Carlos Yampufé Requejo / Para EDUCACCIÓN
El suscrito, docente de Educación Básica Regular desde el año marzo de 1992, se dirige a ustedes ya que en cinco semanas se define quién deberá dirigir el rumbo del Perú y, con ello, el de su educación, por un lapso de cinco años, motivo por el cual manifiesto lo siguiente:
- Uno de los grandes errores del gobierno nacional, fue aprobar una ley de reforma magisterial con 08 escalas magisteriales, la misma que para muchísimos maestros y maestras es imposible alcanzarlos ya que ni siquiera se permitió concursar a ellas solo llegando hasta la sexta escala, debiendo alcanzar la máxima escala el primer docente recién en el 2023, por lo que veo como una especie de estafa legal la promesa de alcanzar mejor remuneración y revaloración de los docentes. Asimismo, pido que el piso salarial (primera escala magisterial) sea equivalente las tres cuartas partes de la unidad impositiva tributaria, para que así los maestros podamos trabajar con cierta tranquilidad económica, así como modificar a 06 escalas magisteriales la carrera docente, evaluando que no necesariamente el tiempo sea el condicionante principal para el ascenso.
- Los docentes en nuestra actual carrera profesional debemos llegar hasta los 65 años como edad tope de servicio prestado al país en las aulas, pero después de los 45 las características físicas que poseíamos nos van abandonando paulatinamente. Ya la dimensión principalmente psicomotriz de nuestro funcionamiento no es la misma que cuando jóvenes. Es así que, si por ejemplo una profesora de educación inicial con 64 años debe de enseñar a estudiantes del aula de 3 años, imaginamos que le sería muy difícil hacerlo. Ojo, no digo imposible, pero las capacidades físicas merman el actuar adecuado de los docentes. Igual pasaría un docente de educación primaria y secundaria. Por otro lado, el estudio realizado por UNESCO en el 2006 sobre evaluación del desempeño y carrera profesional docente, pone de manifiesto que en nuestro país la edad de retiro de un docente es la más alta en toda américa latina. De esta manera, si a todo docente de cierta edad se hace ya difícil el trabajo en aula, se pone de manifiesto la necesidad de reducir la edad de jubilación del docente en aula hasta una edad que permita realizar un trabajo adecuado con los estudiantes. Los 55 años parece ser una edad ideal para abandonar las aulas y dedicarse a otras labores en el ámbito educativo. Eso quiere decir que si no se puede lograr la jubilación a esta edad, los docentes podrían cumplir labores menos recargadas pero que les permitan brindar sus aportes a la luz de la experiencia de lo vivido profesionalmente. Por ejemplo, como asesores técnicos que brinden soporte pedagógico, acompañamiento docente, capacitadores docentes, etc.
- Durante el actual gobierno –ya saliente– se ha venido realizando una serie de modificaciones en el currículo escolar de la Educación Básica, siendo el mismo gobierno de turno quien se encargó de contradecirse en su elaboración e implementación, el mismo que en su segunda gestión ministerial se evidencia con mayor énfasis dicha situación. Lamentablemente, catalogan a esta gestión como una de las mejores por el hecho de hacer mayores gastos, pero que no demuestran una mejora significativa de la calidad educativa. Tal es así que tenemos en estos últimos cinco años hasta 5 versiones de currículo a nivel nacional, pretendiéndose legalizar esta última sin conocimiento de quienes la implementaremos en las aulas. La verdad, señores candidatos, es que toda esta situación genera sinsabores en los docentes y tantas modificaciones no hacen más que ya no saber qué y cómo enseñar, por lo que les pido ya basta de hacer tantas modificaciones al currículo que no hacen otra cosa más que provocar hasta una histeria curricular en nosotros lo docentes. Espero que en su gobierno de los próximos años se estabilice e implemente un programa integral de formación docente en servicio para implementar un currículo pertinente a nuestros niños y niñas del Perú.
- Aunado a estos cambios curriculares, las escuelas se ha visto invadidas (aunque no todas) por programas de intervención directa de un ejército de docentes quienes entran a aulas a decirnos que lo que hacemos no lo hacemos bien, muchos de ellos sin experiencia docente y repitiendo de paporreta lo que su coordinador les dice que hagan, pero cuando les hablan de la realidad específica, no saben qué hacer. Por lo que propongo, señores candidatos, que los programas de intervención sean revisados y mejorados, reconociendo la riqueza de la experiencia de nuestros maestros y maestras que trabajan en aulas y no solo de quienes están en un gabinete. Olvidándose en todo esto, que en la actualidad prima la búsqueda, organización, producción y empleo de la información en tareas y actividades, y muchas veces la información es el fin en sí mismo, con poca responsabilidad frente a la calidad de vida. De allí la necesidad de construir un nuevo tipo de sociedad: la sociedad del conocimiento.
- Basados en la meritocracia se incorporaron nuevos directivos escolares quienes recibieron la promesa de especializarlos en liderazgo pedagógico, y aún siguen esperando dicha promesa, vale decir que los incorporaron a las escuelas y los abandonaron. Es cierto que se inició un programa de asistencia técnica para lograr los compromisos de gestión escolar, pero también es cierto que la realizad educativa rebasa enormemente a dichos compromisos, por lo que urge la necesidad de diagnosticar diferentes niveles de gestión en las escuelas para actuar en función de ello.
- En cuanto a los compromisos de gestión escolar, se nos pide que mejoremos la calidad educativa y que tengamos más estudiantes, pero el mismo estado lucha contra nosotros cuando –junto con la escuelas privadas– se llevan a nuestros mejores estudiantes a los COAR y otros modelos, e invierten mucho dinero y dándonos a entender que “los mediocres deben trabajar con mediocres”. Propongo, señores candidatos, que así como se promueven COAR, invertir más y mejor en todas las escuelas del Perú.
Lima, 02 de mayo de 2016