La tendencia a hablar de diversidad en el aula es buena porque nos hace referencia a las particularidades, diferencias, intereses y necesidades educativas específicas de cada estudiante, así como metodologías pedagógicas innovadoras como el Diseño Universal de Aprendizaje entre otros. Sin embargo, también corremos el riesgo de invisibilizar cada una de estas características diferenciales bajo el sombrero de la generalización.
Con miras a conmemorar el Día Internacional de los Niños Superdotados y Talentosos, 10 de agosto, escribo estas líneas pues es necesario precisar la necesidad de mencionar la atención de estudiantes con altas capacidades cuando hablamos de educación inclusiva y atención a diversidad, pues de no hacerlo se invisibiliza a esta población tradicionalmente postergada y olvidada en conceptos muy generales que incluyen y combinan varias características, necesidades y diagnósticos diferentes.
Por ejemplo, si hablamos de atención a la diversidad, estamos considerando muchas necesidades diferentes dentro de este concepto general, aparte de la ahora llamada diversidad funcional, como por ejemplo aquellos estudiantes con problemas de acoso escolar, violencia familiar, trastornos psicológicos, mentales y del desarrollo humano, minorías religiosas, culturales y sexuales, bilingüismo, inmigración, etc.
Por otro lado, si hablamos de neurodivergencia, no solamente nos referimos a los estudiantes con altas capacidades, sino también a aquellos con alta sensibilidad (personas altamente sensibles – PAS), trastornos de desarrollo (por ejemplo Autismo de alto rendimiento antes conocido como Asperger), trastornos del lenguaje (por ejemplo Dislexia) y del aprendizaje (por ejemplo trastorno de déficit de atención e hiperactividad – TDAH), y también a las combinatorias entre altas capacidades y esas características.
También existe el problema de confundir las altas capacidades con otros conceptos y realidades estudiantiles tales como el alto rendimiento, que como ya veremos, son muy distintas. Los estudiantes con alto rendimiento son aquellos que logran resultados académicos destacados, al margen de sus capacidades cognitivas.
Estos estudiantes son aquellos que han logrado adaptarse a un entorno educativo estandarizado y a esquemas de enseñanza-aprendizaje mnemotécnico que no necesariamente potencia habilidades e intereses individuales como la motivación intrínseca, la creatividad, la innovación, el pensamiento divergente, etc. Estos estudiantes son los aprovechados académicamente, dedicados y esforzados, llamados “chancones” en el argot vulgar, acostumbrados a destacar y obtener las mejores calificaciones en un sistema educativo basado en la evaluación sumativa, que refuerza sus actitudes, su autoestima y que los gratifica.
Adicionalmente, para los estudiantes con alto rendimiento, existen los Colegios de Alto Rendimiento (COAR), un sistema de selección en el que son promovidos los estudiantes más destacados, el 1er y segundo puesto de cada aula durante 1ero y 2do de secundaria, de los colegios públicos en cada región del país.
Para muchos este sistema de COAR puede ser provechoso para los estudiantes más destacados, pero lo cierto es que no toma en cuenta el porvenir académico de los estudiantes desde la educación inicial y primaria, dejando a su suerte a aquellos estudiantes que no calzan con este sistema educativo estandarizado.
La diferencia principal entre los estudiantes con altas capacidades y los estudiantes con alto rendimiento es que los primeros, para lograr el alto rendimiento, necesitan una intervención educativa que tome en cuenta sus necesidades, sensibilidades, intereses y capacidades. Al no ser debidamente identificados y estimulados, los estudiantes con altas capacidades van mimetizándose en el entorno académico, muchas veces inhibiendo sus capacidades e incluso desvinculándose de un sistema educativo que no los reconoce.
Entonces, para cuando el estudiante con altas capacidades llega a la edad de postular a los COAR, ya es muy tarde, no cuenta con la disciplina y el rigor académico, y se ha acostumbrado a depender de sus propias facilidades de aprendizaje, sin una debida autorregulación. Así pues, los COAR no necesariamente incorporan a los estudiantes con altas capacidades.
