Peter Ward | EDUCACCIÓN
En El Camino a Wigan Pier, el escritor inglés George Orwell reflexiona sobre la importancia de la comida en la sociedad: “Se ve estatuas por todas partes de políticos, poetas y obispos, pero ninguna de cocineros, de carniceros o de jardineros”. Dado el orgullo que el Perú tiene en su sector de gastronomía, tal vez esto cambiará más adelante, pero hoy en día, no son solo los chefs más conocidos como Gastón Acurio o Rafael Osterling quienes crean interés a nivel mundial. La lucha en contra la desnutrición crónica y la anemia ha elevado el estatus de la humilde “sangrecita” y las razas de papas fortificadas en la lucha por mejorar la nutrición de los niños durante los primeros 1000 días de su vida.
El periodo de los primeros 1000 días es reconocido como clave en el desarrollo del potencial en los niños y el enfoque no es solamente en nutrición.[1] Desde hace años, las evidencias muestran que el atraso en el crecimiento o la atrofia en niños estaba asociado a habilidades mentales reducidas, a bajos niveles en la capacidad de aprender, así como a bajo rendimiento escolar.[2] Teniendo presente la plasticidad del cerebro en la primera infancia, la estimulación de los sentidos es vital para promover su desarrollo. Estudios muestran que el contexto de los niños en esta época temprana afecta mucho lo que logran durante toda su vida.[3] En el Perú, así como en otros países, estos estudios han sido aprovechados para justificar la creación y ampliación de políticas y programas enfocados en el bienestar y desarrollo de los niños, como Vaso de Leche, Cuna Más y Qali Warma.
¡Y con mucha razón! Hablando con números fríos, los estudios muestran que el retorno de la inversión (RI) en la primera infancia es alto. Una serie de estudios, mencionados en la respetada revisita médica The Lancet, estima que el incremento de la matrícula preescolar en 73 países podría aportar beneficios en términos de salarios más altos entre $6.4-$17.6 USD por cada $1 USD invertido. Entonces, ¿no sería ilógico invertir menos en la primera infancia y más en «casos perdidos»?
Sin embargo, nuevas investigaciones de Innocenti, la Oficina de Investigación de UNICEF, que analiza el estudio longitudinal de Young Lives (también conocido como Niños del Milenio) en Etiopia, India, Perú y Vietnam, tienen la posibilidad de cambiar todas estas suposiciones. Publicadas meses atrás, las investigaciones muestran que la adolescencia ofrece una “segunda ventana de oportunidad” para que los jóvenes con atrofia puedan recuperar (“catch-up”) su crecimiento físico y, posiblemente, su desarrollo cognitivo.[4]
Cabe señalar, que los autores sugieren tener cuidado con los resultados iniciales (como siempre se dice en la academia, “más investigaciones son necesarias…”). Sin embargo, dado el fuerte enlace entre la atrofia con las habilidades del aprendizaje y hasta con logros profesionales, parece posible y hasta probable que los adolescentes también puedan sacar provecho de la misma ventana para recuperar aprendizajes no alcanzados.
Si los resultados son ciertos, las implicancias para la política pública y los programas en educación y nutrición son enormes. Varios estudios han concluido que niños y especialmente niñas que nacieron en el Perú durante el fenómeno de “El Niño” tienen un bajo nivel en la ingesta de nutrientes y, por lo tanto, una baja talla en relación a su edad, lo cual también implica bajos resultados escolares.[5] Si la evidencia es correcta, estos niños tendrán la posibilidad de recuperar su crecimiento de una manera antes no comprendida. Es cierto que las políticas y programas toman tiempo para ser diseñadas e implementadas, pero ¿por lo menos los padres de estos niños y los mismos niños no tendrían derecho a saberlo?
Mientras que la cuestión del derecho y el potencial para un impacto positivo son claros, los resultados del estudio echan más combustible al fuego en términos de la necesidad de mejorar los aprendizajes de los adolescentes peruanos. Si analizamos los resultados de la prueba ECE, el porcentaje de estudiantes con un nivel satisfactorio en matemática cae del 34% en el 2do grado de primaria a un 11.5% en el 2do grado de secundaria y la misma historia se repite en lectura.[6] Es claro que, si bien existe la segunda ventana de oportunidad para mejorar logros académicos, así como el estado nutricional, hoy en día los adolescentes peruanos no tienen ocasión de aprovecharla.
Entonces, ¿qué se puede hacer para que los adolescentes pueden aprovechar esta segunda ventana de oportunidad? Desde la perspectiva de la política pública, abundan las oportunidades. Primero, en el tema de nutrición, a pesar de las críticas en su contra por no brindar comidas adecuadas, Qali Warma ya está expandiendo su cobertura hacia colegios de secundaria.
Estudios muestran que durante la adolescencia el cerebro empieza a eliminar sinapsis que son utilizadas con menor frecuencia y que su plasticidad baja. Las autoridades deben responder a este contexto y cambiar el programa, evitando restringirlo a la alimentación y brindando también momentos de aprendizaje sobre nutrición y alimentación, pero corrigiendo la manera como son pensados y ejecutados estos servicios hoy en día. No se pueden considerar efectivas las charlas unidireccionales, con muestras de tipos de comidas, sin contextualizarse en lo que se come habitualmente en la zona. En el futuro, las actividades tienen que ser dinámicas e interactivas, donde los jóvenes aprendan a través del juego y la propia experimentación. Así se logrará que la nutrición se perciba como un tema más interesante.
Otro ejemplo relacionado con Qali Warma sería mejorar la relevancia cultural de los alimentos que se entregan, promoviendo a jóvenes emprendedores en la agricultura, en combinación con el uso de jardines escolares y programas como Haku Wiñay de FONCODES. La oportunidad de vender una parte de sus productos a programas del Estado, fomentaría una cultura de emprendimiento y desarrollo de habilidades de negocio, mientras los alumnos aprenden y ayudan a mejorar su propia nutrición. Aunque la importancia del desarrollo de habilidades de emprendimiento y negocio es reconocida, por lo general se ofrecen a personas de mayor edad, donde los beneficios ofrecidos por la plasticidad del cerebro no son igualmente fuertes.
Estamos viviendo una época donde nos es cada vez más claro que los niños y jóvenes deben tomar un rol protagónico en el aula; tanto como el fuerte vínculo existente entre nutrición, imágenes y resultados a lo largo de la vida. ¿Qué mejor manera de facilitar a los adolescentes el poder aprovechar una segunda oportunidad, a través de una serie de programa integrados, donde ellos jueguen un rol vital?
Cusco, 17 de diciembre de 2018
NOTAS
[1] Cusick and Georgieff, The first 1,000 days of life: The brain’s window of opportunity, UNICEF
[2] UNICEF data
[3] For a summary of literature see Sridhar, Linkages between Nutrition, Ill-Health and Education, Background paper prepared for the Education for All Global Monitoring Report 2009, accessed here
[4] Ford, SNAPSHOT Adolescence provides a second crucial window of opportunity to address child poverty here
[5] Danysh et al, El Niño adversely affected childhood stature and lean mass in northern Peru. Climate Change Responses, 2014; 1 (1): 7 (Accessed at https://www.sciencedaily.com/releases/2014/11/141125074834.htm ) & Ambikapathi et al, El Niño Southern Oscillation affects girls’ nutrient intakes and adequacies in the Peruvian Amazon, The FASEB Journal 2017 31:1_supplement, 639.43-639.43
[6] ECE Results, 2016