Ricardo Heber Villarreal / EDUCACCIÓN
Un aliado para ayudar a crecer a estudiantes autónomos e íntegros
La acción es el corazón de la necesidad, el motor para llegar a la satisfacción, es decir; cuando algo nos interesa comienza una movilización que tarde o temprano provoca una transformación, este suceso es genuino, ya que surge de lo que uno necesita, es una acción centrípeta, que va desde adentro hacia afuera, y es como cuando tiramos a un estanque una piedra y en el punto donde se cae produce una gran movimiento y formándose círculos concéntricos que se van ensanchando más y más.
Hace 20 años, aproximadamente, un movimiento de sueños, de ideas comenzó en la educación peruana y llega hasta nuestros días, el deseo de humanizar la educación en nuestro país. En sus inicios existieron huella tenues y a veces fuertes, por momentos y con el andar se fue formando un camino, como dice el poeta Antonio Machado “se hace camino al andar” y en ese andar se fue haciendo cada vez más visible el niño y la niña como sujetos de derecho, de acción y no solamente de reacción, con iniciativa, con propia lógica, creando, teniendo el placer de actuar y de pensar. Esto implicaba pensar en un nuevo rol docente, que diera la oportunidad donde cada uno podría ser autor de su propia historia y no simplemente un ser pasivo, receptor de los saberes del que “sabe”, como si los estudiantes fueran recipiente vacío o una tabla rasa, en donde sus iniciativas, competencias, saberes y hasta su propia cultura quedaba fuera de la escuela. La emoción, el afecto comienzan a tener un lugar en la comunidad educativa y los estudiantes comienzan a tener subjetivad también en la escuela.
Era y sigue siendo urgente la necesidad de una actualización curricular avalada por los múltiples requerimientos de un mundo en transformación, los avances científicos y tecnológicos, los nuevos descubrimientos en desarrollo infantil y adolescente, la necesidad de mirar al niño y la niña, al estudiante en general con sus derechos, sus deberes, los postulados provenientes de convenios internacionales y nacionales.
La propuesta actual del Currículo Nacional de la Educación Básica es que el estudiante sea parte activa de la educación y desde su integralidad puede enfrentar los retos que les plantean su lugar, su comunidad, su país y el mundo actual, para ello es esencial que el estudiante sea considerado como la persona que “Es” hoy y no mañana, en su vida cotidiana, con su historia y con su identidad y es necesario que se sienta contenido desde su familia, en la escuela y en la comunidad, afirmándose con sus experiencias, iniciativas y con un educador que favorece las actitudes y las condiciones, para que se adapte activablemente a la realidad.
Por supuesto esto implica una transformación no sólo educativa, sino social y de la comunidad en general.
Con las investigaciones actuales, los aportes, sugerencias, análisis, revisiones y debates en el país en estos años, ha surgido para los padres, educadores y adulto en general un aliado en la educación de los hijos, estudiantes que es el currículo nacional de la educación básica del 2016 que centra el trabajo en aprendizajes claves que garantizan el pleno desenvolvimiento de los estudiantes y plantea su progresión a lo largo de la Educación Básica, dejando de lado su función normativa de lo que “se debe cumplir” para ingresar a una funcionalidad democrática y pedagógica, con una educación: “que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer” como decía Paulo Freire.
En este proceso hay una continuidad de las ideas y acciones que son favorables para el estudiante, la familia y la comunidad, y también hay mitos, modelos antiguos y estereotipados, que han caído con el nuevo Currículo Nacional, que se pueden observar en el área de Educación Física, como por ejemplo:
Dejar de lado el dualismo mente – cuerpo en la Educación y en la Educación Física, en donde el ser humano es un ser dual, diferenciado y fragmentado, la mente que piensa y el cuerpo que hace de manera separada. Actualmente se está desarrollando un enfoque de la corporeidad que concibe al estudiante como una persona en toda su dimensión, integrada, desde una unidad funcional, en donde todos sus aspectos están totalmente relacionados y no pueden existir uno sin el otro, esta es la base para los actuales conceptos entre educación y salud, dejando de lado el pensamiento dual, que tenemos un cuerpo, para partir de que somos un cuerpo en toda su dimensión.
El área de educación física en el actual Currículo Nacional deja de lado la actividad estereotipada y descarnada, de la realización repetitiva de ejercicios sin sentido, sin deseo y logra acompañar al estudiante desde sus intereses, sus necesidades para ayudarlo a un desarrollo favorable en lo cotidiano viviendo el placer de actuar, de jugar, de hacer, de explorar, de investigar, de encontrarse con el otro, con la naturaleza, en donde puede vivirse la corporización en sus ideas, en sus palabras, en sus movimientos, historias y pensamientos.
En este proceso de transformación se deja de lado el ayudar a crecer a un estudiante dependiente, individualista, egoísta, frágil por un estudiante solidario, cooperativo, respetuoso, autónomo y seguro, fomentando los procesos comunitarios y formativos de la educación
Las competencias que se promueve en el área de Educación Física están ligadas a tres pilares fundamentales integrados a la motricidad y al enfoque de la corporeidad, ellas son: la autonomía, la vida saludable y lo social.
Autonomía; es la capacidad de aprender y de desarrollar su motricidad por propia iniciativa, sintiendo el placer en la realización y construyendo experiencias activas, relativas a la toma de conciencia de sí mismo y de su entorno.
Vida saludable; como la posibilidad del estudiante de ingresar a través del área de educación Física a un estado de completo bienestar físico, mental y social, convirtiéndose en un sujeto protagonista de su propia salud, de su promoción y prevención en la actividad física, para una mejor calidad de vida.
Lo social; que se desarrolla a través del juego, del deporte y de la actividad física en general, en donde hay un interacción de roles con los otros, logra una dinámica grupal que favorece el proyecto personal y comunitario, afianzando la identidad.
Las competencias están enunciadas en el Currículo Nacional 2016 de la siguiente manera:
- Se desenvuelve de manera autónoma a través de su motricidad
- Asume una vida saludable.
- Interactúa a través de sus habilidades sociomotrices.
La Educación Física dentro del Currículo Nacional de la Educación Básica, resurge desde la necesidad de otorgar al estudiante, aportando a su desarrollo personal, familiar y comunitario, constituyéndose en un instrumento útil, flexible y pedagógico.
El gran desafío es que estas ideas se plasmen en cada región, en los niños y niñas con desarrollo diferente, respetando la forma de ser de cada uno, los ritmos madurativos y la diversidad. La escuela es de todos y todas, ningún estudiante debería sufrir por la discapacidad, el género, la religión, la situación económica, étnica, sexual, etc., la inclusión significa que el estudiante no tiene que sentirse discriminado y en este caso; en el área de educación física vivirlo como un espacio y un tiempo para todos y todas.
Signos de estos cambios son el aumento de una hora semanal en el área de Educación Física, como también el próximo Congreso Internacional de Educación Física y la Motricidad Humana en Lima, a realizarse en los primeros días de agosto.
El Currículo Nacional 2016 posibilita el espacio de reflexión necesarios de manera que toda esta estructura soñada, pensada y discutida desde las necesidades urgentes de nuestros estudiantes pueda expresarse en la realidad concreta, en cada aula, en cada patio de los jardines y escuelas a lo largo de todo nuestro país. Esta es la principal tarea.
Lima 12 de junio 2016
* Ricardo Heber Villarreal es Profesor de Educación Física, Lic. En psicomotricidad y Especialista en Atención Temprana del Desarrollo Infantil