futuro de instrumentos potentes como Semáforo Escuela, Monitoreo de Prácticas Escolar y MineduLab, por dar algunos ejemplos. La nueva gestión debería fortalecerlos y aprovechar su uso.
- Reforma universitaria y becas: Los sustantivos avances en esta reforma se enfrentan a poderosos lobbies desde el Congreso que se resisten a aprobar la ley de moratoria para la creación de universidades. La presión al Congreso para su aprobación debe ser una de las prioridades de la nueva gestión. Asimismo, se debe retomar propuestas legislativas para mejorar el financiamiento de las universidades públicas (ejemplo: uso del canon). Finalmente, por el lado del programa de becas, Beca 18 (becas de pregrado) se redujo de 10,000 becas anuales a 1,900. Beca Presidente de la República (postgrados en el extranjero) se redujo de 700 a 50 becas. La beca vocación técnica (estudios técnicos desde la secundaria para egresar como técnico profesional) que se inició en 2017 fue cortada para este año. Un relanzamiento y repriorización del programa de becas sería una apuesta importante para la nueva gestión.
Además de los temas descuidados en los últimos meses, un tema históricamente postergado es el inicio de una reforma integral en la educación rural. Las brechas son enormes y los niveles de aprendizaje se encuentran en niveles alarmantes. Es urgente plantear este tema como prioridad política y presupuestal y desarrollar un programa integral que incluyan medidas como: (i) programas de acompañamiento docente focalizados en este ámbito y con proceso competitivos y rigurosos para seleccionar acompañantes, (ii) aumento de bono de ruralidad para hacer más atractivo enseñar en ámbitos rurales, (iii) creación de internados en capitales departamentales de selva con niveles de calidad e inversión iguales o superiores a los COAR (con propuesta pedagógica contextualizada) pero focalizados en aquellos adolescentes que provengan de zonas dispersas donde no llegan ni el estado ni el mercado, (iv) alianzas con organizaciones privadas para abordar diferentes retos del ámbito rural (ej. con Enseña Perú para cubrir brechas docentes en zonas rurales con historial de no poder cubrir plazas, (v) Qali Warma a todas las secundarias en ámbitos rurales.
En la misma línea, el fortalecimiento de las UGEL debe ser una alta prioridad en el sector, ya que son actores críticos en la implementación de las políticas y programas educativos. Un avance muy relevante fue que la selección del director de la UGEL y de los jefes de gestión pedagógica sea por concurso. Ahora es turno de poner en agenda la atracción, selección y capacitación del personal pedagógico y administrativo de las UGEL para fortalecer no solo su rol de supervisión sino también de acompañamiento a las escuelas, que permita ayudarlas con soluciones reales a sus problemas.
No quisiera cerrar sin enfatizar la necesidad de construir reformas sostenibles. Por un lado, la reforma del servicio civil es fundamental y lamentablemente se ha venido debilitando en este gobierno. La alta rotación de personal a todo nivel (en educación se produjo una fuga masiva de talentos en los últimos meses) dificulta sostener reformas y se pierde mucho tiempo y recursos. Por otro lado, la construcción de un nuevo Proyecto Educativo Nacional es una oportunidad de oro para consensuar visiones, y generar procesos participativos que generen apropiación de esas visiones y rutas consensuadas, sobre todo entre los actores más jóvenes. Es tiempo de pensar un futuro posible y sostenible.
Lima, 26 de marzo de 2018