Felipe Portocarrero O’Phelan / La Mula
Este pretende ser un breve recuento de las propuestas educativas presentadas en los distintos planes de gobierno de cara a las elecciones de abril 2016. La dinámica implica recorrer y resumir lo mostrado en cada uno de los programas, señalando lo positivo y negativo que estos – en los diversos temas tratados – nos puedan mostrar.
Cabe mencionar que los esfuerzos hechos en esta materia durante los últimos años han sido direccionados bajo las premisas de un discurso neoliberal en donde el individuo – desde el inicio de su formación – es visto como un potencial capital, como mano de obra y como elemento necesario para forjar el desarrollo económico de una nación, se impone un discurso en el que el lenguaje empresarial es trasladado a todo el proceso de diseño e implementación de las políticas públicas; escuela, profesor y alumnos son valorados de acuerdo a criterios de competitividad, performance, resultados, rankings, evaluaciones, inspección, una maquinaria de control que mecaniza, ‘des-pedagogiza’, y deshumaniza los fundamentos, procesos y fines de la educación. Los valores cumplen un rol secundario en la formación pedagógica y el desarrollo humano se ha vuelto una muletilla sin contenido, usada con fines meramente instrumentales.
El orden de exposición propuesto está sujeto al mostrado en las encuestas de intención de voto que sitúan a Keiko Fujimori (Fuerza Popular) en primer lugar, Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos por el Kambio) en segundo, César Acuña (APP) en tercero, Alan García (Alianza Popular), Julio Guzmán (Todos por el Perú), Alejandro Toledo (Perú Posible), Verónika Mendoza (Frente Amplio), Alfredo Barnechea (Acción Popular), “Nano” Guerra (Solidaridad Nacional), y Miguel Hilario (Progresando Perú). El criterio de selección está basado en el interés particular del que escribe y en evitar extenderse demasiado en la maraña de 19 candidatos presidenciales.
LA LÍDER Y EL ESCOLTA
Fuerza Popular
En primer lugar, cabe decir que el programa propuesto por esta agrupación no es propiamente un ‘programa’. Es más un recuento de problemas y una lista de propuestas pobremente planteadas, sin un plan de acción concreto para cada una, y sin indagar en la complejidad que algunas de estas implican.
El programa contempla diez propuestas concretas subdivididas en distintos puntos a trabajar, y se centran en desarrollo humano – si es que se puede llamar así: cobertura, alimentación, reforma curricular, desarrollo tecnológico, infraestructura y materiales, valores; gestión y descentralización; desarrollo profesional; supervisión y mejora de las condiciones de la labor docente; y fortalecimiento de la educación tecnológica.
Rescatar algo positivo de este programa sería engañar a quien lee esta reseña pues presenta una retórica con muchas promesas pero carente de contenido. Se habla de desarrollar, mejorar, crear, reformar y fortalecer diversos temas, pero no se menciona los mecanismos a utilizar, las instancias a acudir, los actores a participar, los documentos y procesos a modificar, o un plan de acción y de contingencia.
Lo más resaltante se aprecia en los dos últimos puntos, el re-potenciamiento de las carreras técnicas en función de las demandas del mercado, y la creación del Instituto Nacional de Medición de la Calidad Educativa – una suerte de panóptico disciplinario que obligará a las instituciones educativas y a sus trabajadores a someterse a un régimen de calidad, o al menos a eso suena, pues no se explica muy bien cuál sería su función.
Respecto a lo demás, no miento cuando digo que es una reverberación demagógica típica de campaña en donde promesas son hechas con mucha facilidad, pero con poco conocimiento de cómo pueden ser cumplidas.
Mención aparte merece el punto sobre flexibilización del currículo educativo para ser adaptado a las necesidades y potencialidades laborales a nivel local – la estrategia planteada es interesante, pero reduce la idea de realización personal al espectro de actividades económicamente productivas, lo cual es síntoma de un neoliberalismo avasallante.
En esta misma sección el tema de los valores es tomado en cuenta al final y de manera muy limitada. Nada sobre educación inclusiva para personas con habilidades o necesidades especiales, y menos aún algo que se refiera a la situación de las escuelas rurales e interculturales bilingües. Un mamarracho en pocas palabras.
