Edición 22

El uniforme escolar o micromachismos en las escuelas

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Liz Pasco Carmona / Para EDUCACCION

La profesora coloca una imagen en la pizarra, donde ella explica que hay niños y niñas jugando. Pide que cuenten a las niñas y a los niños. 

Alumna 1: 5 niñas y 5 niños.
Alumno 2: Miss pero existen niñas con pelo corto.
Alumna 3: No sabemos si son niñas o niños.
Profesora: Las niñas usan falda y los niños pantaloncito.
Alumno 2: Pero las niñas también usan pantaloncito.
Profesora: Vamos a imaginarnos que en esta figura solo los niños usan pantaloncito y las niñas faldita, como sus uniformes, ¿ven?
Alumna 3: Entonces hay 5 niñas y 5 niños.
Clase de 1er grado de primaria en Lima, Perú. 

Foto: Liz Pasco
Foto: Liz Pasco

¿En qué momento se decidió que nosotras usaríamos falda y los hombres pantalón, como uniforme escolar?

Un poco de historia. El uso del uniforme escolar se remonta a las escuelas dirigidas por órdenes religiosas católicas. Su objetivo principal fue disminuir las diferencias entre los alumnos, pues la calidad de sus vestimentas evidenciaba la capacidad económica de las familias donde provenían[1]. En Perú, el uniforme escolar gris “rata” se instauró en el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado el 30 de noviembre de 1970[2] y se estrenó el 01 de abril de 1971[3]. Hace más o menos 45 años.

El uniforme no ha variado mucho desde aquella época. Para las mujeres constaba de una falda color gris, una camisa blanca, chompa gris y medias plomas. Para los hombres, un pantalón gris, una camisa una chompa y una correa. Opcionalmente, se podían colocar un poncho rojo (mujeres) o azul (hombres).

Por otro lado, el uniforme de “gimnasia” (hoy en día, buzo de educación física), para los hombres estaba compuesto de un polo blanco, pantalón corto de drill azul pastel, medias sport blancas y zapatillas de lona blanca; mientras que para las mujeres se reemplazaba el pantalón con una falda-pantalón blanca.

Además, en el mismo Reglamento del Uniforme Escolar del Ministerio de Educación se indicaba que el uso era obligatorio para asistir a clases, así como a los actos y ceremonias oficiales. Además, amenazaban al estudiante imprudente (y a sus padres) al ordenar que estaba “terminantemente prohibido alterar las formas y colores y dimensiones de las prendas, y usar otros no contempladas en el Reglamento”.[4]

Esta oficialización duró alrededor de 30 años, y en los 90 estas  normas se “flexibilizaron” al punto de que ya se podían volver a ver a colegiales (particulares) con uniformes y colores propios, pero manteniendo la norma de falda para las mujeres y pantalón para los hombres. [5]

El colegio como asidero de micromachismos

Luego de exponer un poco la historia del uniforme escolar, me centraré en dos puntos que visibilizan el machismo detrás de este. Básicamente son dos: las limitaciones de usar falda para jugar y hacer deporte, y la objetivización de la mujer a través de la erotización del uniforme escolar.

Antes de continuar, quiero dejar claro a qué me refiero con micromachismos:

«Luis Bonino Méndez denomina micromachismo a una práctica de violencia en la vida cotidiana que sería tan sutil que pasaría desapercibida pero que reflejaría y perpetuaría las actitudes machistas y la desigualdad de las mujeres respecto a los varones. Comprende un amplio abanico de maniobras interpersonales y se señala como la base y caldo de cultivo de las demás formas de la violencia de género o violencia machista: maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico. Se trataría además de prácticas legitimadas por el entorno social, en contraste con otras formas de violencia machista denunciadas y condenadas habitualmente»[6]

Las limitaciones de usar falda

Evidentemente, durante el recreo, el patio es tomado mayoritariamente por los niños que juegan fútbol. Según la Guía de recursos sobre coeducación y espacio, el uso de este está condicionado básicamente por dos elementos. El primero se refiere a la socialización y educación que mujeres y hombres reciben desde que nacen. Así, a los hombres se les anima a moverse más, a ocupar más espacio y a realizar actividades que requieren más movimiento; mientras que a las mujeres se las incita a ser más pasivas, menos agresivas y a realizar actividades que no requieran mucho movimiento o esfuerzo físico. Todo ello también condiciona el desarrollo de sus capacidades y su comportamiento.

El segundo elemento, se relaciona a la manera en la que está diseñado el espacio. Volviendo a la escuela, si el espacio del recreo está ocupado en su mayoría por un campo de fútbol, lo limitamos a un tipo de actividad realizada mayoritariamente por los niños. Además, al dar al fútbol tal centralidad, se dejan de valorar otras actividades (por ejemplo, las que realizan las niñas – y niños que no juegan fútbol-) y se las excluye de un espacio socialmente muy valorado.

