La literatura y estudios sobre bienestar laboral sugieren que las condiciones de trabajo que promueven la autonomía, el apoyo emocional y el sentido de pertenencia son críticas para el bienestar de los empleados. En el contexto educativo, un estilo de gestión relacional que integra estos elementos puede contribuir significativamente al bienestar docente. En contraste, un estilo de gestión transaccional, que enfatiza el control y la supervisión estricta, puede tener efectos adversos sobre el bienestar de los docentes debido a la reducción de la autonomía y el apoyo emocional.
En el contexto educativo, el bienestar docente puede ser profundamente influido por la cultura organizativa predominante en las instituciones educativas cuyo modelo de gestión (sea de corte transaccional o relacional) va enviando mensajes que moldean los comportamientos de las personas y tienen consecuencias muy profundas en la manera de desarrollarse en el tiempo. Esta cultura se manifiesta fundamentalmente de dos maneras: la calidad basada en el control (derivada de la gestión transaccional) y la calidad basada en la confianza (derivada de la gestión relacional). Cada una de estas culturas tiene implicaciones significativas en cómo los docentes perciben su profesión y su lugar dentro del sistema educativo. A continuación, algunas claves de dichas culturas y las implicaciones para el bienestar docente:
Calidad Basada en el Control
La calidad basada en el control se caracteriza por una estructura organizativa vertical y densa, con tramos de control cortos. En este entorno, los docentes enfrentan una considerable cantidad de burocracia, incluyendo la necesidad de llenar documentación extensa y seguir procedimientos detallados para cada aspecto de la actividad educativa. La evaluación continua mediante auditorías, inspecciones y supervisiones es común, y los permisos para diversas actividades se otorgan tras un escrutinio detallado.
Esta cultura se sustenta en la premisa de que la calidad educativa se asegura mediante un control riguroso de las actividades docentes, lo que a menudo lleva a percibir a los profesores como profesionales de segunda categoría que necesitan ser constantemente guiados y monitoreados. Este enfoque puede hacer que los docentes se sientan aislados y controlados, con poca autonomía o capacidad para tomar decisiones significativas por sí mismos. Como resultado, el trabajo se vuelve menos atractivo y más estresante, disminuyendo la satisfacción laboral y el sentido de pertenencia a la profesión.
Calidad Basada en la Confianza
Por otro lado, la calidad basada en la confianza se fundamenta en la autonomía y la capacidad de decisión del docente. En este modelo, no hay evaluaciones exhaustivas ni currículos detallados con procedimientos de trabajo específicos. La supervisión y la inspección educativa son mínimas o están orientadas más hacia el apoyo que hacia el control. En esta cultura, los directores confían en los docentes, la administración confía en los directores y, a su vez, las familias confían en la escuela.
Esta confianza mutua crea un ambiente donde los docentes se sienten empoderados y valorados como profesionales capaces de gestionar su propio trabajo y tomar decisiones pedagógicas. La autonomía les permite dedicarse a lo que realmente valoran: enseñar, interactuar y resolver problemas con sus alumnos. Se sienten más conectados con su profesión y reportan niveles más altos de satisfacción y bienestar profesional. La carga de trabajo se percibe como más adecuada y manejable, permitiendo a los docentes centrarse en la calidad de la enseñanza y las relaciones humanas en el aula.
Implicaciones para el Bienestar Docente
La transición de una cultura de calidad basada en el control a una basada en la confianza puede tener un impacto transformador en el bienestar docente. Los sistemas que fomentan la confianza no solo mejoran el ambiente laboral, sino que también potencian la profesionalización docente. Los docentes en un sistema de calidad basada en la confianza suelen experimentar una mayor satisfacción laboral, lo que a su vez puede traducirse en una enseñanza de mayor calidad y en resultados educativos más efectivos.
Por lo tanto, es crucial para los formuladores de políticas y los líderes educativos considerar estas dinámicas al evaluar la cultura de sus instituciones, así como al diseñar e implementar mejoras educativas. Un enfoque que equilibre adecuadamente la supervisión con el apoyo y la autonomía puede cultivar un entorno profesional donde los docentes no solo se sientan valorados, sino también plenamente capacitados para contribuir a la educación de manera significativa y satisfactoria.
Fuentes
International Labour Organization (2024). United Nations Secretary-General’s High-Level Panel on the Teaching Profession. Recommendations and summary of deliberations. Transforming the teaching profession. https://www.ilo.org/publications/recommendations-and-summary-deliberations-united-nations-secretary-generals
Observatorio de la Escuela en Iberoamérica (2023). El Profesorado en España 2023. Fundación SM. https://oes.fundacion-sm.org/
UNESCO & International Task Force on Teachers for Education 2030 (2024). Global Report on Teachers: Addressing teacher shortages and transforming the profession. Paris: UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000387400
Webb, R., Vulliamy, G., Sarja, A., Hämäläinen, S., & Poikonen, P. (2009). Professional learning communities and teacher well‐being? A comparative analysis of primary schools in England and Finland. Oxford Review of Education, 35(3), 405–422. https://doi.org/10.1080/03054980902935008
FUENTE: https://www.escalae.org/claves-de-la-calidad-basada-en-la-confianza-vs-la-calidad-basada-en-el-control/