Edición 48

Educación privada: dejando atrás la educación combi

El Estado debe evitar que nuestros estudiantes sean estafados y regular el servicio ofrecido por los colegios privados. La publicación del Proyecto de Reglamento es el mejor esfuerzo en esta línea

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Alfonso Accinelli | EDUCACCIÓN

Lo que ha ocurrido con la educación privada peruana es muy similar a lo ocurrido con el transporte público de Lima Metropolitana. Luego de su liberalización a inicios de los 90s, el servicio llegó a muchos más ciudadanos pero su calidad disminuyó. Los buses grandes fueron sustituidos por combis pequeñas en mal estado y aparecieron rutas informales. Las condiciones laborales de chóferes y cobradores disminuyeron, incentivando la competencia diaria por pasajeros. El resultado: un sistema de transporte público caótico, lento y con altas tasas de accidentes[1]. A algunos esta comparación les parecerá extraña y se preguntarán ¿en qué se parecen la educación privada y el transporte público?

Para responder esta pregunta, primero tenemos que saber que en las últimas décadas se ha dado un proceso de privatización de la educación en todo el mundo, especialmente en países en desarrollo. En algunos casos, el gobierno ha entregado la operación total de algunos colegios públicos a empresas privadas como en Inglaterra[2], al considerar que los colegios habían fracasado, o Liberia[3], por no tener la capacidad institucional para manejarlos. En otros, profesores o pequeños empresarios han creado sus propios colegios privados para atender la demanda de los padres de familia por una alternativa a los colegios públicos.

Cuando este último caso es generalizado, se le llama privatización por defecto[4]. Sucede cuando los gobiernos no eligieron privatizar su sistema de educación, sino, que los padres de familia han preferido matricular a sus hijos en colegios privados. La preferencia de los padres de familia por colegios privados tiene diversas razones. Algunas de estas son que los consideran de mayor calidad o más seguros, sienten a los profesores y la dirección más cercanos o creen que sus hijos estarán rodeados de “mejores” estudiantes[5].

En las ciudades más grandes del Perú ha sucedido esta privatización por defecto. Así, en Lima Metropolitana, más de la mitad de estudiantes asiste a un colegio privado y se espera que para el año 2021 el 70% de los estudiantes lo haga[6]. Rutas similares se están dando en ciudades como Arequipa y Trujillo. Se cree que el crecimiento exponencial de la matrícula privada se ha dado principalmente a tres factores[7]: 1) el marco regulatorio que permitió la creación de nuevos colegios privados con un alta rentabilidad, 2) el crecimiento económico del país que permitió a más familias pagar las pensiones y 3) la mala reputación de las escuelas públicas, que lleva a las familias a preferir pagar un colegio privado una vez que pueden.

Durante este proceso, el Estado ha estado a espaldas de los colegios privados y esto ha traído consigo varios problemas, muy similares a los del transporte público, que la “mano invisible” del mercado no ha logrado corregir. El primero es la informalidad: se estima que solo en Lima Metropolitana hay más de 1,500 colegios privados informales[8]. El que funcionen sin autorización trae consecuencias graves para los estudiantes: pueden perder el año escolar por falta de registro o porque el colegio decidió cerrar sin previo aviso. Además, incentiva la corrupción, donde los promotores de colegios formales reciben dinero de los informales a cambio de registrar sus estudiantes en el SIAGIE.

El segundo es el abuso a los estudiantes y familias por parte de los colegios privados. Desde cobros ilegales hasta el direccionamiento para la compra de útiles y uniformes de un solo proveedor, los padres de familia están en una situación vulnerable. Incluso, algunos colegios los amenazan o privan a sus hijos de educación para el cobro de pensiones. El abuso también alcanza a los profesores, que tienen incertidumbre laboral, sueldos bajos y largas horas de trabajo. Por eso, más del 80% de los profesores consultados en una investigación en San Juan de Lurigancho preferiría trabajar en un colegio públicoix.

