Úrsula Luna Victoria Kuon | EDUCACCIÓN
Hoy, la mayoría de nosotros nos encontramos en casa para cuidar no solo nuestra salud y la de nuestra familia, sino la de todos los peruanos. Estar en casa 24/7 puede ser un privilegio para algunos (tiempo para descansar, jugar con los hijos, estar en familia), pero para otros no.
¿Qué podemos hacer frente a esta situación, sobre todo cuando en casa tenemos a una niña o niño pequeño al cual acompañar? ¿Cuáles deben ser nuestras prioridades? ¿Qué podemos hacer frente a los cambios de ánimo o de conductas de nuestros hijos?
Durante este tiempo de confinamiento en casa, es normal que observemos algunos cambios en los niños, puede que estén más inquietos o quizá más callados; más alegres, o quizá más molestos; más distraídos o quizá más enfocados; más aburridos o quizá más creativos… con esto queremos decir que estos cambios son comprensibles por el contexto, sin embargo, debemos estar muy atentos. Lo que no debe pasar es que seamos indiferentes y no le demos la debida importancia a lo que sienten, expresan o comunican a través de estos comportamientos. Lo necesario, es que atendamos sus demandas con cariño, buena disposición y paciencia.
Lo primero y más importante es que los niños y las niñas de nuestro hogar, sientan que los queremos, que entendemos sus emociones y qué estamos ahí, junto a ellos, para protegerlos a pesar de todo. Sentir que hay alguien que nos entiende ya produce alivio, y eso es precisamente lo que los más pequeños requieren de nosotros hoy, que respondamos a sus preguntas, calmemos sus angustias y los animemos a seguir haciendo las cosas que disfrutan, pero esta vez dentro de casa.
1) Escúchalos y conversa con ellos. Las niñas y los niños son curiosos por naturaleza y hoy se deben estar haciendo muchas preguntas, algunas vinculadas al COVID-19, otras sobre asuntos cotidianos, cosas que ven, que escuchan, que piensan e imaginan.
Todo lo que te diga es valioso y merece ser escuchado y atendido. No inventes explicaciones que no conoces, ni cambies la verdad, lo que sí es importante es que te asegures de que lo que le digas, sea suficiente para responder a sus dudas y lo hagas en un lenguaje simple.
2) Acompáñalos y deja que te acompañen. Quizá lo más valioso de estar todos juntos en casa, es estar físicamente y emocionalmente presentes cuando ellos y ellas lo requieren, cuando te llaman porque descubrieron algo nuevo o porque escucharon algo que los asusta y necesitan de ti. Mientras más pequeños son, necesitan que permanezcas más cerca de ellos, mientras comen, se bañan, o para contarles una historia bonita antes de dormir. Son esos momentos de interacción donde la cercanía física acerca también los corazones, al escucharlos con atención mientras los miras a los ojos. Estas interacciones de calidad les permiten luego desenvolverse con seguridad mientras juegan o enfrentan alguna nueva situación.
3) Dale valor a lo cotidiano. Los niños y las niñas juegan todo el tiempo, en todo lugar y casi, casi con cualquier objeto que llame su atención o tengan a la mano. Así, desde su curiosidad se aproximan al mundo de los objetos para entender la relación entre ellos. Así pues, entendamos de una vez, que las niñas y los niños aprenden de la vida y cómo desenvolverse en ella, a través de vivirla. Es decir, de sus juegos: cuando acunan a su muñeca, o juegan a darle de comer, cuando se bañan y descubren que algunos de sus juguetes flotan y los más pesados se hunden, cuando ponen la mesa y tienen que contar cuántos platos alistar o cuántas servilletas repartir, cuando toca compartir su última galleta y la tiene que dividir en 2, 3 o más pedazos. Así no solo aprenden a solidarizarse y compartir, también se aproximan a las matemáticas, por ejemplo.
Cualquier situación cotidiana permite compartir y aprender, los unos de los otros. Hagamos más con ellos y ellas, involucrémoslos en acciones cotidianas, en el cuidado de la casa y su organización, empezando por sus juguetes u objetos significativos, así asumirán pequeñas responsabilidades con autonomía y contribuirán al bien común.
Estas actividades diarias, a las que normalmente no les prestamos gran atención, también pueden ser escenarios ideales para interminables conversaciones, risas, juegos y mucho aprendizaje.
Lima, 6 de marzo de 2020