Peruanos por el Kambio
Marcando diferencias con la propuesta anterior, al programa de esta agrupación sí se le puede llamar ‘programa’: problemas identificados, propuestas y metodología de trabajo, lineamientos, objetivo general y objetivos específicos claros, y rutas de acción – fechas de inicio, de convocatorias, de diseño, de implementación – definidas.
Son cinco los lineamientos planteados: aprendizajes, docencia, infraestructura, gestión y calidad, y fomento a la investigación e innovación. En el primero, resaltan las propuestas de una reforma curricular llevada a cabo por una institución – aparentemente autónoma, aunque no queda del todo claro su dependencia o independencia – creada para este fin; el desarrollo de un modelo de inclusión educativa para personas con habilidades y necesidades especiales en la Educación Básica Regular (mainstream); y el énfasis en potenciar la educación rural y la educación intercultural bilingüe.
En el segundo punto destacan la reforma del currículo de formación docente, implementando un enfoque de desarrollo de capacidades y competencias; el fortalecimiento en capacitación en educación especial (en la que actualmente el gobierno ha dado tímidos avances y claras intenciones de elaborar una política de estado que aún no han llegado a materializarse del todo); y la intención de fortalecer, también, el ‘teacher training’ – la capacitación docente y su continua actualización – aspecto básico para el desarrollo educativo.
En infraestructura y gestión y calidad no hay mucho que decir, ni mayor novedad. Se contempla un programa de renovación de infraestructura y mobiliario – ‘Escuela Bonita’ – a partir de asociaciones público-privadas; y la digitalización y conectividad de las instituciones educativas en su totalidad.
En educación técnica y superior universitaria, fuera de que la propuesta de Kuczynski está mejor planteada, se puede observar el mismo énfasis – que Fuerza Popular – en potenciar la educación técnica productiva a través de distintos proyectos. Para la universidad: becas, un interesante programa de voluntariado profesional (PVP), capacitación docente continua en áreas de pedagogía, TICs y andragogía (técnicas para la enseñanza de adultos), y un marcado fomento a la investigación y a la capacitación en metodologías de investigación.
Es un programa bastante completo expresado en un lenguaje técnico. Que apuesta por la inclusión pero que, sin embargo, se mantiene en un nivel discursivo bastante neutral en el que no queda claro hacia dónde se está dirigiendo – si al desarrollo humano pleno, libre y diverso; o a la configuración de un capital humano con valores, pero concebido como un agente de desarrollo económico y no de transformación social.
Esta disyuntiva se puede apreciar en el objetivo general planteado: “Educar personas íntegras y emprendedoras, capaces de transformar su entorno y contribuir a la consolidación de una sociedad sostenible, inclusiva y democrática” (p.21). Sería pertinente preguntar – luego de darle vueltas al binomio integridad-emprendimiento – qué significa para PPK una sociedad sostenible, inclusiva y democrática, qué implica transformarla y contribuir con ella.
Para terminar, si tuviéramos que situarnos en una segunda vuelta entre estos dos candidatos, basándonos en sus programas educativos, Peruanos por el Kambio se lleva de encuentro a Fuerza Popular en todos los aspectos. Lo único que quedaría por aclarar, en el caso de la primera agrupación, es la posición político-ideológica a poner en práctica. ¿Es acaso un neoliberalismo con rostro humano – si es que eso existe – o una propuesta progresista que apunta al desarrollo humano pleno y libre de dominación?
Este ha sido un primer artículo de otros varios que seguirán analizando las propuestas relacionadas a educación de la selección de candidatos presentada más arriba. Nuestro segundo dueto presenta a César Acuña y Alan García, sus propuestas y una lectura crítica de las mismas.
Continuando con el recuento de programas educativos, tiene que quedar claro que se está expresando una percepción particular que procura ser neutral en la medida de lo posible, pero a la cual le es imprescindible resaltar la mediocridad o la calidad de los discursos sobre la base del análisis de los programas. En esta nota se comentan las propuestas de APP y la coalición APRA-PPC.
