Edición 19

¿Cómo preparar a tus estudiantes para la prueba de la ECE sin prepararlos para la prueba de la ECE?

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Fernando Llanos Masciotti / Para EDUCACCIÓN

Algunas recomendaciones

  1. No les apliques pruebas de opción múltiple. Cansan y aburren y pierdes de vista la implementación de todo el currículo. Especialmente cuando solo cotejas si marcaron la respuesta correcta y nada más. Si deseas familiarizarlos con estas pruebas, basta con una o dos veces antes de la aplicación de la ECE. Pero no desarrolla habilidades lectoras ni matemáticas. Una evaluación estandarizada es un instrumento de medida, como un termómetro o un barómetro o una cinta métrica. De tanto poner el termómetro para medir la temperatura corporal, no va a bajar o subir la fiebre; ver el barómetro con frecuencia no va a causar que baje la temperatura de un verano ardiente, medir la altura de un niño varias veces al año no hará que sea más alto; aplicar una evaluación parecida a la ECE (simulacros, ejercicios tipo, etc.) constantemente a lo largo del año no hará que los estudiantes desarrollen más y mejores habilidades lectoras o matemáticas.
  1. No promuevas los concursos de lectura o las competencias entre escuelas. Con esta práctica nefasta, los únicos que salen airosos son los “buenos” lectores. Pero ¿qué de aquellos que tienen un bajo nivel de comprensión lectora?, ¿los escogen para los concursos de lectura? Si crees que eso va a llenar de orgullo a tu escuela o provincia o región, o si tanto te gustan las competencias, propón partidos de fútbol o vóley entre docentes. Los niños no tienen por qué competir para que los adultos se vanaglorien de sus triunfos o se fastidien por sus fracasos.
  1. Puedes trabajar la lectura en todas las áreas curriculares. La lectura es transversal. No solo es propia del área de Comunicación, sino de todas áreas: cuando lees o escribes un texto sobre la metamorfosis de un insecto (Ciencia y Ambiente) o sobre las situaciones de vulneración de los derechos del niño (Ciudadanía) o cuando lees un problema matemático sobre geometría o planteas un gráfico estadístico acerca del nivel de pobreza en el Perú (Matemática) o cuando lees un texto sobre la técnica artística de Van Gogh (Arte), por ejemplo.
  1. No alargues innecesariamente el “antes de la lectura”. Una práctica frecuente en las aulas es motivar a los estudiantes o explorar los saberes previos antes de la lectura. Puede ser interesante para algunos textos; quizás no para todos. Si lo que vas a proponer en el “antes de la lectura” tiene que ver con lo que luego vas a desarrollar en la actividad de comprensión lectora sería enriquecedor. Sin embargo, este momento no debería durar más de 5 minutos. Alargar demasiado este momento puede producir todo lo contrario, es decir, matar el interés por lo que se va a leer. Y si adelantas el contenido de la lectura, ¿para qué leer?
  1. No confundas comprensión de un texto con una correcta pronunciación o entonación. Hacer leer a los estudiantes en voz alta y corregirles para que lean más fuerte o para que pronuncien correctamente no tiene que ver con comprender un texto. La mejor comprensión lectora puede hacerse en silencio, pues te concentras en querer entender el texto y no en pronunciar o entonar. Como sea, concéntrate en orientarlos a entender el texto para que él se enfoque en entender el texto. Muchas veces, las malas prácticas pedagógicas tergiversan el objetivo de la lectura, que es el de comprender el texto. Si enfatizas la pronunciación y la lectura en voz alta probablemente el niño o niña leerá (o decodificará) muy bien, pero no lo entenderá.
  1. Construye con tus estudiantes organizadores gráficos de la lectura. No la hagas tú. No tiene gracia. Son ellos los que necesitan entender el texto y jugar con él. Deja que los chicos y chicas armen sus propios organizadores gráficos (esquemas, mapa mental, cuadros sinópticos, etc.). Los pueden hacer en grupo, con el docente o de forma individual. Pueden, luego, compartir las diversas formas que cada quien ha tenido de disponer las ideas principales del mismo texto en forma gráfica.
