Edición 9

A tenor de los cambios en el currículo: crónicas de una maestra

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Rashía Gómez Cárdenas
Lima, 20 de abril de 2015.

Hacia el año 2000 todavía en muchos colegios se intentaba implementar el llamado Enfoque Comunicativo Textual, que era parte de las importantes reformas educativas que el llamado “Nuevo Enfoque Pedagógico”pretendía alcanzar. En aquel entonces era tutora de primer grado en el Colegio José Antonio Encinas (JAE). En ese momento, junto a dos grandes maestras de educación primaria –Helga Bazán y Erika Arellano- logramos construir una metodología que me permitió implementar el enfoque comunicativo textual en el aula. Esta construcción didáctica la realizamos estudiando las publicaciones de Joseph Joliber y Mabel Condemarín, reflexionando pedagógicamente, recuperando y analizando lo que acontecía día con día en el aula de primer grado. No tuvo que pasar mucho tiempo para que las niñas y niños de primer grado comenzaran a darnos muestras extraordinarias de sus progresos en lectura y escritura, así como en comprensión y expresión oral.

En ese momento la Estructura Curricular Básica (ECB), producto de una reforma curricular, era el currículo oficial para Educación Inicial y para la Educación Primaria. La ECB era un documento valioso. Ofrecía planteamientos innovadores, retadores y desafiantes para la escuela. Sin embargo, los aprendizajes prescritos permitían diversas interpretaciones. La implementación de la ECB tenía necesariamente que pasar por la adecuación curricular del colectivo de docentes, proceso que en el JAE, era sumamente relevante y participativo. A partir del ECB se construían los carteles de alcances y secuencias para plantear los aprendizajes esperados para cada grado, y a partir de ellos se elaboraba los informes de evaluación en los que se reportaban los logros de aprendizaje de los estudiantes.

Algunos años después, hacia el 2003, ya en el Ministerio de Educación, participé de uno de los primeros esfuerzos de la entonces Unidad de Desarrollo Curricular de Educación Inicial y Primaria (UDCREIP), por precisar mejor el currículum para la Educación Primaria. En eso momento, y al lado del equipo de especialistas de currículo se empezó un demandado y anunciado “reajuste curricular”. Este proceso se truncó con la declaratoria de Emergencia Educativa, dada durante el gobierno del Presidente Alejandro Toledo. Un tiempo después se inicia el proceso de articulación curricular de los tres niveles de la Educación Básica. Es cuando la experimentada Lila Tincopa, con tres equipos curriculares a su cargo, uno por cada nivel de la Educación Básica Regular (EBR), inicia la articulación del currículo escolar de Educación Básica.

Este proceso fue complejo desde sus inicios, los equipos técnicos de Educación Inicial y de Educación Primaria iban más alineados y articulados en sus propuestas, en tanto el equipo de especialistas de Educación Secundaria se alejaba significativamente de dichas construcciones. Además, cabe decir que desde la declaratoria de Emergencia Educativa, las áreas de Comunicación Integral y de Matemática ya eran las más valoradas. Como integrante del equipo de Comunicación que participó de parte del proceso, puedo decir que la articulación curricular en esta área resulto más dinámica y efectiva.

Tiempo después, ya durante la gestión del Ministro Javier Sota Nadal, fue publicado el Diseño Curricular Nacional (DCN), que sería posteriormente “reajustado” por el Ministro José Antonio Chang durante el gobierno del presidente Alán García. Este documento lograba finalmente articular en una solo versión los currículos de Educación Inicial, Educación Primaria y Educación Secundaria. En esta versión, entre otras cosas, el DCN ya ofrecía las mismas competencias para los tres niveles de la EBR.

Hacia el año 2010, ya en el ex Instituto Peruanos de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Básica (Ipeba) y a propósito de la elaboración de los primeros Mapas de Progreso (Comunicación: Lectura y Matemática: Número y Operaciones), se realizó un análisis de las áreas de Comunicación y Matemática del DCN. En síntesis, lo que este análisis mostró fue lo que ya muchos críticos habían expresado sobre este documento normativo: era un documento con un importante avance en materia de articulación curricular pero con serios vacios respecto a la claridad y progresión de los aprendizajes prescritos.

