Renato Pajuelo / La República
El autor francés David Foenkinos considera que “cada vez es más difícil defender la literatura” y por ello hace en su última novela un homenaje a los que aman los libros y habla de un “dolor más fuerte” que el que sufre el escritor no publicado, que es el del autor del libro que pasa desapercibido.
Bajo el título La biblioteca de los libros rechazados, editado por Alfaguara, Foenkinos (París, 1974), ha escrito, indica en una entrevista con Efe, una “novela sobre la novela de una novela”, la vida de una obra maestra hallada en un pueblo de la Bretaña francesa donde un bibliotecario decide albergar los manuscritos que han sido rechazados por las editoriales.
Una joven editora y su marido escritor visitan de vacaciones esta biblioteca y encuentran en ella el manuscrito titulado Las últimas horas de una historia de amor, de un tal Henri Pick, fallecido dos años antes y que resulta ser un pizzero del pueblo que, según su mujer, nunca leyó un solo libro y mucho menos escribió nada que no fuera la lista de la compra.
Para Foenkinos, autor de La delicadeza y Charlotte y ganador el Premio Renaudot y del Goncourt del Lycéens, como “cada vez se lee menos”, da la impresión de que hay más escritores que lectores porque “todo el mundo tiene un manuscrito en el cajón”.
“Uno puede soñar con que le publiquen y ser una frustración no conseguirlo pero peor es el dolor de que se publique tu libro y que quede en nada, lo que ocurre en el 99 por ciento de los casos”, asegura el autor, que sostiene que él nunca se ha sentido frustrado.
Explica que nunca esperó el éxito y el hecho de que La delicadeza vendiera más de un millón de ejemplares le sigue sorprendiendo.
Foenkinos no tenía ni un libro hasta que, a raíz de una grave enfermedad a los 16 años, comenzó a entrar literatura en su casa de una forma que recuerda “casi obsesiva”.
“Escribir ha sido una forma de vivir doblemente”, indica el autor, que habla con humor en su novela de todos los agentes implicados en el mundo del libro: escritores, editores, bibliotecarios, libreros, críticos literarios…además de toda la “maquinaria de ‘márketing’ donde la historia del libro es más importante que el libro mismo”.
A los lectores siempre les ha gustado la historia de los manuscritos, señala Foenkinos.
Así, recuerda en su libro de la historia de John Kennedy Toole, que ganó un Premio Pulitzer años después de suicidarse, por La conjura de los necios, una novela que fue publicada póstumamente por el empeño de su madre.
Para su historia se inspiró en el caso de Vivian Maier, considerada una de las mejores fotógrafas del mundo aunque trabajó toda su vida como niñera y nunca mostró sus trabajos: su obra fue adquirida en 2007 en una pequeña subasta de barrio que se había hecho con las pertenencias abandonadas en un almacén guardamuebles de esta anciana totalmente desconocida.
El éxito de Maier está muy vinculado a su historia, dice Foenkinos, que considera que la creación no tiene que salir siempre a la luz y ser mostrada sino que se trata de una necesidad personal.
Al igual que el libro del pizzero cambiará la vida de muchos personajes, en su propio caso fue la historia de Charlotte Salomon, una pintora alemana asesinada a los 26 años en Auschwitz en la que basó su anterior libro Charlotte, la que le transformó.
“Pensé que iba a ser mi último libro durante un año”, recuerda Foenkinos que explica no obstante que “un día, comiendo una pizza todo volvió a empezar”.
Fuente: La República/ Lima, marzo de 2017