David Benítez | EDUCACCIÓN
Las competencias transversales en la educación formal son un elemento relativamente nuevo en las políticas curriculares. Responden a la necesidad de actualizar los sistemas educativos en terrenos que se han identificado imprescindibles para materializar de manera efectiva la calidad de la educación como derecho. La calidad de la educación es un concepto que ha evolucionado históricamente y considera la formación de las personas no solo en aspectos relativos al trabajo, sino que abarca competencias y aprendizajes relacionados con la formación de ciudadanos y personas en aras de la construcción de una sociedad más justa, democrática y equitativa.
El enfoque de género para construir una sociedad sustantivamente igualitaria entre hombres y mujeres, y las habilidades socioemocionales enfocados en capacidades que brinden la posibilidad de interactuar con un mundo globalizado, cambiante y complejo aparecen con fuerza en los sistemas educativos. Por tanto, se necesita saber que tanto y hasta qué punto el aterrizaje de estos componentes curriculares se produce en las escuelas como valoración del cumplimiento de las políticas y objetivos orientadas a materializar la calidad educativa en sus dimensiones de equidad, pertinencia y relevancia.
El objeto de la evaluación que realizamos en el marco del del programa de formación de Evaluación en Educación del IIPE UNESCO de Buenos Aires, y que puede descargar aquí, es determinar la apropiación de las instituciones educativas en el uso y desarrollo de dos aspectos transversales del currículo nacional peruano que están íntimamente relacionados, el enfoque de género y las competencias socioemocionales en las Instituciones Escolares tanto urbanas como rurales de secundaria alta. El marco de las variables a evaluar se fundamenta sobre la base del Currículo Nacional como política que determina las competencias y los contenidos de los estudiantes en todos los niveles de la educación básica.
El hecho de evaluar las dos competencias transversales en conjunto se deriva del principio que el desarrollo de competencias socioemocionales hace parte de la educación con enfoque de género y viceversa en una lógica retroalimentativa. Formar niños, niñas y jóvenes en relaciones de género no jerárquicas e igualitarias está estrechamente relacionado con la construcción de personas responsables de sus propias vidas, que valoran la diversidad y capaces de generar relaciones positivas con las personas de su entorno.
El abordaje metodológico descansa en tres pilares: la evaluación es mixta, cuantitativa/cualitativa con una triangulación entre métodos. Las poblaciones participantes consideradas son: directivos, administrativos, docentes, estudiantes con la participación puntual de padres y madres de familia. La evaluación se aplicará antes, durante y después del año escolar en curso, con la posibilidad de establecer una práctica evaluativa en años posteriores. La evaluación es de carácter semi externa, con evaluadores externos y la participación de directivos y docentes, a través de un ejercicio de pares.
Los 3 objetivos específicos, de los que se derivan las dimensiones a evaluar, son:
- Evaluar la pertinencia de los instrumentos de la gestión institucional (Planes Estratégicos Institucionales; Planes de Gestión Curricular) en relación con la aplicación del enfoque de género y competencias socioemocionales.
- Analizar la calidad del desempeño de los docentes en relación con la aplicación del enfoque de género y competencias socioemocionales.
- Evaluar la adquisición de los aprendizajes relativos a género y habilidades socioemocionales en relación con los objetivos perseguidos por la educación nacional en las instituciones escolares.
MATRIZ DE EVALUACIÓN
*El diseño de esta evaluación corresponde el ejercicio de tesina del programa de formación de Evaluación en Educación del IIPE UNESCO de Buenos Aires, evaluado con 10 sobre 10.
Lima, 9 de diciembre de 2020
