THE WASHINGTON POST | TERRENCE MCCOY Y HELOÍSA TRAIANO
RÍO DE JANEIRO— Cuando el coronavirus llegó a Brasil y se hizo el llamado a voluntarios para trabajar en las salas de cuidados intensivos, Isabella Rêllo analizó los riesgos. Tenía 28 años. Vivía sola. No tenía ninguna condición preexistente.
Así que, mientras los médicos más viejos se retiraban de la primera línea de batalla en la respuesta contra el coronavirus, Rêllo dio un paso adelante… Leer más