  1. Propón actividades -individuales o grupales- de resumen. Junto con los organizadores gráficos, estas son otras formas de construir una síntesis de lo leído. Se convierte en una buena estrategia de integrar la lectura y la escritura. Pero ten en cuenta que un resumen no es una copia fiel, sino una síntesis con sus propias palabras. Su redacción quizás no sea la mejor. Por ello, distingue las habilidades que se ponen en juego: la síntesis de lo leído y la producción textual.
  1. No plantees actividades repetitivas, mecánicas y memorísticas de lectura o escritura. Esto desmotiva a los estudiantes y destruye toda ganas de aprender. Hacerles leer de forma oral y en coro innumerables veces no causará que mágicamente entiendan un texto. Entender un texto no equivale a memorizar el contenido del texto ni tampoco a que lo vuelvan a contar exactamente como está escrito. Tampoco obligar a los niños y niñas a que diariamente copien en su cuaderno lo que tú también copias en la pizarra o en el papelote. Eso no va a provocar que mejoren su producción textual.
  1. Aprovecha el error. Si el estudiante no entiende algo del texto, indaga por qué no le es claro. ¿Pasó por alto alguna idea? ¿no relacionó bien las ideas? ¿se dejó llevar por un saber previo sin tomar en cuenta lo que dice el texto? ¿alguna palabra clave desconocida o especializada? ¿la construcción de alguna oración es algo compleja? ¿no está familiarizado con el tipo textual o tema? Entonces trata de llegar junto con él a la comprensión de lo leído: dale pistas, oriéntalo a que construya el sentido de lo que lee, aprovecha el error para enseñar y para aprender.
  1. Promueve la capacidad de reflexión crítica. Las capacidades literales, inferenciales, interpretativas, críticas, metacognitivas se interrelacionan e integran al momento de comprender un texto. No dejes de lado ninguna. Desarrolla estas capacidades de acuerdo a lo que te permita el texto que propongas. Hay algunos textos o temas que funcionan mejor para desarrollar una u otra capacidad. Por eso, plantea diversos tipos textuales (cuentos, noticias, descripciones, instructivos, argumentativos, notas, afiches, infografías, etc.) y temas variados.
  1. Implementa diferentes tipos de evaluaciones de aula. No te limites a la aplicación de pruebas de opción múltiple ni mucho menos las priorices. Estas últimas tienen más sentido (con sus bondades y limitaciones) en evaluaciones nacionales de fin de año. Pero las evaluaciones de aula son más ricas: indaga por lo que van aprendiendo los niños, niñas y adolescentes a lo largo del año; las evaluaciones pueden ser individuales o grupales, o de docente a estudiante o entre estudiantes o autoevaluaciones con criterios claros construidos junto con el docente; se puede utilizar diversos instrumentos y estrategias: a través de interacciones orales en el aula, proyectos, con portafolios, lista de cotejo, pruebas de desempeño, pruebas en las que el niño escribe su respuesta, etc. Las evaluaciones de aula te permiten conocer mejor y de forma más profunda a cada estudiante de tu sección. Las evaluaciones nacionales te permiten tomar una radiografía de tu escuela o colegio en un determinado grado dentro de una radiografía mayor que es el país. Tanto la evaluación nacional o censal como las evaluaciones de aula se complementan y te permiten un conocimiento integral de tu realidad educativa.
  1. No los prepares ni entrenes exclusivamente para la prueba ECE. Si sigues estas recomendaciones hasta la 11, creo, que desarrollarás habilidades lectoras en tus estudiantes de manera integral, variada, rica, sin mecanizarlos, desarrollando todo el currículo y de acuerdo al ritmo de cada estudiante. Lo demás viene solo. Por ejemplo, un buen rendimiento en la ECE o cualquier otra prueba estandarizada.

Lima, 03 de Abril de 2016

 

 

Fernando Llanos Masciotti
Consultor independiente en la didáctica de lectura, escritura y evaluación en la educación básica regular y educación superior. Ha sido especialista de Evaluación del área de Comunicación y Coordinador de Evaluación en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) de la UMC en el Ministerio de Educación. Fue profesor del área de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y es docente de Posgrado de la enseñanza de lectura y escritura en la Universidad Peruana Cayetano Heredia.