El caso peruano no tiene nada de paradójico

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EL DIARIO | GABRIELA WIENER

“O me muero intentándolo o nos morimos de hambre”, dice una madre que acaba de emprender el largo y épico viaje de cientos de millas a pie junto a sus tres hijas, durmiendo a la intemperie y caminando desde Lima hasta su comunidad en la selva amazónica, huyendo de la pobreza y del virus. Miles de personas llevan semanas caminando por el territorio peruano en pleno toque de queda, son migrantes que retornan a sus pueblos porque ya no pueden ganarse la vida en la capital del Perú, no pueden asumir la cuarentena, ni pagar los alquileres, ni los servicios, ni la alimentación de sus niños. Los han botado de sus casas pero tampoco pueden cobrar las ayudas del gobierno porque trabajan en la venta ambulante y no son formales… Leer más