Ángel Valdivia | La República
Dos madres con niños diagnosticados con TEL cuentan las primeras señales que observaron en sus hijos y la dificultad de encontrar información sobre el tema en un país en el que aún hay mucho desconocimiento. Adriana tenía apenas un año cuando su mamá decidió llevarla a estimulación temprana. Allí, junto a un grupo de niños que tenían básicamente su mismo nivel, comenzó su curva de aprendizaje; sin embargo, poco a poco y a medida que avanzaban las clases, muchos ya expresaban ciertas palabras, pero ella no. “A pesar de que a los nueve meses dijo mamá y papá, se había estancado”, recuerda Roxana, su madre. En ese momento, el pediatra le dijo que los problemas de lenguaje no podían ser diagnosticados hasta que la menor tuviese por lo menos dos o dos años y medio, edad en la que inicia el mayor desarrollo de este ámbito… Leer más