A estos dos elementos mencionados, agrego el tema de este artículo como agravante: el uniforme escolar. Básicamente, si a una alumna le interesa jugar fútbol –o cualquier otro deporte que se practique en la escuela-, se le hará mucho más difícil jugarlo en el recreo si cuatro de los cinco días de escuela está usando falda; y no necesariamente porque sea más incómoda para jugar, sino porque está socialmente vetada para esto.

Erotización del uniforme escolar femenino

A penas 7 años después de la oficialización del uniforme escolar, aparece la telenovela “Aventuras prohibidas” con Pilar Brescia, “sex symbol” de la época vistiendo la típica blusa blanca, tirantes y falda ploma. Años después, y mucho más sutil por ser de un instituto y no de un colegio, aparece Carmín. Allí una casi adolescente se enamora de su profesor y no es difícil recordar una de las escenas más conocidas (y más repetidas por los medios) donde Fiorella (Patricia Pereyra) se levanta la falda para dejar que su profesor vea sus muslos en un intento de seducirlo.

Foto: locoretro.com
Foto: locoretro.com

Un poco más contemporánea, encontramos a “Torbellino” donde Germán Arrese (Santiago Maguill) interpreta a un joven profesor de música que es seducido por varias de las alumnas de un instituto, que usan uniforme. Por último, encontramos la telenovela mexicana “Rebelde way” donde el uniforme es también parte de la indumentaria de seducción de las chicas a profesores o sus compañeros.

No es mi intención hacer un artículo moralizador en este punto, pero sí sembrar una semilla de duda ante esta normalización de la erotización del uniforme escolar en los medios de comunicación. En esta línea, mientras escribía el artículo, conversaba con compañeras (entre 25 y 35 años de edad) sobre sus experiencias con el uniforme escolar. La respuesta “contestataria” común era un orgullo extraño por no usar la falda debajo de las rodillas, como lo indicaban las normas en la escuela, si no “subírsela” dejando descubiertos los muslos: “No quería parecer una monja”, “La minifalda estaba de moda”, “Se veía sexy”.

Entonces, encontramos un patrón de “rebeldía” frente al uso de la falda en las escuelas y planteo dos hipótesis al respecto (y espero opiniones). 1) Con la falda no hay mucha opción para “jugar” de otra manera. Quiero decir, no puedes trepar árboles, jugar fútbol o arriesgarte a correr, caer y que se te vea la ropa interior. Entonces, la única manera de “rebelarse” y “jugar” es usar la falda de manera contraria a la norma y “subírtela”; y 2) Se normaliza a la niña-adolescente como ser sexual y por consecuencia –dada la posición de vulnerabilidad de la mujer- en un ser violable.

Sé que es inocente de mi parte insinuar que el cambio de la norma en relación al uniforme escolar reduciría las cifras de violencia hacia la mujer,  pero estoy convencida de que tener al menos la opción de decidir qué usar permitiría que empiecen a tomar decisiones en relación a qué quieren mostrar de su cuerpo y qué no, a pensar en qué prenda es más cómoda para lo que desean hacer, a conquistar espacios en los que antes estaban relegadas (sin ser conscientes de ello), en fin, a ver a los hombres como iguales y no desde una posición de vulnerabilidad o con restricciones sociales.

Lima, 06 de junio de 2016

 

 

[1] Uniforme escolar. Consultado en Wikipedia, la enciclopedia libre, el 30 de junio de 2016. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Uniforme_escolar.
[2] Estas disposiciones se oficializaron días después, el 3 de diciembre de 1970, cuando el Gobierno militar expidió la Resolución Directoral N° 953-IC-DGI-70, en la que se establecieron puntualmente las normas técnicas e industriales del uniforme estudiantil (Fuente: http://www.arkivperu.com/uniforme-escolar-unico-1971/).
[3] Artículo: El uniforme escolar “gris rata” nació hace 40 años. Consultado en El comercio.pe, el 30 de junio de 2016. Link: http://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2010/11/el-uniforme-escolar-gris-rata.
[4] Artículo: El uniforme escolar “gris rata” nació hace 40 años. Consultado en El comercio.pe, el 30 de junio de 2016. Link: http://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2010/11/el-uniforme-escolar-gris-rata
[5] art. cit.
[6] Micromachismo. En: Wikipedia, la enciclopedia libre. Link: https://es.wikipedia.org/wiki/Micromachismo

Lizbeth Pasco Carmona
Psicóloga especialista en diversidad, equidad e inclusión en espacios educativos y alumni de Enseña Perú. Actualmente coordina el Programa de Becas del Colegio Roosevelt. Trabajó diseñando estándares docentes en la Dirección de Formación Docente en Servicio, y en la Dirección de Evaluación Docente (MINEDU). Ha planificado, ejecutado y evaluado proyectos de acompañamiento, capacitación, clima y cultura para ONGs, empresas e instituciones públicas. Además, ha desarrollado proyectos de lectura, escritura y expresión oral para mejorar habilidades personales e interpersonales de adolescentes.