Edición 67

Comunidades que dan vida al líder plus

¿El líder nace o se hace? Mi respuesta sería: el líder emerge. La nueva pregunta es, ¿Cuáles son las condiciones que permiten dan vida al líder plus que permanece oculto en nuestras comunidades?

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Kristel Oyola Carrión | EDUCACCIÓN

Las demandas sociales actuales exigen a los diversos actores de la comunidad educativa desplegar sus competencias para enfrentar desafíos en un contexto cambiante y complejo. Un gran ejemplo de ello es lo vivido en el 2020 y lo que nos espera en este 2021. Por ello, la sociedad requiere que las políticas micro de las instituciones educativa promuevan un liderazgo compartido dentro de sus comunidades de aprendizaje.

Las comunidades de aprendizaje son espacios de reflexión entre pares cuyo fin es encontrar, de manera conjunta, soluciones o mejoras a los desafíos educativos. Asimismo, esta práctica no solo ayuda a profundizar conocimientos a través de las reflexiones dialógicas sino también a la mejora colectiva a través del liderazgo compartido. Durante el ejercicio de las comunidades de aprendizaje es que, el “líder plus” emerge para ejercer liderazgo y direccionar las acciones a la mejora colectiva en una situación específica y temporal.  Este líder plus es llamado también líder social debido a que promueve un clima de confianza, facilita el diálogo, y logra la realización del proyecto educativo (Calvo de Mora, 2011).

Como se puede evidenciar, este proceso es bastante natural, lo que demuestra que el liderazgo no es exclusivo de un sujeto en particular. Sin embargo, es crucial que se brinden las condiciones para que estos líderes plus o sociales emerjan y se descubran como tal. Una condición importante para lograr que esto suceda es contar con espacios de reflexión pedagógica y una estrategia de formación continua de la institución educativa. Por ello, las reflexiones dialógicas deben estar orientadas también al liderazgo compartido.

En el marco de una comunidad de aprendizaje dialógica que promueve el liderazgo compartido, es importante comprender que la gestión educativa es un esfuerzo colectivo cuyo fin es alcanzar las metas planteadas en el proyecto educativo en un clima favorable que garantice el aprendizaje. En ese sentido, la mejor forma de lograr un cambio efectivo es promoviendo el trabajo conjunto entre los directivos y docentes; para ello, es crucial tomar como base a la economía del conocimiento, que hace uso del conocimiento para concebir mejoras en la vida de los sujetos y propone un liderazgo compartido y participativo.

Las principales políticas educativas deben estar orientadas a lograr instituciones educativas más eficaces, en donde la economía del conocimiento sea parte de la cultura educativa. En ese sentido, supone dos factores fundamentales que consolidarán la transformación; a) actuación docente y b) gestión del liderazgo. Como se puede observar, estos factores se entrelazan, ya que dependerá de la forma en que se gestione el liderazgo para que la actuación de sus miembros sea la más eficaz posible. De igual manera, supone que los actores tengan claridad de la meta, objetivo y propósito de la comunidad; para así orientar todos los esfuerzos a un mismo sentido.

Una de las principales tareas de un entorno educativo es potenciar al equipo directivo, docente y administrativo para hacer uso estratégico del recurso humano (Harris ,2012); ya que la descentralización del liderazgo supone que la autoridad formal democratice las decisiones y fomente la confianza entre sus miembros. En ese sentido, el convencimiento de las capacidades de cada uno de sus miembros promueve y evidencia la inclusión educativa. Asimismo, hoy en día, se necesita que el liderazgo participativo cuente una actuación empoderada e innovadora por parte del docente (OCDE, 2009).

Por tanto, las comunidades de aprendizaje reflexivas basadas en liderazgo compartido brindan múltiples beneficios no solo de manera individual sino también comunal; tal como la profundización de conocimientos, la creación de lazos de confianza, la plena concepción de la inclusión, el desarrollo de competencias profesionales y educativas, entre otras. Por ello, se deben brindar las condiciones necesarias para que la actuación de la comunidad educativa se oriente a la búsqueda de una mejor calidad de vida para todos.

Lima, 1 de febrero de 2021

Referencias

Maureira, O. (2017). Prácticas del liderazgo educativo: Una mirada evolutiva e ilustrativa a partir de sus principales marcos, dimensiones e indicadores más representativos. Chile. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=44051918001

Fernández, H. (s/f). La economía del conocimiento y su importancia en competitividad de un país. Recuperado de https://economiatic.com/economia-del-conocimiento/

Castillo Armijo, Pablo, & Puigdellivol Aguadé, Ignasi, & Antúnez Marcos, Serafín (2017). El liderazgo compartido como factor de sostenibilidad del proyecto de comunidades de aprendizajes. Recuperado en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=1735/173553246003

Kristel Oyola Carrión
Evaluadora Asociada del Centro de Diseño, Evaluación e Investigación de la Educación en la Universidad de Michigan. Gerente general de FUNGLISH PERU. Gestora Educativa con experiencia en implementación de proyectos a gran escala basado en el uso de metodologías activas. Amplia experiencia como consultora educativa para las direcciones de Educación Básica Regular, Innovación Tecnológica en la Educación, Promoción del Bienestar y Desarrollo Docente, y Educación Secundaria del Ministerio de Educación. Fue parte del equipo elaborador del Programa para el Área de Inglés del Currículo Nacional 2016. Con maestría en Estudios Educativos con especialización en Evaluación de Programas y Mejora de la investigación en la Universidad de Michigan; así como estudios de maestría en Diseño y Gestión Curricular e Innovación del Aprendizaje en la UNIFE. Especialización en Liderazgo en la Innovación y Mejora Educativa en la Universidad de Michigan.