Para volar

“Quizá nunca se enamoraron… quizá ni siquiera se percataron de la existencia del otro, quizá solo se miraron como alguien mira a algo interesante, curioso o hasta desconocido. Pero de algo estoy segura, nunca he visto a alguien mirarse así.

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Naia Kirkby| EDUCACCIÓN

La creatividad es una de esas cosas complicadas pero simples de entender. Todos somos creativos, solo que algunos se han puesto sus propios límites al imaginar ciertas cosas o simplemente no quieren desconcentrarse de lo que es supuestamente más importante. Muchos usan esa típica frase de “mantén tus pies sobre la tierra” pero si lo piensas bien nuestros pies siempre están sobre la tierra o al menos la mayoría de las veces, así que si alguien te dice que mantengas tus pies sobre la tierra es como decirte indirectamente que estas volando y yo creo que volar es más chévere. Nunca fui y creo que nunca seré buena en mantener mis pies sobre la tierra, creo que eso ya me aburrió. 

Si les soy sincera no soy esas chicas populares que a veces ni cerebro tienen, o esas chicas super inteligentes pero tímidas; ni tampoco soy la chica problemática de la clase. Soy mas ese tipo de chica que… ¿saben qué? Mejor no soy ningún tipo de chica. Eso lo hace más interesante. Sinceramente, creo que el amor es un tema complicado. Prefiero imaginarme como sería una historia de amor que vivirla.

No me malinterpreten, me gusta el amor, creo que es el único sentimiento que hace que te vuelvas loco de una buena manera, a menos que seas alguien obsesivo y necesites el amor de alguien para vivir o esas personas súper dramáticas que se matan por el amor, ahí ya no es bueno. Para poder amar a alguien creo que deberías poder ser capaz de amarte a ti mismo primero para que no necesites a alguien más, si no que se complementen entre sí.”

Recuerdo que era un lunes frío, tranquilo, un poco triste. No tenía nada que hacer (bueno, si tenía solo que no quería hacerlo). Mis padres habían salido para de alguna forma volver a recuperar su relación que por cierto ya estaba rota. Mi hermana estaba intentando disimular su expulsión de la universidad y yo ganaba 10 dólares a la semana por no decirles nada a mis padres. Yo era la única en mi familia que era honesta consigo misma.

Nunca me interesó la lectura y ya me había visto todas las series, documentales y películas de Netflix así que lo que empecé a hacer cuando regresaba del colegio era sentarme  en mi ventana, que por cierto tenía la mejor vista (No es verdad… Lo único interesante que podías observar era a la señora Perkins intentando conquistar al joven de la cafetería de la estación, pero de hecho, ahora que lo pienso, esa señora es el mejor ejemplo de persistencia que he visto. Hace tres años que ha hecho lo mismo y hasta ahora no se rinde). Desde ese lunes me pase casi todas las tardes sentada en mi ventana observando y apreciando las vidas tristes o a veces felices de la gente en un invierno londinense. Parecía poseída, no me movía de mi ventana excepto para comer, dormir e ir al baño.

Un día al regresar del colegio decidí bajar a la estación, de todas maneras regresaba del colegio en tren así que siempre pasaba por ahí pero ese día fue mas por curiosidad que por obligación. Hacia un frío infernal pero era manejable, no había mucha gente pero si vi algo o más bien alguien muy interesante, era una chica. Era alta, era de contextura delgada, su cabello era de color marrón oscuro (casi negro), sus ojos verdes, tenía un pearcing en su nariz y vestía una blusa blanca y una casaca de cuero encima, combinado con unos jeans negros y unas converse de color rojo. Estaba leyendo un libro medio raro, no tenía título pero parecía intrigante principalmente porque ella no dejaba de mirarlo. Supuse que tendría unos dieciséis o diecisiete años pero no estaba segura pero nunca la había visto antes. Y no fue la ultima vez que la vi, parecía tomar el mismo tren cada martes y llevaba consigo un libro distinto en cada ocasión.

Así la fui observando por un buen tiempo. Cada vez que la veía,  más me intrigaba.

Lo mas interesante que paso después de tanto tiempo metiéndome e imaginándome la vida de una extraña, fue que un día (creo que de tanto fijarme en ella se hizo un hábito sentarme todos los martes desde las cinco hasta las siete para ver que sorpresa me tocaba ver) alrededor de las 6:30 pm, ella se sentó en una de las bancas de la estación con un libro. No llegue a ver el título y digamos que tampoco me interesaba. Parecía triste, no puedo recordar muy bien que paso antes pero apareció un chico, me pareció que no era de por ahí porque no hablaba inglés muy bien ya que recordaba haberlo visto intentando entender las indicaciones de la estación por mas de quince minutos y creo que no consiguió entenderlos porque se sentó al lado de la chica y por coincidencia el también empezó a leer. Ambos parecían devorar sus libros, porque pasaban y pasaban las hojas como si su vida dependiera de ello.