EL EMPRESARIO Y EL DINOSAURIO
Alianza para el Progreso
La agrupación de César Acuña – quien se ha mostrado muy atento al panorama educativo y ha propuesto la educación como prioridad en caso salga elegido – más que un programa elabora una colección de ideas, algunas interesantes, algunas reiterativas, y un resto que se ve opacado por una retórica florida pero vacía. El encabezado del documento dicta “Educación de calidad para la vida y la productividad” (p.19) y vaya que le hace honor a lo que expresa en los párrafos siguientes.
El discurso sobre la competitividad impregna casi la totalidad de la propuesta. Empezando con la educación escolar, se menciona el aumento del presupuesto asignado al sector a un 6% del PBI, asesoría y capacitación a docentes brindada por el MINEDU, mejora de infraestructura, meritocracia en nombramientos y salarios de docentes y elevación de la calidad educativa pública en función de su competitividad internacional. Ideas sueltas que no profundizan en los mecanismos a utilizar y que no están sujetas a un hilo argumentativo, lo que queda demostrado en párrafos que saltan de ideas a problemas, de problemas a verborrea y a ideas nuevamente.
La segunda parte se centra en concentrar esfuerzos para mejorar la educación de los pobres del país, propone la universalización de la educación básica – promesa clásica en campaña hecha por varios – presentada de la siguiente manera – muy graciosa por cierto: “Hacia el 2021 se debe lograr la universalización de la educación básica, lo que se logrará al llevar la educación a todas las localidades aisladas, evitando que los niños tengan que acudir a un centro de educación inicial lejano” (p. 21). Redundancia en su máxima expresión que se repite a lo largo del programa. No quiero imaginarme el resto de secciones (economía, salud, seguridad, etc) del plan.
Menos quiero entrar en las contradicciones en las que se cae presentando un plan cuyo principio fundamental dice ser el desarrollo humano, pero que realmente fomenta la competitividad, la productividad, la uniformidad de criterios de evaluación y de competencias a desarrollar, al mismo tiempo que habla de creatividad, de las ‘habilidades blandas’ – los conocidos ‘soft skills’ del desarrollo humano: asertividad, empatía, capacidad de dialogo –, de la inteligencia emocional, el aprendizaje colaborativo y demás.
Para no extenderme, lo más interesante del documento se presenta en la sección referida a la educación superior y que propone el ‘Desarrollo de “sociedades de conocimiento” en las regiones’ (p. 23). En estas sociedades entran a interactuar una serie de elementos – presentados a manera de variables – básicos para la creación de ‘clusters’ en donde educación, ciencia, tecnología, consultoría e innovación se unen a la iniciativa del sector privado para la formación de parques tecnológicos.
Este es el punto más extenso y – a pesar de sus limitaciones – el mejor desarrollado del programa (quizás el señor Acuña tiene algún interés en esta iniciativa habiendo invertido tanto dinero en la educación superior). Esta propuesta es una buena idea que debe ser explorada y que sirve – evidentemente – para aquellas profesiones demandadas por el mercado, pero también para el país.
En conclusión, nos encontramos -nuevamente- más con un conjunto de ideas desarticuladas, que con un programa; enérgico en el uso del lenguaje pero débil en contenido, una patinada digna del candidato que la presenta.
APRA-PPC
El programa de está flamante coalición es un chiste de mal gusto: once viñetas en menos de página y media, sin ninguna novedad, mal escritas, que parecen un guión de spot publicitario. Una pena por estos dos partidos “tradicionales” y una pena haber gastado casi cuatro líneas en reseñarlo.
Habiendo sido Trujillo la cuna del APRA y la plataforma política de Acuña, y habiendo sido, los peruanos, testigos de cómo – con el paso de los años – el último ha ido desterrando al primero, queda claro que en esta contienda (referida a los programas educativos) la mediocridad de Acuña supera a la total displicencia de parte de García. Así nos encontramos – pues – a la merced de mediocres y displicentes.
Fuente: La Mula / Lima, 26 de enero de 2016