 El tercero es la baja calidad. Aunque existen muchas iniciativas privadas valiosas, hay un número importante que aún no logra los aprendizajes esperados entre sus estudiantes. En Lima Metropolitana, por ejemplo, la mayoría de colegios públicos obtiene mejores resultados en matemática y lectura que los colegios privados. Así, en promedio, solo los colegios privados con una pensión mensual mayor a los 400 soles superan a los públicos[9].

Por los problemas antes vistos, es fundamental que el Estado asuma su rol para evitar que nuestros estudiantes sean estafados y regule el servicio provisto por los colegios privados. La publicación del Proyecto de Reglamento de Instituciones Educativas Privadas es el mejor esfuerzo en esta línea. El objetivo de la norma es regular el funcionamiento, la organización y la supervisión de las instituciones educativas privadas en la Educación Básica. De forma análoga a la Ley Universitaria, obligará a que los colegios privados cumplan con condiciones indispensables de servicio que, si no son alcanzadas, podrán ser sujetos a sanciones económicas o incluso la clausura.

Antes de su aprobación, hay dos aspectos que deben tomarse en cuenta. El primero son los plazos y mecanismos de adecuación, que deben permitir una transición informada y con apoyo técnico.  El segundo, proveer de personal, capacitación y recursos económicos a las UGEL y DRE para que puedan ejecutar la norma de forma efectiva. Ciertamente, su implementación va a requerir un esfuerzo sostenido y coordinado del sector público y privado. Pero este esfuerzo valdrá la pena, dejando atrás la ruta de una educación combi para encaminarnos hacia una educación privada formal, transparente y de mayor calidad.

Lima, 17 de diciembre de 2018

NOTAS

[1] Cabrera, F. I.(2002). El sistema de transporte público de Lima.
[2] West, A., & Bailey, E. (2013). The Development of the Academies Programme: ‘Privatising’ School-Based Education in England 1986–2013. British Journal of Educational Studies, 61(2), 137-159.

[3] Romero, M., Sandefur, J., & Sandholtz, W. A. (2017). Can Outsourcing Improve Liberia’s Schools? Preliminary Results from Year One of a Three-Year Randomized Evaluation of Partnership Schools for Liberia. Washington DC: Center for Global Development. 
[4] Tooley, J., & Dixon, P. (2007). ‘De facto’ privatisation of education and the poor: Implications of a study from sub-Saharan Africa and India. Compare: A Journal of Comparative and International Education, 36(4), 443-462.
[5] Accinelli, A. (2018). The more the merrier? The effects of competition on achievement in public schools and low-fee private schools in Lima, Peru.
[6] Cuenca, R. (2013). La escuela pública en Lima Metropolitana. ¿Una institución en extinción? Revista Peruana de Investigación Educativa, 5, 73-98.

[7] Guadalupe, C., León, J., Rodríguez, J., & Vargas, S. (2017). Estado de la educación en el Perú. Análisis y perspectivas de la educación básica. Lima: GRADE.
[8] https://gestion.pe/economia/empresas/educacion-23-colegios-privados-lima-cuenta-autorizacion-operar-250051.
[9] Balarin, M., Kitmang, J., Ñopo, H., & Rodríguez, M. F. (2018). Mercado privado, consecuencias públicas: los servicios educativos de provisión privada en el Perú. Documentos de Investigación, 89.

Alfonso Accinelli
Magister en Planificación Educativa, Economía y Desarrollo Internacional (Institute of Education - UCL). Profesor (UPCH). Ingeniero Civil (PUCP). Alumni de Enseña Perú 2012 y becario Chevening 2017 - 2018. Se ha desempeñado como asesor y coordinador en la Oficina de Apoyo a la Administración de la Educación y la Dirección General de Educación Básica Regular del Ministerio de Educación del Perú, ha trabajado también en el MINSA, entre otras entidades.