El chico era muy guapo. Era alto quizá de 1.77, con cabello rubio, ruloso y ojos azules. Tenía un atuendo muy raro, vestía unos shorts con una camisa playera y un par de sandalias. Y aparte de leer parecía gustarle la música ya que andaba con un audífono en el oído y el otro colgando.

Nunca lo vi hablar con la chica lo cual me pareció un poco raro. Supongo que nunca encontraron algo en común. Pero el chico empezó a aparecerse cada vez mas seguido, lo cual me gusto porque debo de admitir que era muy guapo. Parecía tener la misma edad de la chica pero quizá era mayor.

Parecían tener la misma rutina, parecía que estaban conectados porque llegaban a la misma hora, sin embargo, nunca los vi subirse al mismo tren.

Todo se mantuvo igual por un buen tiempo. Lo más increíble que pude observar era que ambos terminaban y comenzaban sus libros al mismo tiempo.

Cuando llega la navidad a Inglaterra normalmente hace mucho frío pero los trabajos, estudios y las vidas siguen su curso cotidiano. Lo único que pareció ser afectado fue el chico misterioso, porque los primeros días de diciembre lo vi llegar, a veces dos o tres horas antes de lo normal. Nunca entendí por qué, pero con el tiempo saque mis conclusiones.

La navidad puede traer tanta alegría como tristeza. En el caso de mi pareja misteriosa no tuvieron mucha suerte. Creo que el chico empezó a ir a la estación mas seguidamente no por querer subirse a un tren si no a ver a alguien especial que lo acompañaba allí que por lo que, yo había observado, nunca se habían dicho ninguna palabra pero quizá si se dieron cuenta de la presencia del otro.

Fue el 8 de diciembre cuando, como de costumbre regresando del colegio, me senté en mi ventana para imaginarme y apreciar las vidas de dos totales extraños. El chico llego temprano y por primera vez no había traído un libro, lo único que hizo fue sentarse. Tres horas después llego la chica pero no estaba sola como de costumbre. Esta vez llevaba consigo a un señor que por cierto no era parte de la historia, iba agarrada de su mano y su cabeza apoyada en su hombro. No se sentó en la banca a leer ni siquiera volteo a saludar o al menos a ver al chico, simplemente se subió al tren y se fue.

Nunca la volví a ver. Por otra parte al chico lo sigo viendo todos los martes, bueno, a veces. Digamos que ya me gradué y ya no me queda tanto tiempo libre como me quedaba antes para sentarme en mi ventana a observar a la gente. Pero de vez en cuando lo veo, sigue siendo guapo, sigue leyendo pero ya no al lado de la chica misteriosa, ahora lo hace solo. No digo que estar solo sea algo malo pero quizá la compañía de la chica hacia que todas las historias y libros que el leía sean mas interesantes. Nunca sabré que le paso a la chica, por que es que el chico no llevo su libro aquel día o quien era ese señor que iba agarrado de la mano de la chica. Nunca sabré si alguna vez sintieron algo entre sí. Creo que al final así es la vida, hay muchas cosas que finalmente no entendemos pero creo que eso lo hace más interesante, más intrigante y emocionante.

“Quizá nunca se enamoraron… quizá ni siquiera se percataron de la existencia del otro, quizá solo se miraron como alguien mira a algo interesante, curioso o hasta desconocido. Pero de alguna forma fui capaz de crear una historia con mis propios ojos. Personalmente, creo que los ojos son una de las partes del cuerpo más difíciles de controlar. Por eso es que una mirada es tan sincera; porque muy pocos saben manejarla, mantenerla bajo su control y por eso cuando me enamore (si es que alguna vez lo hago) quiero que mi mirada me guie a hacer todas las cosas mas interesantes, intrigantes y emocionantes. Para que así al fin, pueda volar.”

Cusco, 17 de diciembre de 2018

Naia Kirkby Felipa
Tiene 14 años, está en segundo grado del nivel secundaria del colegio Gal School. Fue parte del grupo de alumnos que ayudó a traducir, comunicar, acompañar y ser parte del proyecto de WAKE International en Cusco. Practica box, fotografía, danza contemporánea y canto. También fue parte de los Juegos Florales Escolares Nacionales del 2016, en la disciplina de Artes Musicales, ganando en la categoría A.