Pero, ¿de cuántos estudiantes estamos hablando cuando mencionamos las altas capacidades? Es un tema de proyecciones estadísticas según diferentes especialistas. Tomaremos 3 referentes, la Asociación Mundial de Superdotados, MENSA Internacional; y a los expertos Françoise Gagné y Joseph Renzulli.
Para MENSA Internacional, la Asociación Mundial de Superdotados, el 2% de las personas tienen superdotación intelectual, o lo que es lo mismo, ser superdotado implica superar al 98% de individuos en pruebas de inteligencia general. Si tomamos este indicador y lo plasmamos en la población estudiantil peruana, tenemos que del 100% de estudiantes matriculados en el sistema educativo, un 2% de superdotados sería aproximadamente, 160 mil estudiantes.
Para Françoise Gagné, experto mundial en talento, es talentoso aquel estudiante que se sitúa en el 10% más alto en una materia en concreto, es decir, que supera al 90% de sus compañeros en una materia específica, sin que esto signifique, necesariamente, que su promedio de notas sea mayor en otros cursos. Entonces, si tomamos este 10% y lo aplicamos sobre los estudiantes matriculados en educación básica regular, tenemos un aproximado de 600 mil estudiantes talentosos.
Finalmente, para Joseph Renzulli en su modelo de Enriquecimiento Total en Toda la Escuela, selecciona al 15% de los estudiantes para que sean incorporados a grupos de enriquecimiento curricular especializado. Si tomamos en cuenta este 15% y lo aplicamos sobre los estudiantes matriculados en educación básica regular, tendremos un aproximado de 900 mil estudiantes con altas capacidades.
Estas proyecciones basadas en expertos internacionales son realmente poderosas en comparación con otras poblaciones que ya reciben del estado un reconocimiento a sus necesidades educativas específicas, como lo estudiantes con discapacidad (alrededor del 5% de estudiantes) y con alto rendimiento (alrededor del 1%). Para los estudiantes con discapacidad y con alto rendimiento (no alta capacidad) existen alternativas en cada una de las regiones del país: más de 400 Centros de Educación Básica Especial (CEBE), más de 100 Programas de Intervención Temprana (PRITE), más de 30 COAR a nivel nacional.
En contraste, para estudiantes con altas capacidades solo existen 5 programas PANETS, en Lima, Huancayo y tres provincias del Cusco, que atienden a menos de 500 estudiantes, dejando a cientos de miles de estudiantes a nivel nacional sin ninguna opción para atender sus demandas educativas diferenciales. Además, por su naturaleza, los programas PANETS son complementarios y extracurriculares, cuando lo más importante debe ser la identificación y atención de los estudiantes con altas capacidades en la educación básica regular.
Pero frente al tema de las altas capacidades, los docentes no están preparados, capacitados ni sensibilizados, y los estudiantes con altas capacidades se encuentran en una situación de vulnerabilidad y desatención.
Para solucionar estos problemas necesitamos una política pública específica de identificación y atención a estudiantes con altas capacidades, que:
- regule la participación de las escuelas de educación básica regular y alternativa,
- así como señale la ruta de involucramiento de los diferentes servicios educativos especializados,
- que también implique la formación inicial docente y en servicio, pues su labor es esencial; y
- que considere la detección y atención de estudiantes con altas capacidades una prioridad desde la planificación y gestión de las instituciones educativas y las diferentes instancias del sector educación peruano.
Finalmente, para poder garantizar esta política pública, es imprescindible que la comunidad educativa se organice y se convierta en una masa crítica capaz de exigir, supervisar y fiscalizar estas reformas con una participación especial de las universidades, los colegios profesionales, las organizaciones sociales y la sociedad civil, la cooperación internacional y las diferentes instancias del propio sector educación como tal.
Conmemoremos, pues, este 10 de agosto, Día Internacional de los Niños Superdotados y Talentosos.
Lima, 10 de agosto de 2024
Nota: Existen dos fechas internacionales importantes cuando hablamos de altas capacidades, el 14 de marzo, que hace referencia al Día Mundial de las Altas Capacidades, y el 10 de agosto, que se refiere al Día Internacional de los Niños Superdotados y Talentosos.