Edición 96

Al entrar a la secundaria todo fue diferente

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Maximus Lobo

Cuando era pequeño era muy bueno en todos los cursos, siempre sacaba diploma y mis padres se alegraban por mí. Se sentía muy bien tener la aprobación de tus padres y sentir que estaban orgullosos, en primaria fue lo mismo, un poco más complicado, pero lo hacía bien y también me felicitaban, estaba bien conmigo y sentía que podía seguir así.

Pero al llegar a la secundaria todo se fue poniendo más difícil, no entendía bien y me daba vergüenza levantar la mano para preguntar porque pensaba que era algo fácil y que todos sabían (porque nadie más levantaba la mano) excepto  yo, porque no estaba a la altura de los demás. Antes de los primeros exámenes de secundaria estudiaba como lo hacía antes y confiaba en que podía hacerlo, pero luego venía el examen y no entendía mucho, me ponía muy nervioso y llegaba a llorar, no entendía que me estaba pasando, ya no podía hacerlo como antes.

Recuerdo la vez en que mis padres vieron un examen de literatura con mala nota y no sé si habrá sido un sentimiento acumulado porque ya había sacado otras malas notas antes, pero mi padre se molestó mucho, me regaño tan feo que no dejaba de llorar, y cuando me preguntaba yo si sabía y le respondía, pero se molestaba aún más de que no pusiera nada en el examen. Yo sentía muchas veces que el profesor esperaba más, no las simples palabras que yo podría poner, no me sentía al nivel de sus expectativas. Tanto miedo y desconfianza tenía que a veces lloraba antes de que me entregaran los resultados, porque sabía que iba a estar mal a pesar de haber estudiado. Luego de eso escondía los exámenes porque tenía ese trauma, miedo de que me gritaran y sentirme insuficiente. Yo estudiaba cuando mis padres me lo decían a cada momento que me veían hacer otras cosas, ya que sabían cómo estaba académicamente, estudiaba entonces con miedo y en silencio (aún recuerdo las hojas del cuaderno húmedas), y me daba miedo jugar o descansar cuando mis padres estaban cerca porque pensaba que me iban a mandar a estudiar. Era como un castigo más que nada, así que estudiaba por mi cuenta antes de que ellos me lo digan, pero no me sentía cómodo con la forma silenciosa y seria en la que ellos les gustaba verme estudiar. Al final de tanto esfuerzo mis notas no eran las esperadas, me sentía horrible conmigo mismo y mi autoestima no era la mejor, eso también afectó mucho mi vida social.

Después de sentirme mucho tiempo así, con ayuda de mis seres queridos entendí que no había algo mal conmigo y que no era una persona incapaz, solo estaba atrapado en las expectativas de otros y comparándome a alguien que veía mejor que yo. Era necesario entender lo que yo quería y como me sentía y que no tengo que hacer las cosas como otros lo hacen porque yo soy único y pienso diferente, siento diferente y actuó diferente.

Empecé a tener más confianza y a participar en clase, y que no entiendas algo a la primera no te hace tonto. Descubrí que me gustaba estudiar en la noche porque había más silencio, y con la música de piano me relajaba y me ayudaba a concentrarme, y con ayuda de la gran imaginación que siempre he tenido empecé a dibujar lo que me enseñaban relacionándolas con cosas que yo entendía, y de un solo pequeño dibujo o garabato podía recordar frases largas y otras cosas porque me era más fácil recordar dibujos que palabras.

Mis padres al inicio les parecía raro y que para ellos no sería cómodo concentrarse o aprender así, pero con los mejores resultados que empecé a dar se dieron cuenta que esa era mi forma de aprender y la respetaron.

A todas las personas que creen que no son capaces y piensan que solo pierden su tiempo, los animo primero a que piensen diferente y no vean las cosas así, porque el cerebro influye mucho en la persona, y si crees que no vas a poder y te quedas con ese pensamiento las cosas no van a salir bien y solo te vas a quedar atrapado en un bucle de fracaso y angustia. Eres tú el que puede hacer que las cosas cambien, eres tú el que elige si dar el paso o no, eres tú el que va a vivir esta vida. Conócete, descubre cuáles son tus fortalezas, como es que eso te puede ayudar, como es que tú te sientes mejor haciendo las cosas o aprendiendo, eres único y muy inteligente, nunca trates de ser mejor que los demás o te vas a deprimir y desesperar, sino tú sigue mejorando en lo que hagas, rebasa tus propios límites y recuerda que es tu ritmo, tu camino y tu vida.

Lima, enero de 2024

 

 

 

María Gracia
María Gracia Ruíz Panta, estudiante peruana de 17 de años de edad, una persona apasionada por la literatura, ciencias de la salud y la cultura. Desde temprana edad, descubrió su pasión con una fascinación por las palabras, se sumergió en la lectura de diversos géneros y se convirtió en una ávida impulsora de la escritura. Su amor por las letras la llevó a explorar el mundo de la escritura creativa y la poesía, expresando sus pensamientos y emociones a través de las palabras. Además de su pasión por la literatura, Maria Gracia siempre se sintió atraída por las ciencias de la salud, lo que la llevo a saber a qué se quería dedicar más tarde. Con su dedicación y perseverancia, Maria Gracia busca combinar su amor por las letras y su pasión ciencias de la salud, con el objetivo de hacer una diferencia positiva en la vida de las personas creando el proyecto de Escritura de Artículos relacionando este con la salud mental ¡Su espíritu creativo y su compromiso con el bienestar la convierten en una persona inspiradora y valiosa para la comunidad!