Edición 58

El valor de lo cotidiano

Cómo afrontar en casa las 24 horas de los siete días de la semana con niñas y niños pequeños, en tiempos del COVID-19

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Úrsula Luna Victoria Kuon | EDUCACCIÓN

Hoy, la mayoría de nosotros nos encontramos en casa para cuidar no solo nuestra salud y la de nuestra familia, sino la de todos los peruanos. Estar en casa 24/7 puede ser un privilegio para algunos (tiempo para descansar, jugar con los hijos, estar en familia), pero para otros no.

¿Qué podemos hacer frente a esta situación, sobre todo cuando en casa tenemos a una niña o niño pequeño al cual acompañar? ¿Cuáles deben ser nuestras prioridades? ¿Qué podemos hacer frente a los cambios de ánimo o de conductas de nuestros hijos?

Durante este tiempo de confinamiento en casa, es normal que observemos algunos cambios en los niños, puede que estén más inquietos o quizá más callados; más alegres, o quizá más molestos; más distraídos o quizá más enfocados; más aburridos o quizá más creativos… con esto queremos decir que estos cambios son comprensibles por el contexto, sin embargo, debemos estar muy atentos. Lo que no debe pasar es que seamos indiferentes y no le demos la debida importancia a lo que sienten, expresan o comunican a través de estos comportamientos. Lo necesario, es que atendamos sus demandas con cariño, buena disposición y paciencia.

Lo primero y más importante es que los niños y las niñas de nuestro hogar, sientan que los queremos, que entendemos sus emociones y qué estamos ahí, junto a ellos, para protegerlos a pesar de todo. Sentir que hay alguien que nos entiende ya produce alivio, y eso es precisamente lo que los más pequeños requieren de nosotros hoy, que respondamos a sus preguntas, calmemos sus angustias y los animemos a seguir haciendo las cosas que disfrutan, pero esta vez dentro de casa.

1) Escúchalos y conversa con ellos. Las niñas y los niños son curiosos por naturaleza y hoy se deben estar haciendo muchas preguntas, algunas vinculadas al COVID-19, otras sobre asuntos cotidianos, cosas que ven, que escuchan, que piensan e imaginan.

Todo lo que te diga es valioso y merece ser escuchado y atendido. No inventes explicaciones que no conoces, ni cambies la verdad, lo que sí es importante es que te asegures de que lo que le digas, sea suficiente para responder a sus dudas y lo hagas en un lenguaje simple.

2) Acompáñalos y deja que te acompañen. Quizá lo más valioso de estar todos juntos en casa, es estar físicamente y emocionalmente presentes cuando ellos y ellas lo requieren, cuando te llaman porque descubrieron algo nuevo o porque escucharon algo que los asusta y necesitan de ti. Mientras más pequeños son, necesitan que permanezcas más cerca de ellos, mientras comen, se bañan, o para contarles una historia bonita antes de dormir. Son esos momentos de interacción donde la cercanía física acerca también los corazones, al escucharlos con atención mientras los miras a los ojos. Estas interacciones de calidad les permiten luego desenvolverse con seguridad mientras juegan o enfrentan alguna nueva situación.

3) Dale valor a lo cotidiano. Los niños y las niñas juegan todo el tiempo, en todo lugar y casi, casi con cualquier objeto que llame su atención o tengan a la mano. Así, desde su curiosidad se aproximan al mundo de los objetos para entender la relación entre ellos. Así pues, entendamos de una vez, que las niñas y los niños aprenden de la vida y cómo desenvolverse en ella, a través de vivirla. Es decir, de sus juegos: cuando acunan a su muñeca, o juegan a darle de comer, cuando se bañan y descubren que algunos de sus juguetes flotan y los más pesados se hunden, cuando ponen la mesa y tienen que contar cuántos platos alistar o cuántas servilletas repartir, cuando toca compartir su última galleta y la tiene que dividir en 2, 3 o más pedazos. Así no solo aprenden a solidarizarse y compartir, también se aproximan a las matemáticas, por ejemplo.

Cualquier situación cotidiana permite compartir y aprender, los unos de los otros.  Hagamos más con ellos y ellas, involucrémoslos en acciones cotidianas, en el cuidado de la casa y su organización, empezando por sus juguetes u objetos significativos, así asumirán pequeñas responsabilidades con autonomía y contribuirán al bien común.

Estas actividades diarias, a las que normalmente no les prestamos gran atención, también pueden ser escenarios ideales para interminables conversaciones, risas, juegos y mucho aprendizaje.

Lima, 6 de marzo de 2020

Ursula Luna Victoria Kuon
Docente de Educación Inicial por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y psicomotricista formada en la práctica psicomotriz Aucouturier, ex docente en el Colegio Trener de Monterrico. Editora de libros para niños. Es actualmente Directora de la Dirección de Educación Inicial del Ministerio de Educación del Perú y docente de la Carrera de Educación y Gestión del Aprendizaje de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).