Fue cuando en coordinación con el MINEDU, el ex Ipeba inició la elaboración de los Estándares Nacionales bajo la forma de Mapas de Progreso. La formulación de los primeros Mapas de Progreso demando de meses de revisión bibliográfica, de reuniones de consulta con especialistas de la Dirección General de Educación Básica Regular (DGEBR) y de la Unidad de Medición de la Calidad (UMC), además de consultas a docentes de escuelas públicas y privadas, entre otros importantes actores educativos. La elaboración de los primeros Mapas de Progreso siguió con rigor su proceso de formulación técnica. Lo que demandó trabajar con la asesoría de expertos internacionales así como de validar los estándares propuestos en los Mapas de Progreso en escuelas públicas a nivel nacional. Esto último con la finalidad de lograr que los estándares de aprendizaje propuestos en los Mapas de Progreso fueran desafiantes pero alcanzables.

En este contexto, hacia el año 2012 durante la gestión de la Ministra Patricia Salas, el Ministerio de Educación inicia la construcción de lo que denominó Sistema Curricular Nacional. Este sistema planteaba la necesidad de hacer una reforma curricular que implicaba elaborar un Marco Curricular Nacional (MCN) orientado por Aprendizajes Fundamentales y apoyado en Estándares Nacionales, que se expresaban en los Mapas de Progreso. Que ofrecería, además, Rutas de Aprendizaje para brindar orientaciones didácticas a los docentes, que le permitieran implementar el nuevo Sistema Curricular en construcción.

En este contexto curricular, y estando aun en vigencia el DCN, surgieron los Ocho Aprendizajes Fundamentales. Se demandó al ex –Ipeba que liderará la construcción de los Mapas de Progreso para los Aprendizajes Fundamentales faltantes. Así, se inicio un trabajo articulado de construcción curricular que comprometió a un importante número de profesionales de diferentes Direcciones y Oficinas del Ministerio de Educación y a los equipos técnicos del hoy Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (SINEACE, ex Ipeba).

El resultado de este esfuerzo fue recogido en las tres versiones del MCN. Vale la pena precisar que este proceso de construcción curricular posibilitó contar con un currículo escolar más acotado y con progresiones claras de las competencias previstas, respaldadas en muchos casos en evidencia de aprendizajes de los estudiantes. En este contexto y ya en la gestión del Ministro Jaime Saavedra, se concreta la decisión adoptada por la Ministra Patricia Salas, de complementar las Rutas alcanzando a los docentes Sesiones de Clase desarrolladas, que brindaran mayor orientación aun a los docentes en las aulas. Las Sesiones de Aprendizaje constituyen esfuerzos valiosos de maestras experimentadas que ofrecen secuencias didácticas que se orientan al logro de las competencias incluidas en las Rutas de Aprendizaje.

Para ir concluyendo, este recuento en materia de construcción curricular, pretende hacer visible el largo y sostenido esfuerzo del Estado, a través del Ministerio de Educación, por ofrecer un currículo pertinente y actual, que permita formar a los estudiantes que el Perú y el mundo demandan hoy.

Sin embargo esto exige seguir trabajando en la búsqueda de consenso sobre los aprendizajes fundamentales que el currículo escolar común debe prescribir. Estos deben ser respuesta a una mirada crítica a nuestra sociedad, sus potencialidades y demandas, así como a los retos y oportunidades de la sociedad global. Definir estos aprendizajes nos involucra a todos los peruanos.

Si bien los Aprendizajes Fundamentales fueron consultados durante la elaboración del Marco Curricular Nacional, en mi particular y modesta opinión, esta consulta requiere retomarse, sobre todo ahora que éstos no se mencionan en la reciente Resolución Ministerial 199 que modifica el DCN. Requiere retomarse y además ampliarse a otros sectores del Estado y de la sociedad.

Como algún Director Regional de Educación lo expresó en determinado momento: “Debe ser a través de una Consulta Nacional que las peruanas y peruanos de diferentes grupos culturales definamos los Aprendizajes Fundamentales Comunes que esperamos alcancen nuestros estudiantes”. Es importante que sea así porque el currículo es la herramienta a través de la cual nuestra sociedad responde a las demandas y necesidades de nuestros diversos pueblos originarios y de nuestro país en su conjunto.

De cualquier modo, el currículo escolar seguirá retando a cada maestra y cada maestro en cada rincón de nuestro maravilloso país, porque el currículo se hace realidad o no en las manos de los maestros peruanos. Por eso recordemos siempre una gran verdad: con los maestros, todo. Sin los maestros, nada.

Rashia Gomez Cardenas
Docente, especialista en comunicación e interculturalidad. Egresada del Instituto Pedagógico Nacional de Monterrico (IPNM). Ha sido coordinadora de Estándares de Aprendizaje en Comunicación, en el IPEBA (SINEACE) y miembro de la red de Estándares y Evaluaciones de PREAL. Es miembro del equipo curricular de comunicación del Ministerio de Educación.